Hiperémesis gravídica es el término médico que describe las náuseas y el vómito severos que conducen a la deshidratación de la mujer embarazada. Aquí te cuento de qué se trata esta condición que puede complicar el aumento de peso necesario durante el embarazo y provocar un parto prematuro si es que no se trata a tiempo.
Es normal que durante los primeros tres meses del embarazo muchas mujeres experimenten las llamadas “náuseas matutinas” que vienen acompañadas de vómitos, no necesariamente durante la mañana, sino incluso a lo largo del día. Si bien es un síntoma molesto que se presenta al pasar la sexta semana y desaparece alrededor de la semana 18 de gestación, las náuseas y el vómito en moderación se consideran una parte común y normal de un embarazo sin complicaciones.
Sin embargo, es conveniente estar atenta si es que los vómitos se presentan de manera persistente y varias veces al día. Estas náuseas y vómito severos pueden conducir a la deshidratación y a la pérdida de peso. Ya que se sabe que es importante ganar peso durante el embarazo.
Conocida como hiperémesis gravídica, esta condición se presenta por lo general antes de las llamadas náuseas matutinas, alrededor de la cuarta semana del embarazo y pueden extenderse varios meses.
La intensidad de las náuseas y los vómitos pueden resultar perjudiciales para la mamá y el bebé, ya que la incapacidad de retener los alimentos en el estómago hace que la mamá tenga deficiencias nutricionales. Como consecuencia, puede perder peso, que no es lo deseado durante el embarazo. Además, los constantes vómitos pueden causar deshidratación grave si no se trata a tiempo. Algunas mujeres incluso requieren hospitalización para evitar complicaciones como nacimiento prematuro del bebé o bajo peso al nacer.
El tratamiento que normalmente se recomienda a quienes padecen de náuseas y vómitos leves, como comer galletas saladas al despertarse, o comer varias veces al día en pequeñas porciones y siguiendo una dieta blanda, puede no ser efectivo cuando se tiene hiperémesis gravídica.
En cambio, el tratamiento médico para la severidad del vómito y las náuseas pueden incluir la administración de líquidos por vía intravenosa (en la vena); evitar la vía oral (por la boca) para que el sistema digestivo tome un descanso, la administración de suplementos vitamínicos y medicamentos para frenar el vómito.
También se puede recomendar que la mujer que padece esta condición tome bastante agua en los momentos en que no tiene náuseas, que coma alimentos ricos en proteínas, que evite las grasas y también los estímulos que pueden desencadenarle las náuseas.
Pero, ¿cuál es la causa de la hiperémesis gravídica? Sin duda alguna, está ligada a los cambios hormonales que ocurren naturalmente durante el embarazo. Específicamente la elevación relativamente rápida de la hormona gonadotropina coriónica humana o GCH y del estrógeno. A veces, podría indicar un embarazo múltiple o lo que se conoce como un embarazo molar o mola hidatiforme (que es un grupo de células anormales que se forman a partir del tejido de la placenta dentro de la matriz).
Si estás embarazada, tienes náuseas y has vomitado, toma nota de esta lista de síntomas para contactar a tu médico de forma inmediata:
- Vómitos que ocurren tres o cuatro veces al día y te impiden retener cualquier alimento o bebida que hayas ingerido
- Náuseas que duran todo el día y te impiden comer y beber
- Vómito marrón, o con sangre.
- Desmayos o pérdida del equilibrio
- Pérdida de peso
- Disminución en la cantidad de orina
- Dolores de cabeza frecuentes
- Pulso acelerado
- Confusión
- Sabor afrutado en la boca
- Cansancio excesivo
Recuerda que si se toman las medidas necesarias, la hiperémesis gravídica se puede controlar. Así que a la primera sospecha de que la padeces, llama a tu médico.
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