Los bebés y los niños pequeños necesitan estar protegidos del sol continuamente. Para ello, no es suficiente el uso de filtros o bloqueadores solares exclusivamente. Descubre otras medidas que te ayudarán a cuidar la piel de tu bebé.
Si bien el sol es necesario, por ejemplo para proporcionar vitamina D al organismo, es sabido que la exposición excesiva a sus rayos puede generar serios inconvenientes en la piel. También es cierto que los niños pueden pasar horas jugando al sol. Entonces, ¿cómo puedes cuidarlos adecuadamente?
En principio, es importante el uso de los filtros y los bloqueadores solares. En el caso de los filtros, se recomienda utilizar productos con Factor de Protección Solar (FPS o SPF, por sus iniciales en inglés: Sun Protection Factor) con un mínimo de 15 a 30, y que sean de amplio espectro, o sea, que protejan tanto contra los rayos UVA como contra los UVB. Si no tienen perfumes y sin antialérgicos, mejor. Estos deben ser aplicados en el cuerpo del niño correctamente (porque muchas veces no se aplica suficiente y en todos los lugares que están expuestos al sol), idealmente 30 minutos antes de que se exponga al sol, y cada dos horas o luego de que el cuerpo entra en contacto con el agua (si es que esto sucede).
Y aquí no terminan los cuidados. Por el contrario, esta es sólo una de las medidas preventivas para evitar problemas con el sol. También es importante tener en cuenta otros factores que ayudan a protegerse contra los rayos ultravioletas. Por ejemplo, el usar ropa de colores claros, confeccionada con telas de trama cerrada (como el algodón), así como el sombrero es un aliado incondicional a la hora de jugar bajo el sol. Y no te olvides de las gafas de sol! Además de proteger sus ojos, se verán a la moda. Además, de ser posible, hay que buscar lugares donde haya sombra, como árboles, sombrillas o parasoles. Y no te dejes engañar si está nublado, los rayos penetran las nubes.
Paralelamente, es importante evitar la exposición al sol durante las horas de mayor radiación (esto es al mediodía, entre las 10 y las 16 horas). ¡Y atención! Para los niños, esto es durante todo el año, y los cuidados deben ser más intensivos durante la primavera, el verano y el invierno, en zonas de nieve, y cuando se trata de niños con tipos de piel sensible.
En el caso de los bebés más pequeños, recuerda que no deben ser expuestos al sol directamente antes de los seis meses de edad, ya que no sólo se queman fácilmente, su cuerpo aún no puede manejar el aumento de temperatura como los niños mayores y se podría sobrecalentar y deshidratar.
Si sigues estas recomendaciones protegerás a tus pequeñines del sol mientras disfrutan todo el año.
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