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La leptospirosis no es una enfermedad frecuente, pero como se transmite a través de ciertos animales -incluso los animales domésticos- y pueden surgir complicaciones, es conveniente que conozcas sus síntomas para detectarla lo antes posible y para empezar el tratamiento de inmediato.

La leptospirosis es una enfermedad infecciosa causada por una bacteria llamada espiroqueta. Puede transmitirse a través de muchos animales, como ratas, zorrillos (mofetas), zarigüeyas, mapaches, zorras, y también por algunos animales domésticos. Se transmite a través del contacto con el terreno y el agua contaminados por los animales infectados. Las personas la contraen consumiendo alimentos o agua que están contaminados, o a través de heridas o cortaduras en la piel o a través de las membranas mucosas (de los ojos, la nariz y la boca) si entran en contacto con sustancias contaminadas.

La leptospirosis ocurre con mayor frecuencia en las regiones tropicales y húmedas, pero puede ocurrir en todos los climas. Por ejemplo, los CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos) reportan cada año de 100 a 200 casos en este país.  Entre los que tienen mayores probabilidades de contraerla están los veterinarios, los granjeros, las personas que trabajan en las alcantarillas y las personas que se dedican a la crianza de animales, así como los que practican actividades al aire libre (nadar, montar en canoa, ir de excursión), que pueden estar expuestos al agua contaminada.

¿Cuáles son los síntomas?

La leptospirosis se desarrolla en dos fases. Los síntomas de la primera fase son similares a los del resfriado común: dolor muscular y de cabeza, dolor en los ojos acompañado de irritación y de luces brillantes, escalofríos y fiebre. También pueden presentarse dolor abdominal, diarrea, vómitos y erupciones en la piel.

Para diagnosticar la leptospirosis con certeza, el médico utiliza cultivos de sangre, orina o líquido de la médula espinal que están infectados, además de pruebas de laboratorio.

La segunda fase, conocida como la enfermedad de Weil, es de mayor gravedad y no siempre se presenta. Los síntomas, que empiezan después de unos días de mejoría, incluyen fiebre, dolores y rigidez en el cuello. Algunos pacientes con leptospirosis desarrollan meningitis y dolor abdominal. Con menos frecuencia la leptospirosis afecta el hígado, los pulmones, los riñones y el corazón.

La leptospirosis puede durar desde unos pocos días hasta varias semanas, pero si no se trata la recuperación puede tomar varios meses.

También afecta a las mascotas

Según informan los CDC, las mascotas (sobre todo los perros y con menos frecuencia los gatos) pueden contraer leptospirosis, del mismo modo que la contraen los seres humanos (a través de la tierra o el agua contaminadas, o por heridas en la piel). Los síntomas son: fiebre, vómitos, dolor abdominal, diarrea, falta de apetito, debilidad general, letargo, dolores musculares y rigidez.

Si sospechas que tu mascota tiene leptospirosis, llévala inmediatamente al veterinario para comprobarlo y, si ha contraído la enfermedad, se debe comenzar el tratamiento con antibióticos cuanto antes. Igual que en las personas que contraen leptospirosis, un tratamiento temprano puede prevenir o limitar el daño a los órganos internos.

Conviene que sepas cómo se previene

Si habitualmente realizas actividades que te exponen a la leptospirosis, o si vas a visitar un lugar donde es común esa enfermedad, consulta a tu médico. Es posible que te recete (un antibiótico) 200 mg de doxiciclina a la semana como medida preventiva.

Si tu mascota ha contraído la enfermedad, debes asegurarte de que ni tú ni ningún miembro de tu familia se contagie mientras dura su tratamiento. Lava bien tus manos con agua y jabón después de limpiar los desechos de tu mascota (mejor aun, usa guantes de látex para esa tarea). Y limpia las superficies que puedan estar contaminadas con una solución de una parte de cloro por 10 de agua.

La mejor forma de controlar la leptospirosis es mantener alejados a los roedores del hogar, evitar la acumulación de aguas estancadas, limitar el contacto con agua potencialmente contaminada durante las actividades de recreación y proteger las fuentes de agua que se consume en casa para que no se contamine.

Para tratarla se requieren antibióticos

El tratamiento de la leptospirosis incluye dosis altas de antibióticos, como doxiciclina (Vibramycin, Oracea, Adoxa, Atridox) y penicilina, y es muy efectivo si se empieza al inicio de la enfermedad. En casos serios, el paciente debe ser hospitalizado. En casos muy severos de infección en el hígado y los riñones, se puede necesitar cuidado médico intensivo y tratamiento de diálisis, pero a menudo las funciones de esos órganos vuelven a la normalidad una vez que desaparece la enfermedad.

La muerte por leptospirosis sólo ocurre en casos muy severos, y la gravedad depende, en gran parte, del grado de disfunción del hígado y de los riñones, y de la salud general del paciente antes de contraer la enfermedad.

Pero es bueno que sepas que la mayoría de los pacientes con un organismo saludable sólo contraen la primera fase de la enfermedad  y suelen recuperarse completamente.  Si se emplea el tratamiento con antibióticos, especialmente si se comienza al inicio de la enfermedad, la leptospirosis raramente es mortal. Lo importante es consultar inmediatamente a tu médico.

Imágen © iStockphoto.com / Tudor Stanica

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