- La bulimia y el trastorno por atracón son trastornos de la conducta alimentaria que se caracterizan por ciclos de restricción seguidos de atracones de comida donde se pierde el control. En la bulimia se acompaña de un proceso de purga y compensaciones, lo que produce desnutrición extrema. Revertir esto es el primer paso del tratamiento.
- El tratamiento para los trastornos de conducta es muy complejo, lo que significa que ante la menor sospecha es necesario acudir a un profesional, cualquiera que sea, con una especialización en este tipo de enfermedades. De esa manera se evita la cronificación del trastorno.
- Las redes sociales pueden activar en personas susceptibles una gran fijación con la vida siempre alegre, perfecta y de cumplir metas corporales. Lo que a la larga puede producir un trastorno de la alimentación. En aquellos que no lograr mantener el sobre control tendrán atracones como forma de expresar sus angustias y frustraciones.
En el anterior artículo, Vida y Salud conversó con dos expertas en trastorno por alimentación como son la nutricionista clínica y máster en trastornos de conducta alimentaria Andrea Nájera, del Centro de Recuperación Emocional y Nutricional (CREN) y Florencia Escande, nutricionista especializada en trastornos de la conducta alimentaria, del centro Nutrir da Vida. En esta segunda parte, luego de haber conocido las características y los efectos que tienen en las personas que lo viven, indagaremos en el tratamiento y las influencias externas junto a las expertas.
¿A quién hay que acudir si se sospecha que podemos estar frente a una bulimia o trastorno por atracón?
Florencia Escande (FE): No importa el profesional, puede ser un nutricionista, médico, psicólogo, psiquiatra, lo que importa mucho, y debe ser subrayado, es que sea especialista en trastornos alimentarios. Si no lo son, es posible que minimicen e incluso refuercen el trastorno si no lo entienden en profundidad. En mi experiencia, muchos profesionales no especializados dan pautas de trabajo que producen ansiedad o dietas que no permiten un correcto abordaje. Sucede mucho que un especialista cronifique la situación y sea tratado por años sin mejoría.
El trabajo debe ser multidisciplinario. Esto es importante porque si logramos abordar a tiempo y con especialistas el pronostico del tratamiento será mucho más positivo. Hay que pensar que nuestro primer objetivo es irrumpir los síntomas y el efecto de la enfermedad. Si no conoce como hacerlo, como ayudarles a reestablecer los hábitos, será imposible avanzar.
¿Cómo es el tratamiento normalmente?
Andrea Nájera (AN): El cerebro adolescente es maravilloso y cambia mucho. En una persona con trastorno de la alimentación está desnutrido y le costará aún más funcionar bien. Por eso el primer paso es volver a nutrirlo, así el trabajo psicológico tiende a hacerse más sencillo. Les receto primero un cóctel de vitaminas, calcio, omega mientras comenzamos a trabajar con la también con la familia. De esta forma podemos detectar si algún familiar puede estar haciendo comentarios de juicio al paciente, y conocer la forma en que ellos mismos se relacionan con su percepción corporal o explorar si existe algún otro problema más profundo.
Todo esto significa que debemos funcionar como un coach también. Tenemos que acompañarlos hasta que sientan confianza. De esa manera, poco a poco vamos haciendo cambios hacia una correcta nutrición. La rigidez solo debe ser en caso de peligro u hospitalización. Posterior a eso empezamos a trabajar la autoestima. Deben conocerse para que entiendan quiénes son. Esto no se trata de ser Body positive en el sentido de aceptarnos como somos en lo corporal o físico, más bien es decir, mi cuerpo me ayuda a vivir, me permite sentir, a relacionarme. Ya no veo las piernas como ‘gordas’ sino herramientas que me ayudan a correr, bailar; es cambiar el chip, querernos como personas completas.
¿Cómo ayudan a recuperar la buena relación con la comida?
AN: Nosotros al inicio trabajamos mucho la psicoeducación, o sea, no es como bueno, llegas y te tratamos de inmediato. Esto es un trastorno por lo que les ayudamos a que entiendan su cerebro, qué significa tener hambre, que sentirse llenos es normal o que hay una rutina relativa a la comida y que aunque no tengan hambre es necesario que coman. Todo esto lo trabajamos a nivel grupal tambien, así pueden ver que no son los únicos, que hay otros que también lo pasan. El proceso el lento para poder generar esa conciencia.
Una cosa clave es trabajar desde lo que ellos tienen. Un ejemplo es un chico que solo, por su restricción, comía 10 alimentos. Entonces le dijimos, ‘ok, esos son tus 10 platos, pero nosotros te decimos cuanta es la cantidad que debes comer’. A veces los productos no son muy nutritivos, entonces debo negociar con suplementos nutricionales y lentamente vamos agregando alimentos que les vendrían bien, el proceso es lento y multidisciplinario. La confianza de ellos en nosotros es la clave del éxito.
¿Cómo ha influido las redes sociales a la aparición y tratamiento de estos trastornos?
FE: Los estudios muestran, por la importancia que suponen las redes en muchas personas, que se genera una insatisfacción en lo referente a la imagen personal, me comienzo a sentir incómoda con mi cuerpo, quiero que sea distinto, que pese diferente. Las redes y las publicidades muchas veces se comparten desde un lugar de estar siempre feliz, nunca hay espacio para la angustia, la tristeza o el enojo. Como si todos los días estamos bien y motivados. Pero nadie se cuestiona ¿qué le pasa al influencer pasa si no entrena o si hace ayuno siempre? Le ponen mucho valor en tener ese cuerpo, sin embargo, si no pueden mantener el sobre control o restricción, aparecerá la cosa más impulsiva propia del trastorno por atracón y bulimia.
En nuestra consulta médica debemos hacer espacio para que aprendan a consumir las redes. Nos sentamos un día un hacemos limpieza de Instagram, vemos los post que les aparecen y vamos eligiendo en la parte superior derecha ‘no me interesa’ a aquellos que en conjunto sentimos que pueden enviarnos mensajes que no queremos. Igual con las cuentas que no nos ayudan, simplemente la borramos. Aunque ‘entrene y sea simpática’ si no lo hace bien, debemos quitarla de nuestras pantallas. Debe ser parte del tratamiento.
Por Carlos Diego Ibáñez
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