El aburrimiento puede vencer la mejor de las voluntades y boicotear tu decisión de ejercitarte. Para salir de la rutina de siempre y añadir un toque de diversión a tus sesiones de entrenamiento, prueba saltar en un trampolín. Además de tonificar y fortalecer los músculos, puedes quemar hasta 200 calorías por hora. ¡Haz la prueba!
Es posible que saltar en un trampolín te parezca una actividad más apropiada para una fiesta infantil que para un entrenamiento. Pero te equivocas, saltar en un trampolín (o “rebotar” como se le conoce también), es un excelente ejercicio aeróbico de bajo impacto, que te ayuda a tonificar los músculos y a gastar calorías. Se calcula que 10 minutos en el trampolín equivalen a una media hora en la caminadora (o en la cinta).
Hay gimnasios y parques que ofrecen la posibilidad de usar trampolines de gran tamaño que permiten una mayor variedad de ejercicios y mayor seguridad, con sesiones entre 45 y 60 minutos de duración. Pero puedes adquirir un modelo pequeño, un mini trampolín, en una tienda que venda equipo deportivo, para ejercitarte en la comodidad de tu casa, sin más limitaciones de tiempo que las que tu horario permita.
Los hay de varios tipos y tamaños para escoger. Ten en cuenta que sea lo suficientemente firme (mientras mayor sea, más estabilidad y seguridad te brindará), considerando también el espacio del que dispones (hay modelos con patas plegables para facilitar guardarlo convenientemente después de usarlo).
Los beneficios para tu cuerpo
¿Y qué hay de especial en saltar sobre un trampolín? Aunque te parezca difícil de creer que un movimiento tan simple pueda ser el equivalente a una sesión tradicional de ejercicios, lo cierto es que para impulsarte, vencer la gravedad y mantener el equilibrio se ponen en marcha distintos grupos de músculos a la vez. Los músculos abdominales y oblicuos se contraen para proteger la columna, los músculos de los hombros, los brazos y la parte superior de la espalda se combinan para que puedas mantener el equilibrio, mientras que los pies y las piernas colaboran entre sí para impulsarte. Dependiendo de la intensidad del salto, una media hora te puede hacer quemas hasta 160 calorías.
Además de quemar calorías, el trampolín mejora tu coordinación y agilidad y fortalece los huesos. Quizás uno de sus principales beneficios sea que te permite realizar una rutina de bajo impacto que protege tus articulaciones (como los tobillos y las rodillas) de desgaste y lesiones potenciales, ya que el trampolín absorbe el 80 por ciento del impacto al caer y rebotar, a diferencia de saltar, por ejemplo, sobre una superficie dura como el suelo.
Pero incluso si no saltas y simplemente haces ejercicios sobre el trampolín (ejercicios de brazos con pesas, levantamiento de rodillas, por ejemplo), los músculos de tu cuerpo necesitan esforzarse más para mantener el equilibrio, fortaleciéndolos y tonificándolos, a la vez que quemas calorías. Y dependiendo de la firmeza del equipo, podrás usarlo como stepper (banco) para otro tipo de ejercicio aeróbico, excelente para tonificar la parte inferior del cuerpo, como los glúteos, los muslos y las piernas.
Cómo puedes ejercitarte en el trampolín
¿Nunca lo has hecho? Comienza por lo más simple. A continuación te proponemos tres movimientos sencillos pero efectivos.
a) El Salto Básico
- Ponte de pie sobre el trampolín con los pies ligeramente separados.
- Mantén los brazos flexionados a la altura del codo, a ambos lados de cuerpo.
- Con las rodillas ligeramente dobladas, impúlsate hacia arriba y comienza a saltar. Elévate unas 6 pulgadas (alrededor de 15 cm).
- Salta 30 veces (un set) y descansa 1 minuto.
- Repite 1 o 2 sets más a medida que tu resistencia vaya aumentando.
Cuando te sientas más cómoda(o) y segura(o), puedes impulsarte más alto, o separar más los pies. Una vez que vayas ganando experiencia y habilidad, puedes incorporar variaciones, como saltar con pesas de mano o alternar el movimiento siguiente: salta pero al caer, mantén una pierna recta extendida (con la que vas a caer) y la opuesta ligeramente elevada hacia el frente. Rebota y alterna, cayendo con la otra pierna recta, y elevando la pierna contraria que debes mantener también recta.
b) Salto elevando alternadamente las piernas
- Ponte de pie sobre el trampolín con los pies ligeramente separados.
- Coloca las manos sobre las caderas y con las rodillas ligeramente dobladas, salta sobre el trampolín subiendo una de las rodillas hasta el nivel de las caderas y alternando con la otra rodilla en el salto siguiente.
- Repite el movimiento 60 veces (30 elevaciones por cada pierna.
Entre las posibles variaciones a este movimiento están: si elevas la rodilla izquierda, trata de tocarla con el codo del brazo derecho torciendo el torso. Haz lo mismo con la otra pierna y el codo opuesto. Practica el movimiento en el suelo para que lo domines antes de hacerlo en el trampolín.
c) Sentadillas sobre el trampolín
- Ponte de pie sobre el trampolín con los pies juntos y los brazos a los costados del cuerpo.
- Impúlsate hacia arriba, separando los pies al ancho de los hombros y cae en la posición de la sentadillas, con las rodillas dobladas, los muslos paralelos al suelo y los brazos extendidos al frente.
- Rebota a la posición inicial y repite el movimiento 20 veces.
A medida que vayas ganando resistencia, puedes repetir 1 o 2 sets.
La seguridad es muy importante
Recuerda que debes realizar ejercicios de calentamiento previos igual que harías con cualquier otra rutina de ejercicios. Usa un calzado apropiado para que no te resbales sobre la superficie suave del trampolín. Antes de saltar, comprueba que esté completamente seca y limpia. Ejercítate solamente hasta el nivel que tu cuerpo te lo permita. Si sientes dolor o molestias, détente, aunque después de tus primeras sesiones es posible que sientas algún tipo de dolor muscular, especialmente alrededor del abdomen, ya que esos músculos tienen que trabajar más para que puedas mantener el equilibrio.
Revisa también la estructura y las patas del trampolín, comprobando que esté bien firme. Practica los movimientos sobre el suelo antes de realizarlos en el trampolín y empieza por saltos suaves, para evitar una posible lesión si caes en la posición incorrecta.
Ya ves que más que un juego de niños, saltar y rebotar puede convertirse en una rutina de ejercicios divertida y eficaz que te ayuda a ponerte en forma sin casi darte cuenta. ¡Pruébala!
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