La pérdida de un hijo supone un dolor enorme para los padres. Esto puede ocurrir desde el momento de la gestación y en los días o meses posteriores al nacimiento, lo que añade una complejidad especial. De acuerdo con UNICEF, a partir de estimaciones de las Naciones Unidas, cada 16 segundos se produce una muerte fetal, es decir, de un niño que aún no había nacido. Para visibilizar esta situación, el 15 de octubre se realiza la conmemoración del Día internacional de la pérdida Gestacional, Perinatal y Neonatal. En este artículo te señalamos qué podemos hacer para enfrentarnos a una situación como esta, y poder, quizá, encontrar algo de paz en un momento donde muchas veces las familias sufren en silencio y tienen que lidiar con la incomprensión de su entorno.
En conversaciones con la matrona chilena, especializada en salud familiar y comunitaria, Constanza Quilodrán Valle, nos comenta que la diferencia entre la muerte Perinatal, Gestacional y Neonatal es:
- Gestacional: Muerte embrionaria o fetal durante cualquier semana de la gestación, desde el inicio hasta antes del término.
- Perinatal: Representa las defunciones fetales después las 22 semanas de gestación (finales del segundo trimestre) hasta la primera semana fuera del útero.
- Muerte Neonatal: corresponde a la muerte de recién nacidos hasta los 28 días de vida.
La Dra. Anna Olivella, ginecóloga del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau en Barcelona, señala a Vida y Salud, que muchas veces los bebés fallecen tras el primer mes de nacidos en la Unidad de Cuidados Intensivos y los consideran neonatos de todos modos.
Un tabú en la sociedad
“La sociedad le da la espalda a la muerte de niños que no llegaron a sus casas. Para ellos, esos bebés no tienen un valor como si lo tuviese uno que fue conocido por toda la familia” nos señala la Dra. Ana Morillo, neonatóloga del Hospital Sant Joan de Déu en Barcelona. “Mi sobrina de 20 años está pasando su duelo sola, se ha aislado, necesita ayuda psicológica” señala Camila, quien su sobrina recientemente tuvo una pérdida gestacional.
“La tensión asociada [a la muerte de un hijo en el útero o recién nacido] es habitualmente aguda y transitoria, aunque muchas mujeres siguen preocupándose acerca del destino del niño o niña”, señala Quilodrán Valle.
Agrega que algunas mujeres pueden expresar remordimiento, tristeza o culpabilidad. Esto, se ve agudizado si había problemas de salud mental previos a la gestación. De esta manera, puntualiza, “la gran frecuencia de eventos estresantes en las familias chilenas [y, en general, Latinoamericanas] tales como estés en el trabajo, tensión en la familia, desempleo, jornada laboral intensa en el primer trimestre, depresión, violencia intrafamiliar y social, abuso de alcohol y drogas, etc., hacen imprescindible una detección temprana para prevenir abortos y patologías del embarazo en la mujer y en el feto por estas causas”.
Los procesos deben darse a su tiempo
Aceptar la muerte de un hijo no es tarea fácil, por eso es importante comprender que los procesos son lentos y deben ser vividos en su totalidad. Para la Dra. Olivella los procesos son muy importantes. En general es esperable que se dé el espacio y tiempo para poder realizarlos. Nos señala algunos de estos momentos:
- Al recibir la noticia, esta debe darse en un espacio de privacidad y donde puedan expresar sus sentimientos. “Shock, les cuesta aceptar, no lo esperan, se cuestionan las razones, el dolor es intenso”, señala.
- Hay situaciones donde el bebé sigue en el útero, por lo tanto, la madre debe parirlo sin vida. Se les permite ir a casa, a que vivan el primer proceso, que se reúnan con sus familias y vuelvan al procedimiento después.
- Es muy importante que se realice apego con el bebé, que se formen recuerdos tangibles. Se les ofrece a los padres la oportunidad de tocarlos, bañarlos, realizar fotografías. Debe ponerse en valor la vida del bebé, señala la Dra. Morillo.
