Considera las siguientes vacunas si tienes enfermedad crónica del pulmón
Las enfermedades respiratorias crónicas (ERC) afectan las vías respiratorias y otras estructuras de los pulmones. Algunas de las más comunes son la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el asma, las enfermedades pulmonares ocupacionales y la hipertensión pulmonar. Si tienes una enfermedad pulmonar crónica, podrías estar en mayor riesgo de desarrollar una enfermedad respiratoria infecciosa severa. Por eso, es importante que revises si estás al día en algunas de tus vacunas.
Por ejemplo, de Acuerdo con la Asociación Americana del Pulmón, la neumonía neumocócica es el tipo de neumonía bacteriana más común. Causa aproximadamente 150.000 hospitalizaciones anuales sólo en los Estados Unidos. Puede suceder en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier estación. La vacuna contra la neumonía neumocócica está disponible durante todo el año para prevenir la enfermedad.
Esta vacuna se recomienda para los adultos de entre los 19 y los 64 años con ciertos problemas de salud, como el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva (EPOC), y enfermedades del corazón, y para todos los adultos de 65 años o mayores. Si no te la has puesto, habla con tu médico para ponértela cuanto antes.
Los síntomas de la neumonía neumocócica incluyen:
- Fiebre y escalofríos
- Tos
- Respiración rápida o dificultad para respirar
- Dolor de pecho
Los adultos mayores con neumonía neumocócica pueden presentar confusión o un menor estado de alerta, en lugar de los síntomas más comunes mencionados anteriormente.
Vacunas contra la neumonía neumocócica:
Hay dos tipos de vacunas que se usan en los Estados Unidos para ayudar a prevenir la enfermedad neumocócica en los adultos: vacunas conjugadas y de polisacáridos. Los CDC recomiendan la vacunación antineumocócica conjugada (PCV15 o PCV20) para todos los adultos mayores de 65 años y los adultos de 19 a 64 años con mayor riesgo de enfermedad neumocócica si nunca antes han recibido una vacuna antineumocócica conjugada. Si se usa PCV15, esto debe ir seguido de una dosis de vacuna de polisacáridos (PPSV23).
Además, debes vacunarte contra la influenza (flu o gripe) todos los años. Tener influenza puede aumentar sus posibilidades de contraer la enfermedad neumocócica.
La vacuna contra el pertusis o la tos ferina:
La segunda vacuna que recomienda la Asociación Americana del Pulmón es la vacuna contra el pertusis o la tos ferina. Esta es una enfermedad respiratoria seria que se transmite fácilmente de persona a persona. La tos ferina puede llevar a problemas de salud severos, a veces, potencialmente mortales, como la exacerbación de condiciones médicas crónicas, como el asma y la EPOC. La mejor manera de ayudar a protegerse contra la tos ferina es vacunándose. Una vacuna llamada Tdap ayuda a proteger contra el tétanos, la difteria y la tos ferina y se usa desde 2005. Si padeces de asma o EPOC, es importante hablar con tu médico acerca de vacunarte contra la tos ferina.
Los síntomas tempranos de la tos ferina:
La enfermedad generalmente comienza con síntomas parecidos a los de un resfriado, y tal vez una tos leve o fiebre. En los bebés, la tos puede ser mínima o no existir. Los bebés pueden tener un síntoma conocido como “apnea”. La apnea es una pausa en el patrón de respiración del niño. La tos ferina es más peligrosa para los bebés. Aproximadamente la mitad de los bebés menores de un año que contraen la enfermedad necesitan atención en el hospital.
Los primeros síntomas pueden durar de 1 a 2 semanas y generalmente incluyen:
- Secreción nasal
- Fiebre baja (generalmente mínima durante el curso de la enfermedad)
- Tos leve y ocasional
- Apnea: una pausa en la respiración (en los bebés)
La tos ferina en sus primeras etapas parece ser nada más que un resfriado común. Por lo tanto, los médicos a menudo no lo sospechan ni lo diagnostican hasta que aparecen los síntomas más graves.
Síntomas de la tos ferina en etapas posteriores:
Después de 1 a 2 semanas, y a medida que avanza la enfermedad, pueden aparecer los síntomas tradicionales de la tos ferina que incluyen:
- Paroxismos (ataques) de muchas toses rápidas, seguidas de un sonido agudo de “aullido”
- Vómitos (vomitar) durante o después de los ataques de tos
- Agotamiento (estar muy cansado) después de los ataques de tos
La tos ferina puede causar tos violenta y rápida, una y otra vez, hasta que el aire se va de los pulmones. Cuando no hay más aire en los pulmones, se ve obligado a inhalar con un fuerte sonido de “grito”. Esta tos extrema puede hacer que se vomite y se esté muy cansado. Aunque a menudo estás exhausto después de un ataque de tos, por lo general pareces bastante bien entre los ataques. Los ataques de tos generalmente se vuelven más comunes y graves a medida que la enfermedad continúa, y pueden ocurrir con más frecuencia durante la noche. Los ataques de tos pueden durar hasta 10 semanas o más. En China, la tos ferina se conoce como la “tos de los 100 días”.
El “grito” a menudo no está allí si tienes una enfermedad más leve (menos grave). La infección es generalmente más leve en los adolescentes y en los adultos, especialmente en aquellos que recibieron la vacuna contra la tos ferina.
Es importante saber que muchos bebés con tos ferina no tosen en absoluto. En cambio, hace que dejen de respirar y se vuelvan azules.
La recuperación de la tos ferina puede ocurrir lentamente. La tos se vuelve más leve y menos común. Sin embargo, los ataques de tos pueden regresar con otras infecciones respiratorias durante muchos meses después de que comenzó la infección de tos ferina.
La tercera vacuna que recomienda la Asociación Americana del Pulmón para todas las personas de 6 meses o mayores, y que representa la mejor manera de proteger a los niños, a la familia, a los amigos y a la comunidad de una enfermedad severa, es la vacuna contra el COVID-19. Aquí en VidaySalud.com hemos escrito sobre las diferentes vacunas disponibles. Lo importante es ponerle la serie indicada a toda la familia.
Copyright © 2022 Vida y Salud Media Group. Todos los Derechos Reservados.
Imagen: ©Shutterstock / WindNight
