Los aditivos que están presentes en algunos alimentos procesados son una preocupación para muchas familias, principalmente porque se han asociado con el desarrollo de algunas enfermedades como el cáncer o los problemas de crecimiento en los niños. Además, en un mundo que busca acercarse a comer lo más natural y saludable posible, los aditivos parecen ser el enemigo.
Los aditivos son un constante en la mayoría de los alimentos que consumimos en el siglo XXI. Especialmente los procesados, que son los que encontramos mayoritariamente en los supermercados, envasados y medio cocinados, que son los que también llevan más conservantes y otras sustancias que los hacen resultar más apetitosos. Nuestra falta de tiempo, así como la intención de disfrutar al máximo de aquello que comemos nos ha llevado a consumir cada vez más este tipo de productos.
Marina Campos, tecnóloga en alimentos lo define así: “un aditivo es una sustancia natural o sintética que se añade a un alimento para cumplir con una función concreta: principalmente para alargar la vida útil del producto, mejorar su seguridad, dar aroma, color y/o textura”.
Un ejemplo de estos aditivos, son los edulcorantes (o endulzantes), que a primera vista nos entrega todos los beneficios dulces del azúcar, sin lo negativo cuando consumimos de más. Pero, detrás de los edulcorantes nos encontramos con que un consumo mayor al recomendado puede traer efectos que no se conocen en su totalidad.
Existe otro aditivo: los Nitratos y Nitritos. Son muy utilizados para alargar la vida útil de los alimentos y dando la coloración rosada en diversos embutidos y carnes procesadas. Que aparecen en forma de Nitrato de Sodio. Este producto se encuentra de manera natural (aunque se puede producir en un laboratorio) en vegetales como la espinaca y la betarraga -también conocida como betabel o remolacha- en altas cantidades.
Los aditivos y la diabetes
En el equipo de investigación de Epistemología Nutricional de la Universidad de Sorbonne en París, Francia, liderado por el Dr. Bernard Sroud, quisieron reconocer los efectos positivos y negativos de este aditivo de la comida. Analizaron datos de más de 100 mil participantes en un estudio voluntario de largo recorrido (iniciado en 2009) que busca relacionar la nutrición con la salud. En la muestra están representados todos los segmentos de edad a partir de los 15 años y el 80% eran mujeres.
Los principales hallazgos fueron que:
- La principal fuente del nitrito y nitrato provenía de los alimentos: vegetales, algunos polvos sazonadores y las carnes procesadas
- No hay ningún efecto positivo en el uso de este aditivo para proteger de la diabetes tipo 2, como se creía previamente
- Ademas, se encontró que sí hay un alto riesgo de diabetes tipo 2 si se consumen en altas cantidades el nitrato de sodio (igual a 100 gramos diarios de espinaca o 300 gramos de carne procesada, por ejemplo). Pero no pudieron especificar sí una o todas las fuentes de este aditivo influyen
De acuerdo al autor “estos resultados proporcionan una nueva evidencia en el contexto de la actual discusión para reducir los aditivos de nitrito que se usan en las carnes procesadas por la industria alimentaria”. Además, agrega que “es el primer estudio a gran escala que encuentra esta asociación”. Pero dejan en claro que aún se deben validar estos resultados en otros lugares del mundo y con otros grupos de personas.
Hay aditivos y aditivos
Este hallazgo se suma a las alarmas levantadas por la comunidad científica relacionadas con el desconocimiento que en muchas ocasiones se tiene del efecto de los aditivos a largo plazo. Actualmente hay ingredientes que ya no se pueden utilizar o que su consumo está muy reducido por asociarse con enfermedades:
- Propensión al cáncer
- Hiperactividad
- Se pueden acumular en el sistema renal
- Defectos en el embarazo
- Efecto en el sistema nervioso
Lo más importante es intentar conocer los ingredientes que consumimos. Por supuesto que las agencias de salud de cada país están constantemente monitorizando los alimentos para reducir los riesgos. “Tenemos que intentar preparar nuestros propios alimentos- señala Maite Bahamondes, licenciada en Nutrición- y así reducimos los alimentos ultra procesados que de otra manera los consumiríamos”.
Por último, recordemos que hay aditivos naturales que son totalmente inofensivos, como la clorofila y otros colorantes que provienen de las plantas. Así como otros artificiales, como el ácido sórbico que es un conservante o el ácido ascórbico que es un antioxidante. Todo está en mirar y conocer nuestros alimentos.
Por Carlos Diego Ibáñez
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