Hasta un 75% de las mujeres tienen una infección vaginal al menos una vez en su vida. La mitad de estas mujeres además tendrá un segundo episodio. Es por tanto un problema bastante habitual y que hace que muchas mujeres se planteen si es posible llevar a cabo alguna medida que las ayude en esta cuestión. Hay que tener en cuenta antes de nada que la vagina es un órgano con un complejo sistema de microorganismos, denominado microbiota vaginal, que cuando se encuentra bien equilibrado se encarga de proteger a la mujer de las infecciones.
Así, los expertos no dudan en señalar que en ausencia de problemas, lo mejor es no hacer nada y sobre todo no usar productos de higiene pensados para otras partes de nuestro cuerpo, ya que la composición de la microbiota vaginal es propia y diferente. El sobretratamiento de la zona es lo que puede empezar a generar problemas, como explica la Dra. Luciana Bergamaschi, ginecóloga del centro Dexeus Mujer de Barcelona, España. “Como muchos productos no necesitan de receta, no es extraña la automedicación. Existen muchos jabones en el mercado y hemos de tener cuidado, ya que se deben usar con precaución para mantener las propias bacterias que actúan como protectoras”.
¡Ojo! No sobretratar tampoco significa que se deba obviar el cuidado de la zona, como comenta Blanca González, vocal de Dermofarmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de A Coruña, España, quien señala que sobre todo se debe ayudar a mantener el equilibrio de la flora vaginal y un PH adecuado. “Es importante tener en cuenta también que las necesidades son diferentes según las personas y que además van cambiando a lo largo de la vida. Cuando la mujer empieza a menstruar es más habitual que se puedan producir picores o infecciones de candidiasis o cuando llega a la menopausia aumentar su sequedad vaginal”.
Qué hacer cuando aparecen los problemas
Sin embargo, a veces se producen cambios no deseados de la microbiota o del PH y esto motiva que se puedan producir las indeseadas infecciones. Las más frecuentes, en el 80 por ciento de los casos, son las candidiasis. El consumo de antibióticos o de algunos medicamentos de manera prolongada, como pueden ser los corticoides, un exceso de higiene local o el uso de productos cosméticos que no respeten el PH natural de la zona, cambios hormonales como los del embarazo y algunas enfermedades como la diabetes también pueden favorece su aparición.
“En estos casos existen algunos geles específicos que pueden ayudar con algunos problemas como pueden ser los picores, como los que tiene extracto de árbol del te. Pero si se sospecha que puede haber una infección es recomendable acudir siempre al ginecólogo” advierte Blanca González.
El Dr. Antonio Payà, jefe del Servicio de Obstetricia del Hospital del Mar de Barcelona, en España, comenta que “no soy muy partidario de emplear muchos de estos productos porque pueden alterar la flora y debemos tener en cuenta que los gérmenes patógenos son los más resistentes, pudiendo proliferar entonces. Excepto en casos especiales como después de una infección o después del consumo de antibióticos”. En estos casos, el especialista comenta que es interesante el uso de probióticos, suplementos que contienen microorganismos vivos destinados a mantener o mejorar las bacterias “buenas” del cuerpo, que puedan ayudar a restituir el equilibrio de la microbiota vaginal.
“En el caso de infecciones recurrentes o de manera preventiva al uso de antibióticos es interesante el utilizar estos probióticos, que pueden ser administrados bien por vía oral o también como óvulos para insertar en la vagina” añade Blanca González.
Cuando el exceso de higiene es perjudicial
Puede haber la idea de que nunca está de más la higiene. Sin embargo, no siempre es bueno abusar de ella, ya que como comentan los expertos no todos los microorganismos que hay son patógenos y muchos de ellos ayudan precisamente a evitar las infecciones. Demasiada higiene puede hacer que se pierda esta defensa natural. “Sobre todo es importante no lavar nunca la vagina por dentro, ya que esto altera mucho la flora. Solo debemos hacerlo en los casos que esté estrictamente indicado y nunca tomarlo como un hábito” advierte el Dr. Antonio Payà.
En esta apreciación concuerda también Blanca González. “Tanto las duchas vaginales como las limpiezas interna desestabilizan la microbiota. Es importante incidir en que cuando hablamos de higiene íntima siempre es del exterior”. Este tipo de productos solo deben ser usados en caso de que exista una prescripción por parte de un especialista. “Y en algunos casos, como en personas con candidiasis recurrentes, cuando empiezan los primeros síntomas pueden emplearse también, siempre que haya un diagnóstico previo. Es un tratamiento muy invasivo con el que hay que tener cuidado” añade la Dra. Luciana Bergamaschi.
¿Cuándo se debe sospechar que algo no va bien?
Los síntomas más frecuentes que se pueden presentar y que indican que algo no va bien son los eczemas de contacto, que alteran la piel con pruritos. “Una sensación de incomodidad a causa de alteraciones dermatológicas es una de las consultas más habituales. Lo ideal es que cuando aparecen los primeros síntomas se empiecen a tratar para evitar problemas mayores” explica el Dr. Antonio Payà.
Generalmente un picor suele ser síntoma de una candidiasis mientras que un cambio en el olor puede ser una pista de una infección. “Pero hay muchas otras patologías que pueden tener síntoma similares, por eso yo siempre recomiendo que si no hay una causa irritativa como puede ser el uso de un jabón o de ropa y si la molestia persiste utilizando algunos geles para calmar síntomas, acudir siempre al ginecólogo” apunta la Dra. Luciana Bergamaschi.
¿Qué productos no se deben emplear entonces nunca en la higiene íntima de las mujeres? “Sobre todo, deberán evitarse aquellos que tengan algún tipo de perfume o detergente. Y aquellos que no son adecuados a la etapa de la vida de la mujer, ya que su PH va cambiando. También hay necesidades especiales y las mujeres con menopausia pueden necesitar emolientes que otras mujeres no” añade Blanca González.
Por Miguel Ramudo
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