Cuando estás haciendo dieta porque quieres bajar de peso, o simplemente cuando quieres aprender a comer sanamente es cuando más consciente debes estar de los alimentos y bebidas que consumes. Sin embargo, hay algunos que parecen ser buenos para tus propósitos y tu salud en general o se anuncian como alimentos saludables, pero pueden ser una trampa de calorías, azúcares y grasa. Acá te contamos más acerca de algunos alimentos y bebidas que no le hacen bien a tu dieta, y en lugar de ayudarte a bajar de peso, pueden incluso, agregarte libras de más.
¡Qué ganas tienes de perder peso y de aprender a comer sanamente! Con todo el entusiasmo, empiezas una dieta, haces un plan de ejercicios y de repente, a los cuantos meses, no ves los resultados que esperabas. ¿Qué pasó? Tal vez hay algo que no estés haciendo bien. Tal vez te estés dejando engañar por los beneficios aparentes de ciertos “alimentos saludables”. ¡Ten cuidado! Una ensalada puede ser a veces tan perjudicial como una hamburguesa pequeña. Si quieres de verdad aprender a comer mejor, mantén los ojos bien abiertos ante estas comidas y bebidas engañosas:
• Batidos o “smoothies” de frutas
Las frutas son sanas cuando son frescas. Los concentrados de frutas que tienen mucha azúcar añadida, son los que se usan por lo general para hacer estos batidos que contienen hasta 80 gramos de azúcar, 350 calorías y nada de proteína. Si además tienen helado y otros edulcorantes, son una receta para el fracaso de cualquier dieta. Sólo porque ves “frutas” no te confíes. Averigua si es hecho de frutas frescas de verdad (que te las muestren) y pide que te las mezclen con leche descremada o yogurt bajo en grasa. Y el tamaño también cuenta.
• Ensalada César
Esta es la reina del engaño en cuanto a ensaladas se refiere. Tal vez hayas pensado que al pedir en el restaurante una ensalada César en lugar de una hamburguesa con papas fritas, estabas haciendo algo muy bueno para tu salud y para tu figura. Pero la realidad es que esta ensalada no es sana, aunque sea ensalada. ¿La razón? Los pedacitos de pan tostado, el queso y por supuesto, el aderezo. Una pequeña porción de esta ensalada contiene hasta 400 calorías y 30 gramos de grasa. En algunos lugares de Estados Unidos (como Chili’s) la ensalada César puede llegar a tener la cuantiosa suma de 1,000 calorías y 70 gramos de grasa. ¡Un horror! Por eso, no te confíes. Que tenga lechuga, no garantiza que es buena y ni que es baja en calorías.
• Té helado
Aunque suene como una mejor alternativa que las sodas y las sodas de dieta, el té helado en realidad puede estar cargado de azúcar. Una botella de 20 onzas contiene más de 200 calorías y 59 gramos de azúcar. Elige el té natural y sin dulce, o dale un toque de sabor con limón. De esa manera, no saboteará tu dieta.
• Burrito de pollo
Suena mejor que el de carne, porque la carne roja tiene mala fama para la salud. Además, viene con fríjoles, que son sanos. Sin embargo, no es tan inofensivo como parece. Un burrito de pollo puede tener hasta 1,000 calorías y una dosis alta de grasa saturada, además del queso, la crema agria, y la grasa de la tortilla de harina. Y además, por lo general, los burritos son grandes, muy grandes, y eso no favorece para nada el tema de cuidar las porciones. ¿Un consejo? Compártelo o decídete por una fajita con vegetales y tortillas de maíz. La cantidad en las salsas que se consumen también es clave para lograr un platillo que no te proporcione tantas calorías.
• Agua con vitaminas
Está de moda que muchas marcas de agua saquen su producto con vitaminas. Pero además de que les agregan vitaminas, algunas les agregan también demasiada azúcar, así que el agua pierde su encanto. De cero calorías puede pasar a más de 100. Si te gusta que tu agua tenga sabor, usa agua común y agrégale limón o unas gotas de otro jugo de fruta. No te confíes: el agua con vitaminas puede agregarte muchas calorías.
La lista puede ser más larga. La clave es que siempre, ante cualquier alimento que diga “light” o ligero, leas las etiquetas y te asegures de que no tienen demasiada azúcar o grasas perjudiciales (grasas saturadas, grasas trans). No creas en todo lo que dicen las etiquetas de muchos “alimentos saludables” a simple vista o los que promueven los restaurantes de comidas rápidas. ¡Que no te den gato por liebre!
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