Si quieres comer menos, ponte en acción. A diferencia de lo que muchos creen, un nuevo estudio ha detectado que luego de hacer ejercicios, a las mujeres no se les abrió más el apetito que después de haber estado en reposo. Aquí te contamos mas detalles sobre este hallazgo, que puede ser un nuevo motivo para que comiences tu rutina de actividad física y no la abandones.
Cada vez que Fabiola llega del gimnasio abre el refrigerador y toma una porción de lo más rico que encuentra para comer mientras descansa frente al televisor. ¿La justificación? Que ha gastado mucha energía y calorías con el ejercicio y necesita reponer las fuerzas.
Para ella, y todas las Fabiola que seguramente harán lo mismo, he aquí un nuevo estudio según el cual esta afirmación no es más que una excusa para comer algo que se les antoja. Pues al parecer, el ejercicio no les abrió el apetito a un grupo de mujeres luego de hacer ejercicios. Incluso comieron menos que cuando estuvieron en reposo.
Se trata de una pequeña investigación que fue publicada en línea en la edición de octubre de la revista Medicine & Science in Sports & Exercise, según la cual apenas 45 minutos de caminata a paso vigoroso serían suficientes para reducir la respuesta cerebral a la comida ese día, independientemente del peso de la persona.
Para llegar a estos datos, unos científicos de la Universidad de Brigham Young, en Estados Unidos, midieron la actividad cerebral de 18 mujeres de peso saludable y 17 mujeres obesas, mientras observaban fotografías de comidas (y luego imágenes de flores, para que sirvieran como “control” o comparación).
Luego, los investigadores tomaron las medidas cerebrales dos veces. La primera, una hora después de que las mujeres caminaran a paso vigoroso en una cinta, durante 45 minutos. La segunda, una semana más tarde, una mañana en que las mujeres no hicieron ejercicio.
En ambos momentos, las participantes anotaron lo que comían y la actividad física que hacían. Lo sorpresivo fue que las mujeres no sólo mostraron mucho menos interés en la comida tras el ejercicio, sino que tampoco comieron más ese día para “compensar” por las calorías que habían quemado.
Si bien todavía es necesario contar con más datos para determinar cuánto tiempo dura la reducción en la motivación por la comida tras una sesión de ejercicio, sobre todo si la gente participa en regímenes de ejercicio a largo plazo, estos hallazgos brindan nueva información sobre cómo el ejercicio podría afectar la forma en que las personas responden a las señales alimenticias.
Ahora lo sabes. Si hacer ejercicios era la excusa para comer de más, empieza a buscar otra. Pues mantener una rutina de actividades físicas no sólo ayuda a combatir el exceso de peso y a mantenerte en forma sino que también podría ayudarte a disminuir la cantidad de comida que consumes.
Y no sólo eso, también te ayuda a mantener una buena salud: es buena para el corazón, la diabetes, el colesterol, y hasta para reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo. ¿Todavía buscas más excusas o ya estás pensando en poner en práctica una nueva rutina de alimentación y de ejercicios?
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