La crisis de la edad madura se ha vuelto famosa en las películas. Unos hombres felizmente casados que repentinamente dejan su hogar porque están confundidos, y unas mujeres que no aguantan más el peso de la familia y necesitan buscar nuevos rumbos. Aunque la crisis de la edad madura es real, lo que pasa en la vida diaria no siempre es como se muestra en la pantalla grande. Deja de hacerte películas y entérate de lo que pasa en este momento de crisis.
Hace algunos años una película llamada “Belleza Americana” (American Beauty en inglés) revivió en el cine lo que pasa detrás de las puertas de un hogar típico americano en el que los padres de una adolescente están enfrentando una dura crisis de la edad madura.
Él, esposo y trabajador abnegado, decide renunciar a su trabajo, rebelarse contra su dominante esposa, comprar el auto deportivo de sus sueños y fantasea con ser infiel. Ella, una mujer fuerte y trabajadora, siente que la vida que conoce está fuera de su control y que necesita enamorarse nuevamente de alguien a quien admire, un colega suyo. ¡Qué crisis!
Con películas así, con razón muchos le tememos a la famosa crisis de la edad madura. Aunque esta crisis sí existe, no es cierto que siempre suceda a los 40 años exactamente o que traiga cambios tan radicales en nuestras vidas. Y tampoco es un diagnóstico definitivo que un médico o un psicólogo te puede dar, pues no es una enfermedad ni una condición mental.
La crisis de la edad madura sucede al igual que otras crisis personales que nos afectan emocionalmente cuando pasamos por momentos de transición en la vida. Como los 15 años en una adolescente, irse de la casa de los padres, casarse o cumplir años entrando a una nueva década. Por eso se cree que los 40 años son la edad definitiva para la crisis de la edad madura, pues marcan la entrada a una nueva década de vida adulta que se asocia con el abandono de la “juventud”.
Pero en realidad esta crisis puede suceder en cualquier momento desde los 38 años hasta los 50. Todo depende de la persona, de qué tan joven o mayor se sienta, y de las experiencias de vida por las que esté pasando.
También nos hemos acostumbrado a pensar que la crisis de la edad madura es típica de los hombres, pero es un error ignorar que las mujeres también pasan por este momento de crisis y para algunas puede ser más fuerte y más determinante que para los hombres.
Ahora sí… la pregunta que todos tememos: ¿se puede superar la crisis de la edad madura sin afectar la vida que tenemos antes de llegar a ella, familia, hijos, trabajo? La mayoría de las crisis siempre afectan nuestra vida como la conocemos hasta ese momento, pero no hay que temerle, pues puede afectarse de una forma positiva. Todo depende de cómo enfrente cada persona su propia crisis y el apoyo que reciba de su familia y sus amigos.
Por ejemplo, los expertos dicen que la crisis de la edad madura en los hombres está marcada por una sensación de que se les está acabando el tiempo para hacer todo lo que soñaron alguna vez. Algunos sienten que quieren dejar la vida en familia, pero no todos. Por ejemplo, un cambio positivo puede ser que el hombre en crisis redescubra en su esposa o pareja sentimental, una compañera ideal para construir nuevos proyectos más osados. O puede ser que el hombre quiera renunciar a su trabajo para lanzarse a ser independiente y ser su propio jefe.
En el caso de las mujeres, la crisis les llega cuando los hijos ya están grandes y las cuestiones del hogar están bastante organizadas. Entonces empiezan a evaluarse nuevamente como personas, más allá de ser madres y esposas. Algunas sientes que perdieron su identidad por dedicarse de lleno a la familia y se deprimen sin saber qué pueden ser ahora. Pero otras sienten que es la oportunidad de retomar los sueños de juventud y hacen todo lo posible por alcanzarlo: regresan a la universidad, vuelven al trabajo o empiezan proyectos personales ya sea de empresa, viajes o pasiones.
La crisis de la edad madura es una etapa de transición en la vida a la que no es necesario temerle. Pero tampoco hay que descuidarla, pues de cómo la manejemos depende si sus resultados son positivos o negativos. Por ejemplo, una crisis de edad madura incomprendida o que no es bien recibida por la familia, puede resultar en depresiones fuertes o muchas rupturas personales. En cambio, una crisis que se apoya y se cultiva, puede resultar en un gran aprendizaje personal e incluso en el inicio de una nueva etapa de la vida satisfactoria y fructífera.
Si tú o tu pareja están atravesando por este momento, no dudes en hablar sobre el tema y pedir apoyo a un psicólogo o un terapeuta de familia. Y si crees que hay posibilidad de que la crisis esté llegando a la depresión, busca ayuda médica para impedir que ese estado de ánimo avance.
Una crisis de edad puede verse como una tormenta y no como una película… los grandes vientos llegan para arrasar con todo lo débil, sólo lo fuerte permanece de pie y luego llega la calma. Aunque si prefieres pensar que es como en las películas, entonces haz lo posible por encontrarle un final feliz.
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