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Mucho se ha hablado de la importancia de realizar actividad física con regularidad y de su impacto sobre nuestra salud en general. Pero, en concreto, ¿podría el ejercicio atenuar los síntomas depresivos en niños y adolescentes? 

Una reciente revisión sistemática de la evidencia científica, publicada por la prestigiosa revista americana JAMA Pediatrics, arrojó resultados positivos al analizar 21 estudios en 2400 niños y adolescentes que presentaron una mejoraría significativa de sus síntomas depresivos al finalizar la evaluación. Este progreso se presentó prioritariamente en mayores de 13 años.

¿Qué opinan los expertos?

El Dr. Víctor Ávila, coordinador de la sección académica infantil de la Asociación Psiquiátrica Mexicana (APM) y presidente electo de la Asociación Mexicana de Psiquiatría Infantil (AMPI) opina que la información que se desprende de este metaanálisis, en conjunto con la evidencia existente en adultos, es válida y suficiente para afirmar que la actividad física brinda grandes beneficios para la salud mental de niños y adolescentes.

“Con el tiempo ha cambiado el concepto de separar la salud física de la mental. Antes se conocía la salud mental como la ausencia de una patología, hoy sabemos que hay síntomas depresivos que afectan directamente. Muchos de esos síntomas aparecen debido a malos hábitos, tales como: falta de actividad física, poca o nula interacción social, mala alimentación y falta de sueño. Por lo tanto, la actividad física, al brindar beneficios para la salud músculo esquelética, de metabolismo y peso, también incide en la salud mental” agregó Ávila.

Por su parte, el Dr. Celso Arango, jefe del Servicio de Psiquiatría del niño y el adolescente y director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, en Madrid, indicó que al tratarse de un metaanálisis, podría haber limitaciones propias de los estudios realizados, pues aunque metodológicamente están bien, la cantidad en la que se basa es pequeña. Sin embargo, los resultados coinciden con la práctica habitual y estudios previos realizados en adultos.

“El ejercicio físico moderado es un factor protector para el desarrollo de trastornos mentales como la ansiedad y la depresión. Además, una vez que se padecen estos trastornos, acelera la mejoría cuando se realiza de forma combinada con distintos tratamientos indicados con evidencia científica. Un factor a tener en cuenta, que introduce un sesgo, es que las personas con depresión que hacen deporte tienen un grado de motivación mayor, por lo tanto, no se permite inferir causalidad directa entre el deporte y la mejora en la depresión. Aun así y teniendo en cuenta que la depresión es una enfermedad de todo el cuerpo, el ejercicio físico es una ayuda importante que utilizamos los clínicos en nuestra práctica habitual con pacientes” indicó Araujo.

En este mismo contexto, JAMA Pediatrics agrega que los beneficios de la actividad física no se limitan al tratamiento de la depresión, sino que se extienden a varios dominios de la salud, tales como: psiquiátricos, neurológicos, cognitivos, somáticos y psicosociales. Por lo tanto, la combinación de estos factores puede mediar la relación entre la actividad física y la depresión.

Depresión no solo es estar triste

Según la UNICEF la depresión puede manifestarse en niños y adolescentes por períodos prolongados de infelicidad o irritabilidad. Es bastante común entre los niños mayores y los adolescentes, pero a menudo pasa desapercibido. Algunos niños pueden decir que se sienten “infelices” o “tristes”. Otros pueden decir que quieren lastimarse o incluso suicidarse. Los niños y adolescentes que experimentan depresión corren un mayor riesgo de autolesionarse, por lo que tales respuestas siempre deben tomarse en serio.

El artículo en JAMA Pediatrics agrega que la depresión es el segundo trastorno mental más común entre niños y adolescentes, con una tasa de prevalencia de 6.2% a nivel mundial y se asocia con resultados adversos graves, que incluyen dificultades sociales, mala salud mental y física e incluso el suicidio.

La incidencia de síntomas depresivos en una edad temprana predice futuros trastornos mentales, ya que se ha demostrado que hasta el 67% de los jóvenes con estos síntomas corren el riesgo de desarrollar un síndrome depresivo completo o trastornos de ansiedad en la edad adulta.

Síntomas de la depresión en niños y adolescentes

Acude a un profesional de la salud si tu hijo presenta algunas de estas señales de alerta:

  • Actitudes de aislamiento. Pasar excesivo tiempo en su habitación, sin apenas relacionarse con familia y amigos. La pandemia les ha deteriorado las relaciones personales, lo que los ha llevado a acelerar su aislamiento y comunicarse a través de las tecnologías.
  • Cambios drásticos y espontáneos de humor
  • Apatía o falta de interés en actividades a las que anteriormente dedicaban más tiempo.
  • Alteraciones en el sueño. Dormir pocas horas durante el día o no tener un horario fijo para conciliar el sueño.
  • Dietas poco saludables, con un consumo excesivo de productos procesados o picoteo entre horas.
  • Bajo rendimiento académico.
  • Síntomas físicos como dolor de estómago, cabeza o náuseas.

 

Por Lucia Rodríguez Rodríguez
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Imagen: ©Shutterstock / New Africa

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