Muchas vitaminas, suplementos, y una variedad de productos que se venden en las tiendas y en el Internet, prometen aumentar tu sistema inmunitario o tus defensas. Pero en realidad, el concepto de aumentar tu inmunidad de esta forma por un lado no tiene mucho sentido científicamente y, por otro lado, podría ser peligroso. El sistema inmunológico es lo que nos ayuda a mantenernos sanos cuando nos ataca una bacteria o un virus, por ejemplo. Sí existen cosas que pueden asistir al sistema de defensa, pero no son las que te venden estas tiendas. Aquí te explico.
El sistema inmunológico o de defensa es esencial para que nuestro cuerpo se defienda de organismo microscópicos (que no se ven sin ayuda de un microscopio) como son: las bacterias, los virus, los parásitos y otros gérmenes que causan infecciones e infestaciones. Una vez que estos organismos entran en nuestro cuerpo, se desencadena una serie de reacciones complejas para atacar al enemigo.
El sistema inmunológico o de defensa se extiende por todo el cuerpo y cuenta con diferentes tipos de células, de proteínas, de tejidos y de órganos.
Primero hablaré de los componentes del sistema de defensa y después hablaré de los tipos de inmunidad y cómo funciona el sistema de defensa.
Componentes del sistema inmunológico o de defensa:
Los glóbulos blancos o leucocitos que circulan en la sangre y en los linfáticos. También se almacenan en los órganos linfáticos que incluyen el timo, el bazo, la médula ósea y los ganglios linfáticos.
Hay dos tipos de glóbulos blancos:
- Los fagocitos, que rodean, absorben y “se comen” a los organismos invasores. Un tipo de fagocito es el neutrófilo, que tiende a atacar a las bacterias. Otro tipo es el macrófago que remueve a las células muertas. Y otro es el mastocito que, entre otras cosas, ayuda a sanar las heridas.
- Los linfocitos, que le ayudan al cuerpo a acordarse de los invasores y a destruirlos. Hay dos tipos de linfocitos: los que se quedan en la médula ósea y maduran a linfocitos B, y los que se van al timo y se vuelven linfocitos T. Los linfocitos B producen anticuerpos y funcionan como el sistema de inteligencia del cuerpo, ya que encuentran su objetivo y lo bloquean. La función de los linfocitos T es la de destruir a los invasores y a las células comprometidas y de alertar a otros leucocitos.
¿Cómo funciona el sistema inmunológico?
La función del sistema inmunológico, inmunitario o de defensa es la de identificar sustancias extrañas (que pueden ser bacterias, virus, toxinas, etc.) que se conocen como antígenos, y eliminarlas. O sea, los antígenos precipitan una respuesta inmune.
Cuando los linfocitos B identifican al antígeno, empiezan a producir anticuerpos (también llamados inmunoglobulinas). Estas proteínas se unen a antígenos específicos. Una vez que se producen, los anticuerpos permanecen en nuestros cuerpos en caso de que tengan que combatir al mismo microorganismo. Por eso ya que una persona tuvo una enfermedad como sarampión, generalmente no la vuelve a tener. Los anticuerpos se unen al antígeno pero no lo pueden destruir sin ayuda, Para eso existen otras células.
Los linfocitos T son de dos tipos. Las células T auxiliares coordinan la respuesta inmune, estimulan a las células B a producir más anticuerpos y atraen a los fagocitos y las células T asesinas, que destruyen a los antígenos identificados por los anticuerpos o a las células infectadas. Les ayudan a los fagocitos a hacer su trabajo.
Los anticuerpos también pueden neutralizar las toxinas producidas por diferentes microorganismos o pueden activar a un grupo de proteínas llamado complemento que es parte del sistema inmunológico. El complemento ayuda a matar a virus, bacterias o células infectadas.
El conjunto de células especializadas y partes del sistema inmunológico protege al cuerpo de enfermedades. A eso se le llama inmunidad.
En general, nuestro sistema inmune se vuelve más fuerte en la adultez cuando hemos tenido oportunidad de estar expuestos a más microorganismos. Por eso los niños y los adolescentes se enferman más que los adultos.
Hay tres tipos de inmunidad:
- Inmunidad innata. Es el sistema de defensa con el que nacemos. Nos protege contra todos los antígenos en general. Incluye las barreras que evitan que materiales dañinos entren a nuestro cuerpo. Estas barreras forman la primera línea de defensa en la respuesta inmune. Por ejemplo, el reflejo de toser, o la piel que actúa como una barrera para bloquear a los gérmenes de forma que no entren a nuestro cuerpo.
