- Las glándulas salivales se componen de tres pares de estructuras encargadas de producir saliva. Se posicionan delante de las orejas, en la parte baja de la mandíbula y debajo de la lengua.
- La saliva, producida por las glándulas salivales, no solo tiene una función lubricante para las comidas, también hidrata, combate contra patógenos y comienza la digestión en la boca. Es importante mantenerse hidratado y hacer los chequeos médicos para reconocer algún problema a tiempo.
- Las glándulas salivales, encargadas de producir la saliva en la boca, pueden tener complicaciones tales como que se tapen los conductos debido a una piedra, ser atacadas por el sistema inmune, reduciendo la producción de saliva o que se produzca un tumor, que en general es benigno.
La frase “se me hace agua la boca” es más que solo tener hambre. Nos habla de que al ver que algo nos parece delicioso, nuestro cuerpo se prepara para comer produciendo saliva. Muchas veces damos por sentado esto, pero las estructuras que la producen, las glándulas salivales, están muy cerca de la boca y pueden verse afectadas, poniendo en riesgo la producción correcta de este fluido. Esto puede complicar la digestión e incluso afectar la salud oral. En este artículo te contaremos sobre ellas y algunos datos relacionados con la saliva.
Las glándulas que producen la saliva
Nuestro cuerpo necesita producir un sinnúmero de fluidos donde cada uno permite el correcto funcionamiento, bien sea en lo relativo a la movilidad, como las mucosidades, o en digestión, como la bilis. En ese universo aparece la saliva, un fluido muy reconocible porque aparece cada vez que tenemos hambre.
Las glándulas salivales son pequeñas ya que deben ubicarse por sobre y debajo de la boca. Existen tres pares:
- Parótidas, que son las de mayor tamaño (6 centímetros). Se encuentran por el frente de las orejas, perpendicular a la mandíbula. Vierten la saliva directamente al centro de la boca. Antes del descubrimiento de la vacuna MMR era común que un virus infectara esta glándula produciendo la conocida paperas.
- Submandibulares, que se ubican muy cercano a cada una de las amígdalas. Tienen un tamaño menor. Junto con los sublinguales vierten la saliva en el ‘piso’ de la lengua.
- Sublinguales, posicionadas a ambos lados debajo de la lengua. Algunas personas tienen la particularidad de presionarlas con la lengua y poder liberar un pequeño chorro de saliva. Son las de menor tamaño.
La saliva no es tan simple como parece
La saliva es bastante compleja en su composición:
- Tiene agua, principalmente, que le permite tener una consistencia líquida y mantener la boca humectada.
- Posee enzimas, proteínas encargadas de digerir sustancias, para iniciar la digestión de los azúcares. Si te comes un algodón de azúcar, te darás cuenta de que rápidamente se deshace en la boca, eso es gracias a estas enzimas. También comienzan a digerirse los lípidos.
- Se compone de mucinas, proteínas también presentes en las mucosidades, que permiten lubricar los alimentos al ser tragados. Además, por las propiedades que tiene, permite movilizar a las bacterias.
- Algunos glóbulos blancos se pueden encontrar, que, junto a algunos anticuerpos comunes, permite detener y destruir a la mayoría de los patógenos que se alojan en la boca.
- Posee una molécula que permite unirse a la vitamina B-12 para que no sea destruida en el ácido del estómago.
Quizá esto puede explicar la razón de que al despertar tenemos mal aliento: en la noche se reduce la producción de saliva, haciendo más sencillo para las bacterias crecer. Claro, esto se acaba cuando vuelve la producción de saliva y, además, al lavarte los dientes.
Algunas complicaciones
Como puedes darte cuenta, la saliva es muy importante, no solo para el inicio de la digestión y nuestra alimentación, sino también para la salud de la boca. Por esta razón es clave conocer y preocuparnos de las glándulas que lo producen.
Aunque pasan desapercibidas, son muchas las personas que se ven enfrentados a problemas de las glándulas salivales. Algunos ejemplos:
- Piedras salivales: Debido a las proteínas y minerales presentes, es posible que la saliva se acumule en los conductos. Similar a las piedras renales, esto puede generar obstrucción del flujo salival, lo que se traduce, además de afectación de la boca y sus procesos, de una posible inflamación, dolor e incluso infección de las glándulas (sialadenitis, que si no es cuidada puede irrigarse al cuello y cabeza).
- Síndrome de Sjögren: Esta enfermedad autoinmune, que ocurre junto a otras como el loupus, ataca a las glándulas salivales (y otras glándulas productoras de mucosidades como los lagrimales), impidiendo la producción de saliva. Lo que desencadena una fuerte sequedad bucal, aumentando el riesgo de infecciones dentales o cialadenitis.
- Tumores: Al igual que otras glándulas, es posible la formación de células cancerígenas. Pueden aparecer directamente en la glándula o en los ductos que llevan la saliva a la boca. Lo más común es que sean benignos, pudiendo ser extirpados o en constante observación.
Como puedes notar, si se te inflama la zona, sientes la boca seca, mal aliento o aumentan tus caries e infecciones orales, es recomendable que visites a un otorrinolaringólogo u otro profesional de la salud.
Cuidado de tus glándulas
Una de las principales causas de los problemas salivales es la falta de hidratación, por lo que no olvides tomar el agua que tu cuerpo necesita. Si masticas chicle o comes muchas paletas de dulce, va a generar un aumento de la producción salival, facilitando la formación de piedras. Sin embargo, en casos donde se reduce la producción, estos dulces pueden ayudar a la reactivación salival.
Por último, no olvides una alimentación saludable, realizar ejercicio regularmente y acudir a los chequeos médicos de rutina. De esa manera, cualquier problema será atajado en su inicio.
Por Carlos Diego Ibáñez
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