El ejercicio físico siempre ha sido una recomendación para mejorar la salud general, y ahora se refuerza su importancia en las mujeres que han superado el cáncer de mama. Un reciente estudio, liderado por el Hospital del Mar, la Fundació Claror y el TecnoCampus, todos ellos de España, demuestra que el ejercicio regular mejora la calidad de vida y la funcionalidad física de estas mujeres. Este proyecto, denominado AQUAFIT, fue publicado en la reconocida revista Breast Cancer y destaca la relevancia del ejercicio, especialmente el acuático, para este grupo específico.
Ejercicio físico y cáncer de mama: un binomio esencial para la salud
El estudio AQUAFIT analizó a 28 mujeres supervivientes de cáncer de mama, quienes realizaron un programa de ejercicio terapéutico en seco o en agua. Los resultados mostraron mejoras significativas en su bienestar, reduciendo síntomas de la enfermedad entre un 18 % y un 35 %, dependiendo del tipo de ejercicio realizado. Además, la función física mejoró entre un 8 % y un 11 %.
El papel del ejercicio físico en la recuperación de las mujeres que han vencido el cáncer de mama es claro: no solo promueve una mejora en la salud física, sino también en la emocional y mental. Estos hallazgos refuerzan la importancia de integrar el ejercicio en los programas de recuperación de estas pacientes.
Mejoras notables en la salud física y emocional
Las participantes del estudio AQUAFIT vieron mejoras notables en varios aspectos de su salud. La calidad de vida de las mujeres que efectuaron ejercicios acuáticos mejoró notablemente, con una reducción del 18 % en sus síntomas, mientras que las que realizaron ejercicio en tierra experimentaron una reducción del 35 %. Además, la capacidad cardiorrespiratoria aumentó entre un 8 % y un 11 %, la fuerza muscular en los brazos subió entre un 22 % y un 10 %, y la fuerza en las piernas mejoró entre un 26 % y un 39 %.
No solo se vieron beneficios físicos. También mejoraron su composición corporal, especialmente en términos de reducción de grasa y aumento de musculatura, algo que fue más evidente en las mujeres que participaron en las actividades acuáticas. Aunque estas mejoras no se mantuvieron de forma tan pronunciada después de finalizar el programa, las participantes que realizaron ejercicio en el agua mantuvieron una actividad física moderada-vigorosa en las semanas posteriores al estudio.
Los beneficios del ejercicio acuático en mujeres supervivientes de cáncer de mama
Uno de los descubrimientos más sorprendentes del estudio es la eficacia del ejercicio acuático. Las mujeres que participaron en las sesiones de ejercicio en el agua mostraron una mayor adherencia al programa a largo plazo en comparación con aquellas que llevaron a cabo ejercicios en tierra. Esto sugiere que el entorno acuático ofrece beneficios adicionales, facilitando la participación continua.
Según la Dra. Mar Vernet-Tomás, coordinadora de la Unidad de Patología Mamaria del Hospital del Mar de Barcelona, “el estudio ha revelado que los ejercicios acuáticos pueden ser tan efectivos como los ejercicios llevados a cabo en el entorno terrestre”. Este tipo de actividad, además de ser segura, puede tener efectos positivos adicionales, como la mejora de la función sexual, según indicaron las investigadoras Raquel Sebio-García y Esther Mur-Gimeno del TecnoCampus.
La importancia de la continuidad en la actividad física
Un desafío importante tras el tratamiento de cáncer de mama es mantener una rutina de ejercicio constante. La Dra. Marta Coll, del Área de Bienestar y Salud del Claror Marítim, destaca que “estos resultados subrayan la importancia de adaptar los programas de ejercicios a las preferencias y necesidades individuales de las pacientes, promoviendo así la continuidad y la adherencia física a largo plazo”.
El estudio AQUAFIT también revela que la alta adherencia a los programas de ejercicio acuático fue crucial para la mejora continua de la calidad de vida en las mujeres. La seguridad del ejercicio, junto con el disfrute de la actividad, son factores que pueden motivar a más mujeres a mantener un estilo de vida activo tras superar el cáncer.
En resumen, este estudio ha demostrado que el ejercicio físico, especialmente en el agua, es una herramienta clave en la mejora de la calidad de vida de las mujeres que han superado el cáncer de mama. Estos programas no solo ayudan a mejorar la condición física, sino también la salud mental y emocional de las pacientes. Además, el hecho de que los ejercicios acuáticos hayan sido tan efectivos y bien aceptados subraya la importancia de diseñar programas de ejercicio que se adapten a las necesidades y preferencias individuales de las mujeres.
FAQs
¿Qué beneficios tiene el ejercicio acuático para las mujeres que han superado el cáncer de mama?
El ejercicio acuático mejora la calidad de vida, la función física y reduce los síntomas del cáncer. También facilita la adherencia a largo plazo al ejercicio.
¿Por qué el ejercicio físico es importante después del tratamiento de cáncer de mama?
El ejercicio físico ayuda a mejorar la salud general, la fuerza muscular, la capacidad cardiorrespiratoria y la composición corporal en mujeres que han superado el cáncer de mama.
¿Es seguro efectuar ejercicios en el agua después del cáncer de mama?
Sí, el estudio AQUAFIT ha demostrado que los ejercicios acuáticos son seguros y efectivos para mejorar la salud de las mujeres supervivientes de cáncer de mama.
¿Qué diferencia hay entre el ejercicio en agua y en tierra para mujeres que han vencido el cáncer de mama?
Ambos tipos de ejercicio son beneficiosos, pero el ejercicio en agua facilita una mayor adherencia a largo plazo y mejores resultados en la composición corporal.
¿Cómo puedo mantener una rutina de ejercicio después de superar el cáncer de mama?
Es recomendable adaptar el programa de ejercicios a tus preferencias, buscando actividades que disfrutes para fomentar la continuidad a largo plazo.
¿Cuánto tiempo debo realizar ejercicio después del tratamiento de cáncer de mama?
El estudio AQUAFIT sugirió la realización de dos sesiones por semana durante 24 semanas, pero es importante mantener una actividad regular después del programa para conservar los beneficios.
Por Miguel Ramudo
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