- Realizar una caja de recuerdos, aunque el bebé tenga pocas semanas. Dejar allí todo lo que sea significativo de un hijo que se ha perdido.
Qué hacer siendo un familiar
La Dra. Morillo agrega que en estos momentos el acompañamiento debe ser clave. Vivir el duelo debe ser muy importante. “[como familia] necesitas hablarlo y no encuentras un interlocutor. Esto hace muy difícil el duelo”. Por esto, si se es un familiar de padres que están atravesando este momento tan difícil, se debe tomar en consideración:
- Nunca mencionar la posibilidad de que tendrán otro hijo en el futuro. Ellos están en duelo por la pérdida de un hijo y eso no les dará consuelo. Incluso, muy probablemente, se causará el efecto contrario al esperado al decir esa frase.
- Abstenerse de intentar quitar el dolor con frases como “ya pasará” o “tienes que resistir”. Muchas veces el silencio y acompañar es lo mejor.
- Seguir lo que los padres quieran, acompañar en ceremonias que quieran hacer. Pero muchas veces en los momentos finales, los padres querrán estar solos con su hijo y es importante entenderlo y respetarlo.
“Si los procesos son muy rápidos, se hace muy difícil, los padres no alcanzan a situarse” menciona la neonatóloga. Por eso es clave estar unidos, indica la matrona Constanza, que agrega que “dentro de lo que he podido observar en la práctica clínica diaria es que el contexto de la pareja puede influir de manera trascendental en la reacción de la mujer a este duelo. Existen parejas que se complementan y apoyan mutuamente”.
Otro punto clave supone que muchas madres tienen presencia de leche. La matrona Constanza Quilodrán Valle menciona que, “el hecho de que el cuerpo de las mujeres que han perdido un hijo o hija produzcan leche para alimentar al ser que ya no está, es uno de los impactos más grandes que les toca vivir. Algunas usuarias me han referido que se asemeja a que su cuerpo les enrostre que no fueron capaces de concebir un hijo vivo”.
Ante esto la Dra. Morillo comenta que en general se realizan procesos rápidos para cortar la leche. Por otro lado, algo que les trae una sensación muy positiva, agrega, es que la donde a bancos de leche. Pueden ayudar a bebés que perdieron a su madre, o que no pueden amamantar. Es una elección libre de la mujer y su familia.
Un punto de partida
En Chile existe una nueva ley, llamada “Ley Dominga”, promulgada en 2021, que establece un estándar especial en relación con el manejo clínico y acompañamiento a madres y padres que hayan sufrido una muerte gestacional o perinatal de un hijo o hija. Dentro de las prestaciones que otorga esta ley, se detallan las siguientes y que acercan a lo que debemos esperar en un proceso de duelo:
- Los profesionales de la salud deberán explicar de forma adecuada al padre, madre y personas significativas sobre el fallecimiento de su hijo o hija, y los procedimientos a realizar.
- Contar con asistencia inmediata y seguimiento multidisciplinario (matrona, psicólogo y psiquiatra).
- Toda pérdida de un hijo o hija, independiente de las semanas de gestación u horas de vida, debe ser reconocida; identificando datos del nonato o neonato, como nombre, peso, estatura, sexo y hora de nacimiento.
- Brindar espacios de contacto digno y apropiado con la hija o hijo fallecido para iniciar el proceso de duelo. Permitir mirarlos, acunarlos o tomar registros de foto o video. En caso de muertes en el tercer trimestre de gestación, ofrecer la opción de disponer de los restos ovulares o partes del embrión en casos de abortos más precoces.
- Hay que asegurar que las mujeres o personas gestantes con antecedentes de muertes perinatales tengan acceso a acompañamiento de un equipo de duelo perinatal en las siguientes gestaciones.
Por Carlos Diego Ibáñez
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