Afortunadamente contamos con medicamentos para ayudarnos a curar o controlar ciertas condiciones. Pero es importante estar informados. A veces, pueden tener efectos adversos que desconocemos. Ese podría ser el caso de algunos vasodilatadores, que se recetan para controlar la presión arterial, ya que podrían relacionarse con un mayor riesgo de desarrollar degeneración macular asociada con la edad, de acuerdo a la Academia Americana de Oftalmología.
¿Tienes presión alta? Quizás estés tomando algún medicamento vasodilatador (que abre o dilata las arterias), como Apresolina o Loniten para controlarla, o un betabloqueador, como Tenormin o Lopressor. Si es así, probablemente te interesarán los resultados de una investigación reciente en la que se encontró una relación entre el uso de estos medicamentos para la hipertensión y el desarrollo de la degeneración macular asociada con la edad (DMAE).
Esta condición consiste en el deterioro de la mácula, que es la parte del ojo que te permite ver los detalles pequeños y es la causa principal de la pérdida de la visión y de la ceguera en el mundo occidental. Se calcula que afecta a unos 25 de millones en todo el mundo y cada año se suman unas 500 mil personas. La edad, los antecedentes familiares y ciertos hábitos como el fumar, figuran entre los factores de riesgo. Aunque varios estudios han encontrado una asociación entre la hipertensión y la DMAE, no han obtenido resultados concluyentes.
Entonces, para dejar claro si existe relación entre el desarrollo de la DMAE y el uso de medicamentos para reducir la presión arterial, incluidos los vasodilatadores, unos investigadores de la Escuela de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Wisconsin llevaron a cabo un estudio de población a largo plazo (de 1988 a 2013) en el que participaron 5,000 personas entre los 43 y los 86 años de edad.
Después de hacer ajustes por edad, sexo y otros factores, los investigadores encontraron lo siguiente:
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- El uso de vasodilatadores como Apresolina y Loniten, se asoció con un riesgo 72 por ciento mayor de desarrollar DMAE en fase inicial. En detalle, entre las personas que no tomaron vasodilatadores, un 8.2 por ciento desarrolló síntomas de DMAE inicial, mientras que la enfermedad se desarrolló en un 19.1 por ciento de los que sí los tomaron.
- Además, encontraron que tomar betabloqueadores por vía oral, como Tenormin y Lopressor, se asoció con un aumento de riesgo de 71 por ciento de desarrollar DMAE neovascular, una forma más avanzada de la condición y más peligrosa para la visión.
¿Implican estos resultados que dejes de tomar tus medicamentos para la presión arterial? La respuesta es un rotundo no. Según el investigador principal del estudio, el Dr. Ronald Klein, aunque estos resultados tienen gran importancia, es necesario que se repitan y se prueben en un ambiente de ensayos clínicos antes de cambiar el régimen de medicamentos de cualquier persona. Consulta con tu médico sobre los riesgos potenciales y cuáles síntomas podrían alertarte de que estás desarrollando DMAE. Algunos de los síntomas más comunes que podrías notar incluyen que:
- Se te dificulta la lectura
- Necesitas más luz que antes para poder ver las cosas claramente
- Tu visión nocturna empeora
- No ves bien al conducir
- Notas un punto ciego directamente hacia el frente de tu visión
- Ves las cosas de manera distorsionada. Por ejemplo, las líneas rectas parecen onduladas
- Se te dificulta reconocer las caras
Si notas algunos de los síntomas anteriores, visita cuanto antes a un oftalmólogo (un médico especializado en la visión). Pero aunque no notes ningún cambio, conviene que visites a tu oftalmólogo una vez al año para hacerte un examen completo de la vista, incluyendo una evaluación de la retina.
Si tienes duda o te preocupan los posibles efectos secundarios de tus medicamentos para la presión, consulta con tu médico, pero no dejes de tomarlos por tu cuenta sin su aprobación. Lo que sí puedes hacer es dejar de fumar, hacer ejercicio, controlar tu presión arterial y el exceso de peso, además de llevar una dieta sana y balanceada. Así reduces todavía más el riesgo de desarrollar DMAE y mejoras tu salud general.
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