Si el niño se queja de que se aburre en las clases de violín, ¡tú insiste en que las siga aprovechando! Hay una razón importante para hacerlo. Los científicos han encontrado una relación significativa entre el aprendizaje musical y el desarrollo cerebral. Esto significa que, no importa el instrumento que el niño quiera tocar (ya sea el piano, el violín, la guitarra o las maracas), es importante que lo estimules a seguir haciéndolo, pues con ello se fortalece su talento artístico y su salud mental.
Desde hace algún tiempo se sabía que el aprendizaje musical estaba relacionado de algún modo al desarrollo cerebral de los niños, pero ahora tres estudios recientes lo confirman. De hecho, algunos científicos hasta aseguran que el aprendizaje musical no sólo influye en el funcionamiento del cerebro, sino además en su estructura.
Mejorar cómo se procesa la información de varios sentidos a la vez, fomentar la conectividad entre las partes del cerebro asociadas con la creatividad y la improvisación y ayudar de mejor manera en el desarrollo del cerebro, son sólo algunos de los beneficios del aprendizaje musical en los niños menores de 7 años. Así lo indicaron varios grupos de científicos, al presentar una serie de estudios en la reunión anual del 2013 de la Sociedad de Neurociencia en San Diego.
Uno de los estudios que presentaron, que fue realizado por unos investigadores canadienses, les pidió a los músicos y a las personas que no eran músicos que respondieran al mismo tiempo a sensaciones que se les daban en el oído y el tacto. O sea, mientras recibían un estímulo táctil, se le administraban simultáneamente dos sonidos. El objetivo era crear la ilusión perceptual de que la persona en realidad había recibido dos sensaciones en el tacto.
“Los músicos pudieron ignorar los estímulos auditivos y sólo reportar los que sentían en el tacto”, comentó Julie Roy, de la Universidad de Montreal, la entidad que condujo ese estudio. Roy agregó que es una evidencia sólida de cómo los músicos tienen mejor capacidad de procesar información de más de un sentido a la vez.
Esto no les causó sorpresa a los investigadores, quienes creían que los músicos responderían así. Piensan que se debe a que los músicos están acostumbrados a mantener su atención en diferentes campos a la vez: a tocar su instrumento musical, a leer la partitura (las notas) y a escuchar los tonos que producen.
Otro estudio sobre el aprendizaje musical y el desarrollo del cerebro, liderado por Yunxin Wang del Laboratorio Estatal Key de Neurociencia Cognitiva y Aprendizaje de la Universidad Normal de Pekín, demostró el impacto que tiene el aprendizaje musical en la estructura cerebral. Para este estudio, los científicos, realizaron escáneres cerebrales de 48 adultos chinos que tenían entre 19 y 21 años de edad que habían estudiado música en la niñez.
Los investigadores descubrieron que las regiones cerebrales relacionadas con el oído y la autoconsciencia parecían ser más grandes en aquellos que comenzaron a estudiar música antes de los 7 años de edad. Esas áreas tendían a tener una corteza, la capa externa del cerebro, más gruesa.
Un tercer estudio presentado en esa convención, reveló que los circuitos cerebrales pueden ser reformados por el entrenamiento musical. El estudio, para el cual se tomaron imágenes de resonancia magnética (o IRM) de 39 pianistas, demostró que los pianistas más experimentados demostraron una mayor conectividad entre tres regiones importantes del lóbulo frontal.
Aunque los resultados de estos estudios no se han dado conocer oficialmente en publicaciones médicas, ya muchos ven sus beneficios. No solamente en el aprendizaje de los niños sanos, también en los niños con discapacidades, pues parte de estos descubrimientos indican que el entrenamiento con un instrumento musical puede afectar al cerebro de formas profundas, que podrían resultar útiles tanto en la educación como en la terapia de niños con desafíos especiales.
Y hay algo más. Una edición de la revista Journal of Neuroscience, asegura que los beneficios del aprendizaje musical pueden durar toda una vida. La publicación cita un estudio con 44 adultos de entre 55 y 76 años de edad que habían estudiado música de niños.
En esta investigación, los participantes escucharon grabaciones habladas mientras se les medía la actividad eléctrica en el tronco cerebral auditivo, la región del cerebro que procesa el sonido. El resultado fue que, mientras más años había pasado una persona tocando instrumentos en la niñez, más rápido respondía su cerebro al sonido del habla.
“El hecho de que el entrenamiento musical en la niñez afectara el tiempo de respuesta al habla en los adultos mayores de nuestro estudio es particularmente revelador, porque el tiempo neural es lo primero que sufre en el adulto que envejece”, afirmó Nina Kraus, de la Universidad de Northwestern y autora de este estudio.
Como todos estos estudios indican, escuchar y producir música no sólo es una experiencia auditiva, sino que se trata de una experiencia multisensorial, terapéutica y motora que puede mejorar el desarrollo del cerebro, en la infancia ¡y para siempre!
Así es que ya lo sabes: si aún no has inscrito a tus hijos en alguna clase musical, es hora de que lo hagas. No tienen que tener la destreza de Beethoven o de Chopin, lo importante es que comiencen a explorar la música, pues sus efectos pueden cambiar y mejorar su vida.
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