- El síndrome del nido vacío corresponde a la sensación de tristeza, falta de objetivos y dificultad para encontrar un sentido luego que los hijos dejan el hogar familiar. Es un proceso universal, aunque afecta especialmente a las madres latinas que eligieron críar y trabajar desde casa.
- Los expertos coinciden en que la clave para sobrellevar el síndrome del nido vacío, es decir, los sentimientos que surgen cuando los hijos dejan el hogar para iniciar su vida independiente, corresponde a usar el tiempo que se invertía en los hijos a reencontrarse. Además, recuperar la relación de pareja, los hobbies y reconectar con el cuerpo es clave.
- Ante el síndrome del nido vacío, que aparece luego de la partida de los hijos, es importante buscar ayuda profesional para recuperar objetivos, entender los nuevos roles y además trabajar la forma de encontrar el balance en la nueva relación que se tendrá con los hijos. Idealmente se debe comenzar antes de la partida.
A medida que los niños crecen quizá nos viene a la mente lo inevitable: un día deben volar. Eso significa que el hogar que, junto a las rutinas que se han ido construyendo por años, cambia dejando a los padres solos en el “nido”. Las sensaciones que vienen una vez que se van los hijos se conoce como el síndrome del nido vacío, siendo especialmente duro para las familias latinas y las madres que eligen criar y trabajar desde casa. En este artículo, de la mano de unos padres que lo está viviendo en carne propia, profundizamos en las complejidades de esta época y estrategias para navegar esta fase transformativa.
Reconsiderar los objetivos y roles
Aunque no es una condición médica o psiquiátrica reconocida, el síndrome del nido vacío es un proceso natural que ocurre cuando el hijo, o el último de ellos, se va de la otrora ajetreada casa familiar. En los primeros días es esperable que se sienta:
- Dolor y tristeza profunda por el fin de la etapa, lo que puede durar por algunos meses.
- Sensación de vacío. Se produce una sensación de no ser útil, de que sin los hijos no hay nada más.
- Miedo y preocupación. Incluso culpa, pensando en si lo hiciste bien como padre, si tus hijos están preparados. Además de inseguridad sobre tu vida de ahora en adelante.
“Al darme cuenta de que luego de tantos años ya no tenía a mi hijo, a mi niño, sentí mucha tristeza, como que de pronto todo cambió”, comenta Evelyn, madre de un solo hijo quien por estudios dejó su hogar para vivir en otro país luego de haber pasado más de 30 años juntos y toda la pandemia de COVID en familia.
En especial para una madre latina que se queda en casa, donde tradicionalmente es ‘el centro de la familia’, el hecho de que los hijos partan supone cambios significativos en su rol como persona.
- De un momento a otro todo lo que giraba en torno a los hijos en casa desaparece y ahora se transforma en una adaptación a la nueva etapa que están iniciando
- Se deben reconsiderar objetivos, lo que supone una pérdida al inicio del sentido de propósito ahora que se sienten ‘menos necesarias’
“Una vez que mi hijo dejó de ser parte del mismo techo dije: bueno, llegó el momento de plantearme mi camino de nuevo. Tuve que entender que ya no tienes a quien proteger, no tienes alguien en específico por quien luchar. Tienes que pensar tus intereses a futuro”, comenta Carlos, esposo de Evelyn.
Es hora de volver al noviazgo
“Aunque puede que en sentimientos la relación de pareja no cambia mucho luego de la partida del hijo, si cambia positivamente en que ya podemos complementarnos más y pensar exclusivamente en que queremos para nosotros: Yo te cuido a ti y tú me cuidas solamente a mí”, apunta Evelyn.
Aunque es una sensación dolorosa, la partida de los hijos supone la oportunidad para reconectar con la pareja:
- Con un ‘nido vacío’ se podrá encontrar tiempo y espacio para reactivar la llama del amor y el acompañamiento que se prometieron una vez que decidieron hacer un hogar juntos.
- Aunque se puede buscar la independencia, no es mala opción buscar actividades juntos para reencontrar el sentido de la pareja, disfrutar los momentos y reforzar los lazos post-crianza
Encontrar el balance
“Al principio era difícil no saber todo de la vida de mi hijo, como cuando vivía con nosotros, pero al verlo desde arriba pude darme cuenta de que si no le daba el espacio que necesitaba no sería posible que nuestra relación de madre-hijo evolucione. En ese momento dije: OK es momento de vivir. Pero siempre atento a lo que necesite de mí, apoyar en lo que pueda”, indica Evelyn. “Nunca vas a dejar de preocuparte– agrega Carlos- siempre te preguntarás si están bien, si tienen lo que necesita, si su camino elegido le dará felicidad”.
Llegar como padres al balance entre dar espacio y mantener algún tipo de involucramiento en la vida de los hijos es un desafío común, especialmente en las familias latinas. Es difícil al inicio hacerse la idea que no podremos compartir cada momento de la vida de los hijos, sin embargo es necesario dar el espacio y priorizar la independencia. Comunicarse, entender los límites y el respeto mutuo son la clave. Pero intentando mantener algunas tradiciones.
Finalmente, como mujer es importante encontrar los otros roles y sentidos de vida más allá de la maternidad. Y como te contamos en un artículo anterior es importante que uses este tiempo para:
- Recuperar tu salud y poner el foco en tu bienestar
- Considera tus aspiraciones profesionales y quizá ahora puedes retomar algún negocio o cursos, gracias al tiempo que tendrás
- Acércate a la comunidad mediante voluntariado, grupos vecinales o mediante actividades deportivas
- Incluso viaja con tu pareja o amistades. Ahora de seguro tus finanzas sin la preocupación de los hijos puede estar un tanto más holgada.
“Yo les recomendaría a las mamás, a los papás también pero principalmente a las mujeres, es que busquen definitivamente ayuda profesional. Si no puedes hacerlo busca ayuda, busca hobbies, eso que nunca antes pudiste hacer. Incluso algo que me hubiera gustado hacer es haber empezado a prepararme desde antes y así cuando llega el momento ya no es todo tan difícil”, cierra Evelyn.
Por Carlos Diego Ibáñez
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