¿Estás pensando en adoptar una dieta vegetariana para aprovechar todos los beneficios que aporta una alimentación basada en productos de origen vegetal? Aquí te ofrecemos cinco claves a tener en cuenta para que logres tu objetivo sin complicaciones ni esfuerzos.
Los gustos son personales, claro, y sobre gustos no hay nada escrito. Cuando se trata de los alimentos no es la excepción, pues comer no sólo es una necesidad sino que además se relaciona con el placer, las tradiciones familiares y la cultura de cada sociedad. Por eso puede resultar tan difícil cambiar los hábitos alimenticios. Y sin embargo, muchas veces es necesario cambiar los patrones de toda una vida para beneficiar la salud o, simplemente por razones personales.
¿Te parece una misión imposible reducir o eliminar la carne y otros productos de origen animal? Quizás convenga cambiar de enfoque y concentrarte en lo que ganas y no en lo que pierdes, ya que los beneficios de una dieta basada en el consumo de frutas y verduras, o sea, a una dieta vegetariana son muchos y comprobados. Por ejemplo:
- es buena para mantener un corazón sano
- ayuda a evitar y controlar la diabetes
- permite disminuir el colesterol y la presión alta
- es tu aliada en la lucha contra la obesidad, pues te ayuda a lograr y a mantener un peso saludable
- ayuda a disminuir el riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer, como el de próstata y el colorrectal
No es necesario que te vuelvas vegetariano por completo, ni mucho menos vegano, pero sí es importante que agregues productos naturales de origen vegetal a tus comidas diarias. Por eso, aunque no estés pensando en dejar las carnes por completo, sigue leyendo estos consejos que te ayudarán a enriquecer tus comidas. De hecho, existe un tipo de vegetarianismo conocido como semi-vegetariano, en el que se consume todo tipo de comidas pero sólo se incluyen carnes blancas o rojas de manera ocasional.
Ahora bien, si estás pensando en dejar todos los productos de origen animal, ten en cuenta que la clave en este tipo de dietas es la variedad y el equilibrio, para que puedas obtener todos los nutrientes que necesita tu cuerpo. Ser vegetariano no significa comer pizza y pasta todo el día ni tampoco repetir esa ensalada que tanto te gusta los siete días de la semana. La dieta vegetariana está basada en el consumo de frutas, vegetales, granos, fríjoles, lentejas, nueces y semillas (por eso, tienden a ser bajas en grasa, colesterol y por lo mismo, bajas en calorías).
Recuerda que existen distintos tipos de vegetarianos y tú puedes seleccionar el que te haga sentir más cómodo. Los principales tipos son:
- los lacto-ovo-vegetarianos, que consumen huevos, leche y derivados de la leche pero no comen carne, pescado o pollo.
- los veganos o vegetarianos estríctos, que consumen solamente alimentos provenientes de plantas. No comen ningún alimento que provenga de los animales, incluyendo la leche y sus derivados, los huevos, la miel y la gelatina.
Quienes llevan una dieta vegetariana, del tipo que sea, deben compensar su consumo de proteínas y calcio, sustituyendo de manera inteligente algunos alimentos por otros. Para reemplazar las proteínas, por ejemplo, puedes consumir frutos secos, cereales y legumbres (como las alubias, frijoles, habichuelas o porotos y lentejas). El calcio, en cambio, lo obtienes de los vegetales de hojas verdes y la avena, las semillas de sésamo y girasol y las frutas secas, entre otras.
Ahora bien, es momento de comenzar el cambio y debes estar preparado(a) para enfrentar las situaciones “difíciles” que puedan presentarse:
- No todos comprenderán lo que haces y puede que hagan bromas o chistes acerca de tu alimentación. No te enfades ni reacciones mal. Lo único que lograrás es que te caiga mal la comida. Mejor, responde tú también con un chiste o simplemente déjalo pasar. Recuerda la ventajas de tu nueva dieta y así tendrás más fuerza para seguir adelante con la decisión que has tomado.
- No te vuelvas predicador del vegetarianismo. Claro que puedes recomendar una dieta sana a todo el mundo, pero siempre de manera equilibrada. Muchas personas que llevan dietas carnívoras se sienten discriminadas o perseguidas por quienes no consumen carne. Así como no te gustan los chistes sobre tus comidas, tampoco te vuelvas insistente con los demás. Como mencionaba anteriormente, el tipo de alimentación es algo muy personal y posiblemente lo único que consigas con una actitud insistente es que nadie quiera hablar contigo por temor a que comiences con tus “sermones alimenticios”.
- ¿La tentación es más fuerte que tu voluntad? Entonces comienza poco a poco. Primero puedes eliminar las carnes y volverte semi-vegetariano. A medida que te vayas sintiendo mejor y si te involucras cada vez más con la dieta vegetariana, es posible que con el tiempo vayas eliminando o eligiendo otros productos saludables. Lo importante es que siempre lleves una alimentación balanceada y que te propongas metas que puedas cumplir para tener más éxito y por más tiempo.
- En la variedad está el gusto. Comienza a probar nuevos sabores y diviértete llenando tu plato de colores. Ser vegetariano no tiene por qué ser aburrido. Por el contrario, la madre tierra nos provee de muchos alimentos exquisitos que son capaces de mantenernos fuertes y sanos. Seguramente hay varios que no has probado.
- ¿Te preocupa el costo de una dieta vegetariana? No siempre es más caro ser vegetariano. Saca tus propias cuentas. ¿Cuánto cuesta un kilo de carne en tu ciudad y cuánta fruta compras con esa misma cantidad de dinero? Esa golosina que le has comprado a tu hijo, ¿es realmente más barata que un puñado de arándanos o de frutillas (fresas)?
Como ves, sólo es cuestión de tomar la decisión. Los motivos puedes ser diferentes y muy personales. Lo importante es que, sea lo que sea que te lleve a querer comer más frutas y vegetales, y a dejar los productos animales, probablemente también te ayudará a cuidar tu salud si lo haces bien. Si todavía tienes dudas, asesórate con un nutricionista calificado o un dietista registrado para comenzar cuanto antes con una dieta más saludable.
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