Con el paso del tiempo, la diabetes puede provocar problemas en los riñones, que dejan de funcionar correctamente y hacen necesario que la persona necesite seguir una terapia de reemplazo de riñón, que puede incluir diálisis o hasta un trasplante de órgano. En este artículo te contamos más detalles sobre este tema, para que puedas tomar decisiones bien fundamentadas.
La diabetes y los riñones
Cuando alguien a alguien se le diagnostica diabetes, debe tomar conciencia de lo importante que es controlar la enfermedad. Si esto no se logra, es posible que con el tiempo esta condición afecte a otros órganos como la vista, el corazón, los nervios y los riñones. En relación a estos últimos, es importante que sepas que la diabetes es la causa principal de lo que se conoce como insuficiencia renal crónica: se estima que es la responsable del 45 por ciento de los casos de insuficiencia renal. ¡Imagínate el impacto que causa, ya que en el mundo hay alrededor de 171 millones de personas que padecen de diabetes!
Para que puedas comprenderlo mejor, la insuficiencia renal o falla renal se produce cuando los riñones dejan de funcionar correctamente o dejan de funcionar por completo. Los riñones son dos órganos del tamaño de un puño, con forma de frijol, ubicados en la parte media de la espalda, que cumplen una función vital para el cuerpo: filtran y purifican la sangre, o sea, la mantienen equilibrada químicamente.
Cada día, los riñones de una persona procesan aproximadamente 190 litros de sangre para eliminar alrededor de 2 litros de productos de desecho y el exceso de agua, que el cuerpo pierde al orinar. Si esto no ocurriera, los desechos se acumularían en la sangre y dañarían al cuerpo. Por ejemplo, el exceso de líquidos puede poner en peligro la vida y puede afectar las funciones del corazón y del cerebro.
Ahora bien, ¿por qué las personas con diabetes tienen más posibilidades de sufrir insuficiencia renal? Porque los niveles elevados de azúcar en la sangre, característicos de la diabetes, pueden dañar los vasos sanguíneos de todo el cuerpo, incluyendo los de los riñones. Estos vasos son los que les permiten filtrar y realizar su función, pero al dañarse, se estrechan y se obstruyen y disminuye el flujo de sangre. Al disminuir la circulación y la cantidad de sangre, los riñones se deterioran, no pueden funcionar bien y, la primer señal es que la albúmina (un tipo de proteína) se filtra en vez de reabsorberse nuevamente para entrar al torrente sanguíneo y se pasa a la orina, en donde no debería estar.
La diabetes también puede causar daños en los nervios del cuerpo, que son los que transportan mensajes entre el cerebro y otros órganos como la vejiga. Si los nervios de la vejiga están dañados, es posible que el cuerpo no reconozca cuándo está llena, y la presión de la vejiga llena puede dañar los riñones.
Además, si la orina permanece mucho tiempo en la vejiga, puede provocar una infección en las vías urinarias, debido a la presencia de bacterias que crecen rápidamente en la orina con niveles elevados de azúcar. A menudo, estas infecciones afectan a la vejiga, aunque a veces se extienden a los riñones.
Cuando una persona desarrolla insuficiencia renal crónica, a veces es necesario lo que se conoce como terapia de reemplazo de riñón que, para decirlo de forma sencilla, consiste en buscar un modo artificial para que el cuerpo elimine sus desechos, como si lo hiciera a través de sus propios órganos.
Para ello se utiliza algo que se denomina diálisis, que puede ser de dos tipos, hemodiálisis o diálisis peritoneal. La hemodiálisis filtra las sustancias residuales y elimina el exceso de líquido de la sangre. Generalmente, se hace en un centro de diálisis, en sesiones de tres a cuatro horas, tres veces por semana.
La diálisis peritoneal, en cambio, no filtra la sangre directamente sino que lo hace a través de un líquido estéril que se introduce dentro de la cavidad abdominal mediante un tubo denominado catéter, que se coloca de manera permanente debajo de la piel. El líquido se elimina luego de absorber los desechos. Si aprendes, puedes usar este método en tu hogar, por eso es una buena alternativa para algunas personas, aunque toma bastante tiempo y cuidado personal.
Otra alternativa a la diálisis es hacerse una operación de trasplante de riñón que, en el caso de los diabéticos, suele hacerse junto con un transplante de páncreas (por eso se dice que es un trasplante renopancreático). El páncreas es el órgano que produce la insulina, una sustancia capaz de procesar la glucosa (el azúcar) de los alimentos y convertirla en energía para el cuerpo.
Esta operación no es para todos, se trata de una cirugía complicada y riesgosa (¡cuando incluye ambos órganos dura alrededor de seis horas!), aunque ha demostrado que mejora la calidad de vida de las personas con insuficiencia renal y diabetes, sobre todo cuando los órganos son donados por algún familiar o pariente. Los riñones también pueden se puede obtener de otros donantes, ya sean vivos o que hayan fallecido recientemente. Cada país tiene sus propias reglamentaciones con respecto a la donación de órganos.
Como ves, todas estas opciones tienen sus ventajas y desventajas. Tu médico te ayudará a elegir cuál es la más apropiada para ti, de acuerdo a tu estado de salud y a tus costumbres.
Por último, si eres diabético, recuerda que puedes hacer mucho para evitar los problemas en los riñones: controla tu nivel de azúcar en la sangre, mantén la presión sanguínea y el colesterol bajo control, hazte los controles y toma los medicamentos, tal como te lo indique tu médico. Además, recuerda que el llevar una alimentación sana y balanceada (como te han recomendado para tu diabetes, baja en sal y en grasas saturadas) a las mismas horas, el hacer ejercicio con regularidad y el evitar el tabaco, son parte integral de tu tratamiento.
Publicación original: 2011
Ultima revisión: 2017
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