- El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa caracterizada por los temblores, dificultad en la coordinación motora y con reducido margen de tratamiento. La progresión del padecimiento lleva a los pacientes a quedar postrados.
- Los deportes de bajo impacto, como el Tai chi o el golf, se han visto beneficiosas para reducir algunos síntomas iniciales del Parkinson, como son la pérdida del equilibrio y las caídas. La coordinación, flexibilidad y equilibrio requerido ayudan a los pacientes en sus síntomas.
- El Instituto de Investigación del Hospital Sant Pau de Barcelona y la Asociación Golf con Parkinson buscan estudiar en 14 individuos con Parkinson si el golf por sus características permite beneficiar en la marcha, la cognición y la conducta. Lo llevan a cabo mediante 12 semanas de prácticas de 90 minutos en el Club de Golf de Barcelona en un curso introductorio del Barcelona Golf Academy.
La enfermedad de Parkinson no tiene cura hasta el momento. Sin embargo existen muchos tratamientos, que si se detecta en sus etapas iniciales (debilidad muscular, dificultad para coordinar movimientos, leve pérdida de algún sentido sensorial o confusión cognitiva) ayudan a ralentizarla. Actualmente resulta clave poder encontrar alternativas que no solo apoyen al individuo en lo médico, también que lo hagan en lo mental y social. La actividad física y la alimentación equilibrada son reconocidas como los grandes pilares para poder conseguirlo. Actualmente el golf parecer ser un candidato interesante que, además, físicamente parece que tiene la dosis justa para lograr ‘retrasar’ un poco los síntomas críticos.
El Parkinson y sus complejidades
No le culpo si asocia al Parkinson con los temblores característicos de las manos. Esta fue la característica representativa para la enfermedad descubierta en 1817 por James Parkinson. Ya que no todos tienen los temblores (solamente un tercio) actualmente se habla de un grupo de condiciones neurodegenerativas llamadas ‘Parkinsonismo’. En general, además de los temblores, algunos de los afectados por esta enfermedad pueden presentar:
- Imposibilidad para iniciar movimientos de manera voluntaria
- El ‘comando’ de movimiento enviado por el cerebro se traduce en procesos lentos, que se hacen patente a la hora de reaccionar, hablar o tragar.
- Debilidad, parálisis o falla en la coordinación de movimientos musculares. Al avanzar la enfermedad es común una pérdida del balance corporal e incluso dolor.
- Dificultades cognitivas, cambios de humor y problemas en la memoria.
Conociendo estos síntomas como una forma de detección precoz, junto a exámenes médicos, se hace evidente que se debe trabajar cuanto antes con los pacientes en su relación con los músculos y como realizan sus acciones. De tal manera que al avanzar la enfermedad sea posible alivianar los procesos. Eso es lo que hipotéticamente se podría esperar.
Encontrar el deporte y las ganas de moverse
Ya hemos hablado en Vida y Salud sobre la importancia del deporte en los pacientes que viven con el Parkinson. Al parecer los deportes de bajo impacto, como el Tai Chi, son ideales para practicar como terapia en conjunto con la realizada por profesionales de la salud y los medicamentos.
En ese ámbito aparece el golf. Una investigación de 2021 señaló que este deporte es una actividad física qué por su ritmo de bajo impacto y por el requerimiento físico y mental necesario para los distintos tipos de ‘swing’ en los golpes de la bola permite reducir los riesgos de caídas de mejor manera que el tai chi en pacientes de la tercera edad con Parkinson.
Además, el golf requiere de otros aspectos que pueden ser beneficiosos para los pacientes:
- Es necesario aprender a activar todos los músculos y tener un control de la fuerza corporal. Lo que se traduce coordinación motora fina.
- Fortaleza muscular, especialmente los encargados de la postura. Lo que puede reducir la pérdida de equilibrio.
- Coordinación y estabilización de la posición y el ‘swing’. Mejorando la flexibilidad.
- Concentración, estrategia y colaboración con otras personas en tratamiento y quienes les enseña.
Desde esa mirada, el Instituto de investigación del Hospital Sant Pau de Barcelona y la Asociación Golf con Parkinson se propusieron estudiar científicamente si hay un real beneficio. “Este será el estudio más ambicioso en la relación del Parkinson con el golf [apunta la Dra. Carmen García-Sánchez, líder del equipo investigativo]. Queremos conocer cómo afecta positivamente no solo en el aspecto físico [equilibrio, coordinación y flexibilidad], también en lo afectivo y lo conductual”. Claro, siempre como un apoyo al tratamiento farmacológico y las terapias de rehabilitación.
Viento en popa
El proyecto busca reconocer diferencias en 14 pacientes que viven con Parkinson en un estado inicial o moderado que se encuentran estables. Ellos “son tratados como cualquier persona que no sabe nada de golf y se les comienza a enseñar”, apunta Carlos Vivas, uno de los entrenadores de la Barcelona Golf Academy, encargados de realizar el curso en el Club de Golf de Barcelona. Donde hacen sesiones de aprendizaje inicial por una hora y media a la semana.
Aunque llevan 4 semanas (de las 12 totales) las sensaciones de los pacientes muestran que si les ha hecho una diferencia:
- “Estoy encantada, lo disfruto mucho, espero que me dé los beneficios a largo plazo que esperamos”, apunta Clara Carrasco, paciente y nueva practicante de golf.
- “Yo pensé que ya no había nada para mí, no quería salir de mi casa. Nunca me imaginé que el golf cansara tanto y que realmente me diera ganas de hacer cosas”, comenta María Rosa, otra paciente que participa del proyecto.
- “Ver como mis compañeros que conozco del hospital y los tratamientos ríen viendo quién logra lanzarla más lejos y mejor es algo que me trae mucha alegría. Yo los veo que en poco tiempo su estado de ánimo a mejorado mucho”, señala Xavi, otro participante.
“Las intervenciones basadas en actividades deportivas y sociales son un recurso terapéutico utilizado para tratar trastornos motores, emocionales y conductuales en pacientes con la enfermedad de Parkinson. […] Pero es necesario investigarlo para apoyar su inclusión en el manejo”, puntualiza la experta.
Se espera que para finales de año se puedan entregar resultados científicos, posterior a replicar la experiencia en uno o dos grupos más. Estaremos pendientes.
Por Carlos Diego Ibáñez
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