- Inmunidad adaptativa o activa. Es la inmunidad que se desarrolla a través de nuestras vidas. Resulta cuando la exposición a un organismo patológico hace que el sistema inmunológico produzca anticuerpos contra esa enfermedad. La inmunidad activa puede se puede adquirir por:
- Inmunidad natural por exposición al organismo de la enfermedad a través de la misma infección (enfermedad).
- Inmunidad inducida por la vacuna, que se adquiere mediante la introducción de una forma muerta o debilitada del organismo de la enfermedad a través de la vacunación.
- Inmunidad pasiva. Se proporciona cuando a una persona se le administran anticuerpos contra una enfermedad en lugar de producirlos a través de su propio sistema inmunológico.
- Por ejemplo, un recién nacido adquiere inmunidad pasiva de su mamá a través de la placenta.
- Una persona puede obtener inmunidad pasiva a través de productos sanguíneos que contienen anticuerpos como la inmunoglobulina, que se puede dar cuando se necesita proteger de inmediato contra una enfermedad específica.
- La ventaja es que protege de inmediato, aunque generalmente sólo dura varias semanas, a diferencia de la inmunización activa (una vacuna) que toma tiempo en empezar a proteger, pero, en algunos casos, puede durar de por vida.
Antes de pasar al siguiente capítulo quisiera mencionar que algunas personas tienen una idea equivocada acerca de las vacunas y piensan que la “inmunidad natural” es mejor que ponerse una vacuna. Aunque el término “natural” suene benigno, cuando se trata de algunas enfermedades, el riesgo de padecerlas no lo es. Se puede estar exponiendo ya sea a la persona o al niño (si se trata de un hijo) a complicaciones de la enfermedad, a sufrimiento, hospitalización, a discapacidades a corto o largo plazo y/o incluso a morir, dependiendo de la enfermedad de la que se trate, como en el caso del COVID-19. El riesgo de las enfermedades es por mucho mayor al de las vacunas.
Además, la inmunidad generada por las vacunas sigue un proceso igual de natural por el sistema inmunológico ya que lo que hace es enseñarle al sistema inmunológico a producir anticuerpos usando un organismo muerto, una proteína (o parte de una proteína) o un germen debilitado e inofensivo para que el cuerpo pueda responder mucho más rápidamente cuando se encuentre frente al microorganismo real. Y, si bien es cierto que algunas vacunas como las vacunas contra el COVID-19 no son 100% efectivas para prevenir la enfermedad, lo que si hemos aprendido es que son altamente efectivas en prevenir enfermedad severa, hospitalización y muerte.
¿Cómo puedes fortalecer tu sistema inmunológico?
Lo que puedes hacer para fortalecer tu sistema de defensa es seguir un estilo de vida saludable. Me refiero a lo siguiente:
- No fumes. Si fumas, deja de fumar.
- Lleva una dieta alta en frutas y vegetales.
- Mantente activo y haz ejercicio regularmente. Idealmente un mínimo de 30 minutos diarios combinando ejercicio aeróbico con ejercicios de resistencia o fuerza.
- Si consumes bebidas alcohólicas, hazlo en moderación.
- Duerme lo suficiente. Un promedio de 7 a 8 horas por noche para los adultos.
- Procura evitar infecciones. Hay cosas que puedes hacer al respecto como lavarte las manos regularmente, cocinar bien la carne, etc.
- Procura reducir el estrés. La meditación, el yoga, etc. podrían ayudar.
- Mantente al corriente en las vacunas recomendadas. De esa forma tu sistema inmunológico estará listo para protegerte de las enfermedades para las cuales tenemos protección.
No existen píldoras mágicas y hasta la fecha, los estudios científicos no han demostrado beneficios de tomar ningún producto para fortalecer el sistema inmunológico. Tener una actitud positiva podría ayudar a tu bienestar en general. La pandemia ha causado muchos problemas y ha hecho muchas cosas más difíciles, pero si puedes buscar las cosas positivas y ver el vaso “medio lleno” en vez de “medio vacío” mientras pasa la tormenta, quizá te sea un poco más sencillo.
De mi parte y de parte de todo el equipo de VidaySalud.com te deseamos a ti y a toda tu familia un año 2022 lleno de salud, alegrías, prosperidad, éxitos y amor.
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