La diabetes tipo 2 es la forma más común de esta condición metabólica crónica. Ocurre cuando el organismo se vuelve resistente a la insulina o el páncreas no produce esta hormona en la cantidad que el cuerpo necesita, causando la elevación en los niveles de glucosa (azúcar) en la sangre. No se sabe a ciencia cierta por qué algunas personas desarrollan diabetes tipo 2 y otras no, pero sí se conocen algunos factores de riesgo que contribuyen a su desarrollo, como la obesidad, el sedentarismo, la edad o la historia familiar, entre otros. Tres estudios demuestran que no son los únicos: hay otros factores que debes considerar.
Generalmente, se asocia a la diabetes tipo 2 con el exceso de peso y la obesidad, pero tres estudios realizados en los últimos meses demuestran que hay otros factores que ayudan a su desarrollo. Estos factores tienen relación con la genética, con una hormona llamada amilina y con problemas en el reloj biológico de la persona.
Según la Dra. Christine Resta, endocrinóloga del Centro Médico Maimonides, de Nueva York, la obesidad es responsable de la diabetes tipo 2 en una gran parte de los casos, pero también hay otros factores importantes, como los antecedentes familiares y el estilo de vida. Algunas personas delgadas padecen de diabetes tipo 2, y otras pasadas de peso no la desarrollan. En cuanto a la genética, de acuerdo con el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y del Riñón de los Estados Unidos (NIDDK por sus siglas en inglés), ciertos grupos étnicos tienen tasas mucho más altas de este tipo de diabetes y la desarrollan a una edad más temprana (como los hispanos, los indígenas norteamericanos o los estadounidenses de origen asiático). Por otra parte, el estilo de vida de la persona es otro factor que tiene una gran influencia, ya que las personas sedentarias tienen más probabilidad de contraer la enfermedad.
Uno de los estudios más recientes, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, hizo énfasis en el PPARG, un gene que se había asociado con la diabetes tipo 2. Los investigadores hallaron que el uno por ciento de las personas tiene una de las nueve mutaciones que afectan la forma en que el gene funciona. Estas personas tienen un riesgo siete veces mayor de desarrollar diabetes tipo 2 que las demás.
Dice el Dr. Joel Zonszein, director del Centro Médico Montefiore, de Nueva York, que aunque el descubrimiento de estas mutaciones señala la dirección correcta, la diabetes es un trastorno muy complejo. Es muy posible que la reducción en la función del gene PPARG, contribuya a la obesidad “mala”, que es cuando el exceso de grasa tiende a acumularse alrededor del abdomen.
En otro estudio, publicado en la revista Journal of the Federation of American Societies for Experimental Biology se describe la amilina, otra hormona que produce el páncreas, y que funciona junto con la insulina para ayudar a que el cuerpo procese el azúcar de los alimentos y los utilice como combustible. Unos investigadores del Reino Unido y de Nueva Zelanda encontraron que parte de la amilina a veces se deposita alrededor del páncreas, y puede formar aglomeraciones tóxicas, lo que hace que mueran las células productoras de insulina. Es muy probable que esto dé lugar a la diabetes.
En cuanto al tercer estudio, publicado en la revista Diabetes Research and Clinical Practice, éste sugiere que algunas alteraciones en el reloj biológico pueden hacer que la persona desarrolle diabetes tipo 2. Según los investigadores, la agitada vida moderna, que muchas veces requiere una actividad constante todo el día durante los siete días de la semana (las luces nocturnas, los trabajo por turnos, las comidas a horas irregulares…) alteran el ciclo natural de sueño y vigilia, y afectan el reloj biológico de las personas, lo que puede conducir a la diabetes tipo 2.
De modo que si quieres reducir tus probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2, es cierto que hay cosas como la genética o el funcionamiento de la amilina, que no puedes modificar. Pero sí está en tus manos mejorar la duración y la calidad de tu sueño, comer sanamente y practicar actividades físicas regularmente. Estas mejoras en cuanto a tu estilo de vida te servirán para controlar el exceso de peso, que aunque no es el único factor de riesgo, sigue siendo uno de los más importantes en el desarrollo de la diabetes tipo 2.
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