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Tomarte el pulso es muy sencillo, y a la vez muy importante para la salud. El motivo: si tu pulso está acelerado, o si por lo contrario está demasiado bajo, puede ser una señal de peligro.

Tu pulso es tu ritmo cardíaco, o sea, las veces que tu corazón late en un minuto. El pulso varía de una persona a otra, y es más bajo cuando estás descansando. Aumenta cuando haces ejercicio porque el cuerpo requiere más oxígeno durante la actividad física.

Es importante que monitorees tu pulso para conocer tu ritmo cardíaco, porque es una indicación de la salud de tu corazón.

Según la Asociación Americana del Corazón, los mejores sitios para hallar el pulso son las muñecas, la parte interna del codo, el lado del cuello y la parte superior del pie. En estas áreas, una arteria pasa cerca de la piel. Para tomarlo, coloca el dedo donde sientas el pulso en dichas áreas, presiona ligeramente y cuenta los latidos por 60 segundos. El ritmo cardíaco normal en reposo y en calma, si no estás enfermo, es entre 60 y 100 latidos por minuto.

Un ritmo cardíaco más bajo de 60 latidos por minuto suele ser síntoma de un problema del corazón… pero no siempre. Puede ser el resultado de tomar un medicamento como un bloqueador beta, un tipo de medicamento que se utiliza con frecuencia para tratar la presión arterial alta y algunos problemas del corazón y que además, de bloquear las hormonas que se producen en respuesta ante el estrés, pueden desacelerar la frecuencia de los latidos del corazón.

Además, los atletas y las personas que practican mucha actividad física frecuentemente tienen un ritmo cardíaco más bajo. En estos casos, se debe a que su corazón está en muy buenas condiciones y no necesita trabajar arduamente para mantener un ritmo regular. Si estás en muy buenas condiciones físicas, el ritmo puede bajar tanto como 40 latidos por minuto.

Pero el pulso de un individuo que tenga una actividad física moderada suele oscilar entre 60 y 100 latidos por minuto, porque su corazón debe trabajar más para mantener funcionando al cuerpo adecuadamente.

¿Qué otros factores afectan al ritmo cardíaco?

Los medicamentos y la condición física son algunos de los factores que pueden influir sobre la lectura de tu pulso, pero hay más. Entre ellos:

1. La temperatura. Cuando hace mucho calor en el ambiente y suben los niveles de humedad, el corazón late con más fuerza para bombear un poco más de sangre. En ese caso, notarás que tu pulso se acelera, pero generalmente no más de cinco o 10 latidos por minuto.

2. La posición del cuerpo. Tu pulso por lo regular no cambia si estás en reposo, sentado o de pie. A veces, si permaneces de pie por un rato, durante los primeros 15 o 20 segundos, tu pulso se acelera un poco. Pero después de un par de minutos, vuelve a la normalidad.

3. El tamaño del cuerpo. El tamaño corporal generalmente no cambia el ritmo cardíaco. Si estás excesivamente pasado de peso, es posible que tu ritmo en reposo sea un poco más alto de lo normal, pero raras veces más de 100 latidos.

4. Las emociones. Si pasas por unos momentos de gran estrés, o si te sientes especialmente triste o contento, quizá se acelere tu ritmo cardíaco.

5. Los medicamentos. Si tomas un bloqueador beta, es probable que tu pulso sea más lento. Y, por el contrario: un medicamento para la tiroides (a una dosis muy alta) puede acelerarlo.

El pulso es una herramienta que te ayuda a conocer el funcionamiento de tu corazón. Como ves, mantener un control periódico de su ritmo no es complicado, y algunas alteraciones pueden ser un indicio de que requieres ayuda profesional. Por ejemplo, si notas que tu pulso es muy bajo (menos de 60 latidos por minuto), o si tienes episodios de taquicardia (más de 100 latidos por minuto) frecuentes, es importante que se lo comuniques a tu médico. Si se acompañan de debilidad, mareos, falta de aire o desmayo u otros síntoma se requiere tratamiento de inmediato, pide ayuda profesional de inmediato o ve a una sala de emergencia.

 

Imagen © iStock / PeopleImages

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