Cuando el reloj marque las doce esta noche, junto con el brindis por el año que comienza, millones de personas se propondrán metas para esos próximos doce meses: desde cambiar de empleo, terminar una carrera, comprar una casa, hasta vivir de una forma más sencilla y saludable. Junto con mis deseos de que este año sea venturoso y feliz para ti y toda tu familia, te propongo un proyecto importante y completamente factible: alimentarte mejor. ¿No tienes idea de cómo empezar? Sigue estos consejos y verás que es fácil.
Con un nuevo año por delante, el mejor regalo que puedes hacerte a ti y a tu familia es mejorar tu alimentación. Es también la mejor inversión que puedes hacer en tu salud. Si el año pasado te acostumbraste a la comida rápida y a comer a deshora, es el momento de hacer un cambio. Poco a poco, ve estableciendo pequeños cambios que van a tener grandes resultados en tu peso, tu figura, tu nivel de energía y bienestar general. Pon en práctica los siguientes consejos:
1. Un nuevo comienzo…. Implica un poco de reflexión y de valentía para admitir en qué nos estamos equivocando. ¿Tu talón de Aquiles son las sodas o los chocolates? ¿Los postres o las papitas? Lo mejor es desaparecerlos de la vista ¡y del estómago! Para empezar, te sugiero revisar la alacena. Elimina todo lo viejo, atrasado, los paquetes abiertos y con el contenido endurecido, además de todas las chucherías que solamente aportan calorías vacías (que no son nutritivas). Con menos tentaciones y más orden en la alacena, se te hará más fácil preparar los menús aprovechando lo que ya tienes, y ahorrar en tu próxima compra en el supermercado, porque ahora sí sabes lo que te hace falta.
2. Un poco de disciplina viene bien. Una lista de lo que necesitas para las comidas de cada semana, evitará que compres por impulso, porque el producto esté en oferta o te resulte apetitoso. Detente a leer las etiquetas para determinar si ese alimento te conviene o no: es posible que contenga demasiada azúcar, o sodio (sal), o grasa.
3. Inspírate en el Mediterráneo. Las Islas Griegas, la Riviera Francesa o el Sur de España son lugares fantásticos para pasar unas vacaciones de ensueño. Pero en realidad, te aconsejo que sigas el estilo alimenticio de esa cuenca marítima, la famosa dieta mediterránea, rica en pescado, carne magra, frutas, vegetales y aceite de oliva. Como verás en los artículos de Vida y Salud que te doy de ejemplo, no se trata de una dieta en sí, sino de todo un estilo de vida, favorable a tu corazón y al control del exceso de peso.
4. Planifica tres comidas básicas y no te saltes el desayuno. Comer desorganizadamente y sin horario fijo está bien para un par de días, pero no como norma. Planea comidas nutritivas que puedas preparar en casa, para que seas tú quien tenga el control de los ingredientes y la seguridad del método de preparación. No ignoren la importancia del desayuno, aunque se despierten con poco apetito. Es muy importante desayunar antes de ir a la escuela y/o al trabajo y sólo es cuestión de despertarse unos minutos antes. Los estudios demuestran la importancia de un buen desayuno para comenzar el día llenos de energía. Y si el desayuno es alto en proteínas (como las del huevo, por ejemplo), te hará sentir más satisfecha(o) hasta que llegue el almuerzo.
5. Usa tu imaginación. ¿Te gusta cocinar? Perfecto, ya tienes la mitad de la batalla ganada, porque lo único que tendrás que hacer es incorporar más alimentos saludables, como frutas y verduras, en formas que resulten novedosas y apetecibles. ¿Y si la cocina no es tu fuerte? ¡Ánimo! Hay libros de cocina, programas de televisión y revistas especializadas que puedes usar como guía para que el brócoli, la zanahoria y el apio se transformen en deliciosos acompañantes. Y tampoco viene mal salirse de la rutina de todos los días y explorar alimentos diferentes, como la chia o la quinoa (quinua) que aportan elementos nutritivos y variedad a las comidas.
6. Sirve menos carne roja. Varios estudios recientes relacionan a las carnes rojas y procesadas con mayor riesgo de desarrollar enfermedades del corazón y cáncer. No tienes por qué eliminarlas totalmente, pero sí combinarlas con otros tipos de carnes, como el pollo, el pavo o altérnala con el pescado. Estos últimos, especialmente si son del grupo de los pescados grasos o azules, que son ricos en omega 3, un tipo de ácido graso esencial que sí beneficia al corazón al disminuir el depósito de colesterol o placa en las arterias.
7. Evita la comida rápida o chatarra. Ya se sabe que de vez en cuando visitar un restaurante de comida rápida nos resulta conveniente y a los niños les encanta. Pero la comida chatarra contribuye a aumentar la epidemia de obesidad que padecemos por el exceso de calorías que contiene. De nuevo, el objetivo es reducir tu consumo actual y sustituir esos cortes de pizza, y hamburguesas bañadas en queso por comidas más ligeras y nutritivas preparadas en casa. Siempre que puedas.
8. Sustituye los refrescos y sodas por agua. Por el alto contenido de azúcar, añaden grandes cantidades de calorías vacías (que no son nutritivas) a la dieta. Lo mejor es sustituirlas por agua. Reducir su consumo es difícil, sobre para los niños que están acostumbrados, pero es importante. Lo mejor es no tener refrescos o sodas en la casa.
9. Compra más productos frescos y del área. ¿Qué se produce en el lugar que vives? Si resides en o cerca de una zona agrícola, tendrás más acceso a frutas y verduras que no tienen que viajar distancias enormes para llegar al consumidor. De igual forma si vives en una zona costera, podrás obtener pescados y mariscos más frescos y por mejor precio. Aprovecha las ofertas de los mercados campesinos y sácale partido a los productos de la estación, como las frutas, para que puedas añadir calidad sin perjudicar el presupuesto familiar.
10. Dale importancia a las comidas y a las reuniones familiares. La familia reunida alrededor de la mesa es una tradición hermosa que para nosotros los latinos resulta fundamental. Protégela porque cada vez se va abandonando más por el estilo de vida que llevamos. Comer en familia es una forma de compartir, no solamente los alimentos, sino la presencia y la charla de los comensales. Apaga la televisión, pon a un lado los teléfonos celulares, para que ese tiempo sirva para alimentarlos física y emocionalmente, para dejar atrás los problemas y el estrés y confirmar que no hay un lugar más acogedor y más lindo que nuestro hogar.
Tienes todo un nuevo año por delante. Que todos tus sueños y metas se cumplan, pero cualquiera que éstos sean, tu salud es vital para que puedas llevarlos a cabo y disfrutarlos. Si te propones cambios positivos en tu dieta, verás como tu salud también mejora. ¡Adelante!
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