La lactancia es una etapa de transformaciones físicas y emocionales en la mujer. Junto con los cambios hormonales, es normal que las mamás pongan toda su atención en el recién nacido y que dejen todo lo demás en un segundo plano, incluido el sexo. Los padres, por su parte, pueden sentirse rechazados y excluidos, aunque eso no sea cierto. La sensualidad y el afecto son más importantes que nunca. Descubran ambos más detalles sobre la sexualidad durante esta etapa.
La llegada de un bebé a la familia es algo maravilloso pero revoluciona la vida en pareja, sobre todo al principio, cuando ambos padres deben acostumbrarse a la nueva rutina familiar: las mamás están tan ocupadas atendiendo al bebé, aprendiendo y sintiendo todos los cambios físicos y emocionales que han comenzado con el embarazo, que es normal que pongan toda su atención en ello y dejen todo lo demás en un segundo plano. Incluido el sexo.
Pero el sexo es uno de los ingredientes principales en toda pareja y el hombre también está viviendo los cambios que provoca la llegada de un hijo, aunque de una manera diferente. El vínculo entre la mamá y el niño es tan fuerte, que es común que muchos papás se sientan excluidos.
Sin embargo, tu rol como hombre también es muy importante durante la lactancia. No sólo para los cuidados del niño sino también en la atención y el apoyo a tu pareja. Posiblemente tu mujer se sienta cansada todo el tiempo por el hecho mismo de estar alimentando al bebé día y noche. Por eso, tu participación con las tareas del hogar puede ser de gran ayuda, así como tu apoyo y que le manifiestes de distintas formas todo tu amor.
¿Has intentado acercarte físicamente pero ella no quiere saber nada de sexo? Es muy probable que no sea ese el modo en que ella necesite que le manifiestes tu cariño en este momento. Es que durante la lactancia, el deseo sexual de la mujer disminuye, no sólo porque está agotada, sino también por cambios hormonales y físicos propios de esta etapa.
Luego del parto, disminuyen mucho los niveles de los estrógenos y la progesterona, dos hormonas que se relacionan con el deseo sexual y que habían aumentado mucho durante el embarazo, y dan paso a otras dos hormonas que cobran protagonismo en el cuerpo de una mujer durante la lactancia: la prolactina y la oxitocina.
La prolactina está vinculada a la producción de la leche, por eso aumenta en este momento y hace que haya sequedad vaginal, irritación y hasta calores o sofocos (similares a los de la menopausia). La oxitocina, por su parte, es la hormona que estimula la salida de la leche, la misma que se segrega para desencadenar el parto y la que se produce durante el orgasmo.
Por eso, muchas mujeres tienen niveles tan altos de oxitocina que no sienten necesidad de tener relaciones sexuales. En otras situaciones, esta misma hormona es la responsable de que algunas mujeres tengan un reflejo de eyección con salida de leche. Además, estos cambios son los responsables de que algunas mujeres sientan placer cuando le dan el pecho (amamantan) a sus hijos, cosa que suele generarles bastante desconcierto e incluso sentimientos de culpa, aunque sólo se trate de algo hormonal.
Ahora bien, en medio de este maremoto de hormonas y emociones, que disminuya el deseo sexual no significa que no haya placer ni sensualidad. Por el contrario, la oxitocina también es conocida por su función en las relaciones sexuales, sensuales y afectivas y se relaciona con sentimientos de bienestar, seguridad, intimidad, apego y placer.
Por esto es tan importante la comunicación entre la pareja y que ambos puedan expresar abiertamente sus necesidades y emociones. Si eres hombre, debes tener en cuenta que las relaciones no son sólo genitales: abre tu mente a nuevas prácticas sexuales, es el momento ideal para jugar con todas las formas posibles de practicar el sexo, no sólo la penetración.
Piensa que, además, el útero de tu mujer está volviendo a su tamaño y a su estado antes del embarazo y es posible que ella tenga dolores o molestias físicas luego del parto, por ejemplo por los puntos recibidos luego de una cesárea o, en los casos de parto natural, porque tiene una episiotomía (la incisión que se practica desde la vagina hasta el ano o perineo, para agrandar la abertura vaginal para que el bebé pueda pasar más fácilmente). Mientras esos síntomas físicos están presentes (en general seis semanas), no se recomienda el sexo con penetración.
Más aún, una vez restablecida la normalidad física luego del parto, durante la lactancia hay muchos otros aspectos que pueden seguir afectando la sexualidad. El cansancio y el fuerte vínculo de la mamá con el niño, que pueden extenderse incluso hasta por dos años, es sólo un ejemplo.
Tengan en cuenta que durante toda esta etapa de lactancia, la espontaneidad desaparece y las interrupciones se vuelven moneda corriente. Por eso es importante que, de tanto en tanto, programen encuentros de pareja y se dediquen un tiempo el uno para el otro.
Y nunca pierdan de vista que la lactancia es sumamente importante para el crecimiento y la salud física y emocional del bebé y la mamá, y por lo tanto es un proceso que ambos padres deberían disfrutar y vivir con alegría. La propuesta es que ambos descubran nuevas formas de sentir, emocionarse y transmitir el amor, no sólo hacia el niño, como los flamantes padre y madre que son, sino también entre ambos miembros de la pareja.
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