Has intentado todo para reducir tu abdomen. Cambiaste tu dieta, haces abdominales todas las mañanas y hasta te compraste una faja para meter el estómago, pero nada funciona. La grasa que rodea tu abdomen se rehúsa a desaparecer. En momentos como éste, muchos consideran la Abdominoplastia, que es la cirugía plástica del abdomen. En Vida y Salud te contamos qué es y cuándo es recomendable.
Seguramente habrás escuchado o leído sobre el “tummy tuck”, como se le llama a esta cirugía plástica en inglés y que quiere decir algo así como “meter la panza”. Aunque en español recibe el nombre médico de abdominoplastia, también se le conoce simplemente como cirugía plástica del abdomen.
¿De qué se trata? La abdominoplastia es un procedimiento quirúrgico mediante el cual te extraen la grasa y la piel que te sobra del abdomen, y te estiran los músculos para que el abdomen luzca plano como el abdomen con el que muchos sueñan. Aunque suena sencillo, no te confundas, pues no lo es. Ésta es una cirugía en todo el sentido de la palabra, en la cual te dan anestesia general y puede durar entre 1 y 5 horas dependiendo de lo que se requiera en tu caso particular y del tipo de abdominoplastia que te hagan.
Por ejemplo, si te sobra mucha piel en el abdomen, o tienes bastante grasa acumulada en la cintura, tu cirujano puede recomendarte una Abdominoplastia completa. En ella te cortan la piel del abdomen a la altura de la “línea del bikini” y alrededor del ombligo. Se retira la grasa y la piel que está adherida a los músculos y éstos se tensionan. Finalmente, estiran la piel hacia abajo y se corta el exceso de piel. Si te hacen esta cirugía, tendrán que hacerte un ombligo nuevo.
Pero si la grasa de tu abdomen no es tan abundante y se acumula especialmente por debajo de tu ombligo, tu cirujano te puede recomendar una Abdominoplastia parcial (o mini abdominoplastia). En esta cirugía la incisión en tu abdomen es más pequeña y no es necesario mover tu ombligo, y en algunos casos se puede hacer simplemente con un endoscopio, que tiene una pequeñísima cámara al final de un tubo.
La abdominoplastia puede ser una buena solución para muchas personas que han intentado de todo y aún no logran reducir el tamaño de su abdomen. Pero es algo así como el último recurso. Por ejemplo, es ideal para los hombres y las mujeres obesos que rebajan bastantes libras y luego les cuelga la piel, o para las mujeres que han tenido varios embarazos y no logran recobrar la firmeza en su abdomen.
Aunque es una cirugía bastante común y se puede hacer de forma segura con cirujanos acreditados y confiables, la abdominoplastia no es recomendable para todo el mundo y desde luego tiene los riesgos de la anestesia y la cirugía que debes discutir con el cirujano.
Debes estar plenamente saludable a la hora de realizártela y debes evitarla si:
- Tienes alguna enfermedad del corazón, los pulmones o el hígado
- Tienes diabetes
- Tienes mala circulación
- Tienes problemas de cicatrización, pues la cirugía puede dejarte cicatrices significativas en el abdomen
- Piensas tener más hijos después
- Aún no has bajado suficiente de peso y planeas seguir perdiendo más peso.
Además, los cirujanos también son muy exigentes en la preparación para la cirugía, pues debes dejar de fumar varias semanas antes y después de la cirugía, dejar de tomar algunas medicinas y llevar una alimentación balanceada y saludable. Y no es para menos, éste es un procedimiento quirúrgico con todas las de la ley, y hay que evitar al máximo que corras riesgos.
Por eso, antes de pensar a la ligera en la abdominoplastia o cirugía plástica del abdomen, infórmate. Si no has intentado dietas, ejercicios y otras técnicas para reducir la panza, no te aceleres, pues esta cirugía debe ser el último recurso para deshacerte de la grasa de tu abdomen.
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