En algunos lugares en donde los casos de COVID-19 han disminuido lo suficiente y el número de personas vacunadas es elevado, los expertos han recomendado no usar mascarillas y descontinuar el distanciamiento en algunas situaciones. Esto ha causado un aumento en los casos de resfriados y de condiciones respiratorias infecciosas, especialmente, aunque no exclusivamente, en los niños. Algunos casos, han requerido hospitalización.
Durante la época de invierno del 2020, la mayoría de las personas siguieron las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) y usaron mascarillas para protegerse contra el COVID-19, mantuvieron el distanciamiento social y se lavaron las manos con frecuencia. Los expertos en salud pública notaron algo muy interesante: la cantidad de casos de personas con otras enfermedades infecciosas respiratorias, específicamente con influenza, flu o gripe o por el virus respiratorio sincitial (VSR, por sus siglas en inglés), fue muy pequeño. El VSR es la causa más común de brotes infecciosos en los bronquios, los pulmones (causando neumonía) y en las vías respiratorias de los bebés o los niños pequeños.
La semana de junio 8 de 2021, los CDC emitieron una advertencia para asesorar tanto a los médicos y a los proveedores de salud en general acerca del aumento del VSR desde marzo en 10 estados del sur de los Estados Unidos, además de Tejas, Oklahoma y Nuevo México. Esto es importante porque su temporada típicamente es de noviembre a principios de la primavera. En la advertencia, los CDC incluyeron que los virus respiratorios probablemente circularían más ampliamente a medida que las personas relajaran las medidas para protegerse contra el COVID-19 y regresaran a la escuela y al trabajo.
De acuerdo con Benjamin Silk, un epidemiólogo de los CDC, típicamente se hospitalizan alrededor de 58,000 niños menores de 5 años y más de 177,000 adultos mayores al año por VSR en los Estados Unidos. La mayoría se mejora en una a dos semanas, pero algunos casos pueden ser severos, especialmente si la persona tiene otros problemas médicos crónicos. Se estima que, a nivel mundial, se hospitalizan alrededor de 3.4 millones de niños menores de 5 años por VSR, de los que el 5 por ciento muere.
El VSR se transmite a través de las gotas respiratorias que pueden permanecer infecciosas por más de seis horas en las superficies duras. Por eso la prevención también incluye el lavarse las manos con agua y jabón o el uso del desinfectante de manos.
En cuanto a las infecciones por influenza, flu o gripe, típicamente del 3 al 11 por ciento de la población se infecta. Es especialmente peligroso para las personas de la tercera edad o las que tienen un sistema inmunitario o de defensa debilitad. En promedio 500.000 personas requieren hospitalización, y mata alrededor de 36.000 personas en Estados Unidos. Pero este año hubo muy pocos casos de influenza, ya que se siguieron las recomendaciones para la prevención del COVID-19.
Varios pediatras en este país han mencionado que han visto a más bebés y niños con enfermedades respiratorias, infecciones en los oídos y dolores de garganta de los que típicamente ven en esta época del año. Y el porcentaje de los bebés, especialmente los de un año y menores con pruebas positivas al VSR, es especialmente alto, varios requiriendo hospitalización por neumonía.
Los expertos piensan que muchos adultos están contrayendo virus respiratorios también, pero como ya han estado expuestos previamente, tienden a tener casos menos severos y no van al médico y por eso no se están reportando.
Este patrón se vio en Australia también. De acuerdo con un reporte en la revista médica Lancet, vieron una reducción del 85% en las pruebas para VSR en el pico de la temporada entre abril y junio, cuando llegó la temporada para ellos. Y, coincidiendo con el relajamiento de las restricciones para la protección contra el COVID-19, tuvieron un brote mucho más fuerte del que normalmente tienen en su temporada habitual. Por eso se piensa que este patrón se podría repetir en cualquier lugar del mundo.
El pasado y el presente
Las mascarillas se han utilizado para prevenir enfermedades respiratorias infecciosas en los hospitales, las oficinas médicas y las clínicas de salud desde hace mucho tiempo. Posiblemente su uso similar a lo que conocemos actualmente se inició a principios del siglo veinte. A pesar de su politización, no hay duda alguna de que las mascarillas reducen el número de partículas infecciosas (que es el método principal de diseminar el COVID-19 y varios otros virus respiratorios). La evidencia demuestra que el uso correcto de las mascarillas ayuda a las personas a evitar difundir gérmenes y protege a los que las usan de inhalar gérmenes. Obviamente que para la mitigación de una pandemia como el COVID-19 el uso de la mascarilla es más eficiente junto con el distanciamiento social y el lavado frecuente de manos.
El futuro
Con lo que hemos aprendido en la pandemia, viendo al futuro y sabiendo que el uso de mascarillas en transportes públicos y lugares llenos de gente, o sea en donde la densidad de gente es muy alta, especialmente en la temporada de infecciones respiratorias ¿considerarías ponerte una mascarilla? Si tuvieras un resfriado ¿considerarías ponerte una mascarilla si sales de tu casa para proteger a otros?
De acuerdo con una encuesta realizada por Ipsos a principios de mayo, el 57 por ciento reportó que aún usaban una mascarilla al salir de su casa todo el tiempo, a pesar de las recomendaciones recientes de los CDC. Sin embargo, entre los vacunados, el uso de las mascarillas todo el tiempo ha bajado un 10 por ciento. Mientras que sólo el 47 por ciento de los que no están vacunados la usaban todo el tiempo.
En otra encuesta realizada por el Economist/YouGov a principios de mayo también, la mayoría de las personas que no pensaban vacunarse tendían a sentirse más seguras sin mascarillas. En esta encuesta tres de cada cinco (63%) de los que se rehusaba a vacunarse pensaba que era seguro que las personas no vacunadas socializaran en lugares cerrados con otras personas no vacunadas sin usar mascarilla. Mientras que sólo 38% de las personas que habían recibido al menos una vacuna contra el COVID-19 pensaban que era seguro para las personas vacunadas socializar en lugares cerrados con otras personas vacunadas sin usar mascarillas.
Por el otro lado, en muchos países – particularmente en Asia, se acostumbra usar mascarilla durante la temporada de la gripe para no contagiarse, y cuando uno está enfermo, para no contagiar a los demás.
Como dice la Dra. Lisa Maragakis, directora de la prevención de infecciones del Johns Hopkins Health System, “Yo pienso que pasamos mucho tiempo, esfuerzo y dinero buscando curas clínicas para enfermedades y desarrollando vacunas y otras cosas, pero a veces pasamos por alto las cosas sencillas que podemos hacer que pueden ser extremadamente poderosas. Y creo que usar mascarillas es una de esas cosas”. Yo estoy totalmente de acuerdo con ella, no sólo cuando se trata del Covid-19, sino para todas las enfermedades que se contagian por las vías respiratorias.
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