No es sorpresivo encontrar en los titulares de las noticias que algún adolescente cometió un delito. Muchos jóvenes encabezan las estadísticas de crímenes en el mundo y la razón, dice un estudio, tiene que ver con el funcionamiento de su cerebro y la respuesta impulsiva que tienen ante las situaciones de peligro.
Si estás atravesando por la adolescencia o tienes un hijo(a) adolescente, ya estarás familiarizado con los cambios de humor, los comportamientos impulsivos y la tendencia a caer en estado depresivo y adicciones. Varios estudios han comprobado que estos comportamientos son comunes en esta etapa de la vida y que simplemente se deben a que el cerebro adolescente funciona de diferente manera al de los adultos y de los niños.
Un estudio reciente se enfocó específicamente en analizar el comportamiento impulsivo de los adolescentes ante las situaciones de peligro. La investigación realizada por unos especialistas de la facultad de Medicina de la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, encontró que los adolescentes son más propensos a involucrarse en delitos y crímenes porque su cerebro reacciona de manera impulsiva ante las situaciones de peligro. Por eso, no llama la atención que los delitos sean protagonizados en muchas ocasiones, por los adolescentes.
De acuerdo a los autores, los delitos se cometen en situaciones amenazadoras o con mucha carga emocional y esto hace que se disparen todos los “botones equivocados” en el cerebro adolescente, los cuales afectan la toma de decisiones. Los investigadores encuentran fascinante el hecho de que a pesar de que el cerebro de los niños es más inmaduro, los pequeños no tienen la misma atracción hacia los comportamientos criminales como se ve en los adolescentes.
Durante el estudio, los investigadores analizaron el comportamiento del cerebro de 83 participantes entre los 6 y los 29 años de edad al mostrarles fotos de caras con expresiones amenazadoras y expresiones neutrales. La instrucción que se les dio a los participantes fue la de presionar un botón cuando veían una cara neutral y de abstenerse o no presionar el botón si veían una cara con expresión amenazadora.
Los resultados demostraron que los adolescentes tuvieron mucha más dificultad que los niños y los adultos para abstenerse de oprimir el botón cuando veían una cara amenazadora. Pero aquellos adolescentes que lograron controlar su impulso, registraron mucha actividad en la corteza prefrontal, el área del cerebro encargada de regular los impulsos y la personalidad en comparación con los niños y los adultos.
En el cerebro adulto, esta parte del cerebro regula la respuesta ante situaciones emotivas, pero en los adolescentes, aún se está desarrollando.
Este interesante estudio también sugiere que los cambios que sufre el cerebro durante la adolescencia tienen una influencia directa en los procesos emocionales y en la idea de que el peligro puede traerles una recompensa emocional.
Si bien los resultados y los datos recolectados en este estudio se consideran preliminares pues no han sido evaluados por otros especialistas, dan una pista muy clara que podría explicar el por qué los adolescentes tienden a ser más impulsivos y responder con agresividad a las situaciones que podrían implicar un peligro.
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