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¿Usas lentes de contacto? Presta atención: el uso inadecuado de los lentes de contacto o una lesión en el ojo pueden ser causa de la queratitis fúngica, una infección ocular que, si no se trata a tiempo, puede provocar otros trastornos, incluyendo la ceguera.

Los ojos son órganos muy delicados que hay que cuidar con mucho esmero. Entre las muchas enfermedades que pueden afectarlos seriamente al punto de poner en peligro la visión, está la queratitis fúngica (o sea, la inflamación de la córnea que proviene de un hongo).  La córnea, por cierto, es la capa curva, transparente y anterior del ojo que protege al iris, que es lo que le da el color a los ojos (café o marrón, verde, azul, etc.) y a la pupila (el punto negro situado en el centro del iris, que es el orificio por donde penetra la luz al interior del ojo).

Aunque hay otros tipos de queratitis (producidas por bacterias, parásitos como las amebas o lesiones, por ejemplo), la queratitis fúngica consiste en una infección de la córnea, provocada por un hongo, casi siempre por un hongo llamado Fusarium, que suele encontrarse en la tierra, el agua y las plantas, especialmente en los climas cálidos.

Si la queratitis es superficial, afecta las capas más cercanas a la superficie de la córnea y, cuando se cura, no deja cicatrices, pero si es profunda, afecta las capas interiores de la córnea, y es posible que queden cicatrices que pueden llegar a afectar la vista, dependiendo de su localización.

La queratitis fúngica puede presentarse por distintas causas:

  • A menudo se presenta después de una lesión en la córnea, sobre todo si es provocada por alguna materia vegetal que entre en el ojo (como puede ocurrir si te das un golpe fuerte en el ojo con una rama grande).  Esta es la causa principal, así que ten cuidado si trabajas en el jardín. Un par de gafas protectoras es lo más conveniente.
  • Hay riesgos de desarrollarla si usas lentes de contacto. Para minimizar estos riesgos, es recomendable que no uses los lentes por largos períodos de tiempo.  Cuando los limpies, no te  olvides de frotarlos y enjuagarlos cuidadosamente y de reemplazar el estuche con frecuencia. En general, debes seguir al pie de la letra las indicaciones del oftalmólogo o el profesional que trate tus ojos.
  • También las personas con una enfermedad crónica o recurrente en la superficie del ojo son más susceptibles a contraer la queratitis fúngica, así como las que tienen un sistema inmunológico debilitado si se exponen al hongo.

Para que reconozcas sus síntomas, éstos son los más comunes:

  • Visión borrosa.
  • Enrojecimiento inusual del ojo.
  • Dolor en el ojo que comienza de pronto.
  • Aumento en la sensibilidad a la luz.
  • Lagrimeo excesivo.
  • Secreción del ojo.
  • Sensación de tener un cuerpo extraño en el ojo.

Si notas alguno de estos síntomas, sobre todo si se presenta de repente, ve enseguida al oftalmólogo. Debes comenzar el tratamiento lo antes posible. Si se demora, puede dar lugar a la pérdida de la visión.

Para determinar el tipo de queratitis, el oftalmólogo tal vez deba raspar ligeramente el ojo, para tomar una pequeña muestra y hacer un cultivo para comprobar si hay infección y determinar el tipo de infección. Para tratar la queratitis fúngica, normalmente se usan ungüentos o gotas antifúngicas en los ojos, además de medicamentos orales. Si eso no basta para eliminar la infección, podría ser necesario recurrir a la cirugía, incluyendo a veces un trasplante de córnea. En algunos casos, incluso la cirugía no basta para restaurar la visión y puede producirse un deterioro de la vista llegando a la ceguera.

Aunque la queratitis fúngica puede llegar a ser una enfermedad seria, hay una clave para tratarla con éxito: desde luego la prevención; pero si se presenta, prestar atención a sus síntomas y acudir al oftalmólogo inmediatamente si notas que alguno de ellos.

Imagen © iStockphoto.com / 4FR

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