Se ha hablado mucho sobre la utilidad de suprimir o reducir en la dieta las grasas saturadas para disminuir el riesgo de enfermedades cardíacas, pero según la opinión de un experto, tal vez eso no sea del todo cierto.
En Vida y Salud, te hemos explicado qué tipo de grasas benefician más a tu organismo, así como la necesidad de reducir y eliminar las grasas saturadas y las grasas trans por su relación con los problemas cardíacos, el sobrepeso y la obesidad, entre otros problemas de salud. Pero fíjate que hay siempre dos caras de la misma moneda, y aún dentro de la comunidad científica existen opiniones contrarias. Como la de James DiNicolantonio, experto en investigaciones cardiovasculares y doctor en Farmacia, quien aseguró en un editorial de la revista Open Heart, que las dietas bajas en grasa saturada no reducen necesariamente el riesgo de enfermedades del corazón ni ayudan a vivir más tiempo. “No hay pruebas concluyentes de que una dieta baja en grasa tenga efectos positivos en la salud”, escribe.
Dice el Dr. DiNicolantonio que la mala imagen de las grasas saturadas se remonta al año 1952, debido a un estudio que sugería una relación entre una dieta alta en grasas saturadas y las muertes por enfermedades cardíacas. Mientras más calorías de grasas consumías, mayor era el riesgo de muerte por enfermedades del corazón.
Según él, el problema es que el estudio basó sus conclusiones en datos tomados de seis países, sin tomar en cuenta los datos de otros 16 países, que contradecían esa hipótesis. Un análisis posterior de los 22 países en conjunto arrojó un resultado diferente al primer estudio, cuyos resultados, sin embargo, se han seguido aceptando.
De ahí la creencia generalizada de que, como las grasas saturadas aumentan el nivel de colesterol (una teoría errada, según el Dr. DiNicolantonio), deben también aumentar el riesgo de las enfermedades cardíacas. Eso llevó a la recomendación de que reducir el consumo de los alimentos con grasas saturadas reduciría también el riesgo de padecer de obesidad, diabetes y problemas metabólicos.
Pero una creciente evidencia sugiere otra cosa. El Dr. DiNicolantonio cita opiniones recientes que mencionan los carbohidratos refinados como el principal factor dietético en el aumento de la obesidad y la diabetes.
Además, aunque es cierto que una dieta baja en grasa puede reducir el LDL o colesterol “malo”, el Dr. DiNicolantonio explica que hay dos clases de colesterol LDL, tipo A y tipo B. Y si sustituyes en tu dieta la grasa saturada por carbohidratos, es posible que aumentes el tipo B del colesterol, que es más dañino para el corazón comparado con el tipo A. El cambio crea también un perfil lípido (de grasas) más perjudicial para la salud general.
Por otra parte, añade, varios análisis demuestran que una dieta baja en carbohidratos es mucho más efectiva para bajar de peso y para mejorar el perfil lípido que una dieta baja en grasa. Y no se han encontrado pruebas definitivas de que una dieta baja en grasa reduzca el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Entre las recomendaciones de los dietistas para reducir el consumo de grasas saturadas está la de aumentar el uso de las grasas poliinsaturadas. Pero según el Dr. DiNicolantonio, un análisis reciente demuestra que reemplazar las grasas saturadas y las grasas trans por los ácidos grasos omega 6, sin el correspondiente aumento de los ácidos grasos omega 3, al parecer aumenta el riesgo de muerte por enfermedades coronarias y cardiovasculares.
Su recomendación para bajar de peso y mantener la salud del corazón es consumir una dieta con menos carbohidratos refinados, azúcares y alimentos procesados.
Eso no quiere decir, sin embargo, que debas consumir por tu cuenta grandes cantidades de grasa, saturada o no. En todo caso, antes de hacer un cambio radical en tu dieta, consulta con tu médico, menciónale el tema y guíate por sus indicaciones.
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