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En la mayoría de los casos, la hipertensión suele desarrollarse por años sin dar síntomas. Aun así, puede dañar los vasos sanguíneos y el corazón mientras no se detecta. De ahí la importancia de chequearla periódicamente y tomar medidas para controlarla cuando está alta.

Hasta ahora, se recomendaba reducir la sal (el sodio), como medida preventiva para controlar la presión alta. Sin embargo, varios estudios nuevos indican que el azúcar que se añade a los alimentos está aún más relacionado con la presión arterial y los accidentes cardiovasculares que el sodio.

Los realmente responsables de la hipertensión parecen ser los alimentos procesados, que proporcionan no sólo sodio, sino también carbohidratos altamente refinados. Estos incluyen varios tipos de azúcar. La sacarosa es un ingrediente común en los alimentos procesados industrialmente. Y todavía más común que la sacarosa es el jarabe de maíz, rico en fructosa, el edulcorante más utilizado en los alimentos procesados, sobre todo en refrescos o sodas y en bebidas de frutas.

El consumo excesivo de fructosa aumenta la frecuencia cardíaca, el gasto cardíaco, la retención renal de sodio y la resistencia vascular. Todos estos factores interactúan para elevar la presión arterial y aumentar la demanda de oxígeno del miocardio (que es el tejido muscular del corazón).

Para reducir tu riesgo de padecer hipertensión, reduce el consumo de azúcares agregados. Para lograrlo, sólo tienes que limitar los refrescos y los alimentos procesados que los contienen.

 

Imagen © iStock / Maria Dubova

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