Varios estudios han demostrado que un consumo elevado de carne roja puede incrementar el riesgo de desarrollar cáncer y enfermedades del corazón, mientras que reemplazarla por otras fuentes de proteínas con menos grasa, como el pescado y los frutos secos, puede disminuir las posibilidades de tener esos problemas de salud y extender los años de vida.
Hay personas a las que les cuesta imaginarse un plato de comida sin carne. Si no tienen una tierna hamburguesa o un jugoso bife (bistec) con guarnición no hay ni almuerzo ni cena. La carne, por cierto, es una excelente fuente de proteínas y hierro, dos nutrientes esenciales para el desarrollo de los músculos y todos los tejidos del cuerpo.
Si esto es así, ¿por qué entonces se recomienda disminuir el consumo de carnes, especialmente las carnes rojas, y reemplazarlas por otras fuentes de proteína, como el pescado, los lácteos, los frijoles (habichuelas) y las nueces?
La mala noticia para los amantes de las carnes rojas es que éstas también contienen muchas grasas, que se acumulan en el cuerpo y están asociadas al desarrollo de varias enfermedades. Además, la forma de cocción a veces también produce sustancias que pueden afectar la salud.
Un estudio reciente desarrollado por unos investigadores de Harvard – publicado en la revista Archives of Internal Medicine – ha detectado que las personas que comen más carne roja, ya sea fresca o procesada, tiene más posibilidades de morir de cáncer o de enfermedades del corazón.
En detalle, luego de analizar las conductas alimenticias de más de 120 mil personas que participaron en dos estudios diferentes (uno en 38 mil médicos de mediana edad, durante 22 años, y otro en 84 mil enfermeras, durante 28 años), los investigadores encontraron que comer una porción diaria de tan sólo 3 onzas u 85 gramos de carne roja, aumenta el riesgo de morir de una enfermedad del corazón en un 18 por ciento y de cáncer en un 19 por ciento.
El riesgo es aún mayor para quienes dijeron comer carne procesada, como jamón, salchichas y chorizos. En este caso, dos porciones de jamón o una salchicha o chorizo a diario aumentan el riesgo de morir de una enfermedad cardíaca en un 21 por ciento y de cáncer en un 16 por ciento.
Del mismo modo, según este estudio, reemplazar la carne roja con otras fuentes de proteína con menos grasas, como pescado, pollo, frijoles (habichuelas) , frutos secos, lácteos descremados y granos integrales, puede reducir el riesgo de muerte temprana de 7 a 19 por ciento.
Por otro lado, un estudio diferente – en este caso desarrollado por unos investigadores españoles – ha asociado el consumo de las carnes procesadas, como salchichas y embutidos, con las crisis de enfermedad pulmonar. En este caso, los problemas respiratorios estarían relacionados con los nitritos, que son los conservantes que generalmente contienen este tipo de alimentos.
Además, las carnes procesadas también contienen mucho sodio o sal, que puede provocar presión arterial alta o hipertensión, una condición que también se relaciona con los problemas del corazón.
Estos son sólo algunos ejemplos de investigaciones que tratan de analizar cómo afectan las carnes rojas a la salud humana. Pero lo importante es no ser extremistas y no abandonar por completo el consumo de esta excelente fuente de proteínas, sino más bien limitarlo y combinarlo con otras opciones saludables.
Recuerda que la comida es sólo una parte en la búsqueda de una buena calidad de vida. Para mantener la salud, también es importante que no adquieras hábitos nocivos (o te aferres a ellos) como el tabaco y el consumo excesivo del alcohol. Y, por supuesto, que no te olvides de practicar tu rutina de ejercicios.
¿Te parece difícil llenar el plato sin carne? Piensa positivo y abre tu mente a nuevas opciones, más coloridas y no menos sabrosas. ¡Anímate! Hasta puedes divertirte mezclando ingredientes nuevos, más saludables, con tus comidas.
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