Cuando se trata de cuidar tus lentes recetados, hay una regla muy simple cuyo cumplimiento virtualmente garantiza años de rendimiento de sus anteojos: si no están en tu cara, guárdalos en un estuche.
El problema es que en realidad nadie sigue esta regla en todo momento (tu te conoces). Si – como la mayoría de nosotros – no siempre utilizas un estuche sólido para guardar tus lentes recetados, entonces los siguientes consejos de mantenimiento y cuidado van a contribuir en gran medida a que mantengas una visión saludable.
El 1, 2, 3, 4 de la limpieza y la protección de tus lentes:
1. Manténlos limpios. Pero házlo sencillo. No te compliques. Para lavar tus anteojos recetados, los profesionales de la salud visual sugieren que frotes suavemente los lentes con tus dedos utilizando agua tibia enjabonada. Enjuágalos y sécalos con un paño limpio y suave. Así de fácil. Muchos proveedores oftalmológicos venden telas de limpieza de microfibra ultra finas y lavables a máquina que remueven la suciedad y el polvo. Consíguete una. Evita frotar tus lentes con trapos, papel facial o toallas de papel ya que los pueden rayar. Y evita definitivamente el uso de limpiadores caseros, acetona o jabones cremosos porque los productos químicos pueden dañar los armazones.
2. Un estuche resistente para guardarlos. Guarda tus lentes en un estuche resistente protector cuando no los estés utilizando para evitar que se rayen. Guardarlos adecuadamente también ayuda a mantenerlos limpios y a proteger su valioso armazón. Nunca coloques los anteojos recetados en tu bolso, bolsillo o cartera sin protección.
3. Apóyalos con cuidado. De acuerdo, no siempre utilizas el estuche. Pero al colocar tus lentes recetados en una mesa o escritorio, al menos cierra el armazón antes de apoyarlos. Colócalos siempre con el armazón hacia abajo para evitar rayar los lentes. El piso nunca es un buen lugar para dejar tus anteojos. Y cuando estés en el baño, recuerda: El lavabo o pileta o el tocador colocan a tus anteojos en una posición peligrosa. Las salpicaduras, los aerosoles y los productos cosméticos pueden manchar los lentes antes de que te des cuenta. Y lo que es peor, los tratamientos anti-reflejo (AR) pueden dañarse con los aerosoles o perfumes que usas.
4. Mantén tus anteojos sobre tu nariz, no en tu cabeza. Los anteojos recetados están diseñados para colocarse sobre tu nariz, frente a tus ojos, no sobre tu cabeza. Si los apoyas en la cabeza los armazones se pueden desalinear, haciendo que hasta los lentes más limpios pierdan su efectividad al no estar ubicados correctamente frente a tus ojos.
Con estas cuatro sencillas medidas, tus anteojos durarán un largo tiempo en condiciones óptimas para cuidar tus ojos y mejorar tu visión.
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