¿Eres asmática y estás embarazada? ¿O estás planeando un embarazo? Un ataque de asma durante estos nueve meses es más que molesto o inconveniente. Resulta perjudicial para ti como mamá y es peligroso para tu bebé que necesita todo el oxígeno que solamente tú puedes brindarle para desarrollarse saludablemente. Tu tratamiento para el control del asma es más importante ahora que nunca bajo la estrecha supervisión de tu obstetra, del alergista y/o del pulmonólogo. No lo abandones para que tu embarazo llegue a término sin complicaciones.
La respiración sibilante (con silbidos) y entrecortada, presión en el pecho, tos, falta de aire…esos son los síntomas que experimentan los que sufren un ataque de asma, una enfermedad crónica que se caracteriza por la inflamación de las vías respiratorias, lo que dificulta la respiración. Solamente en los Estados Unidos afecta a unos 22 millones de personas, y de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, cerca de 300 millones de personas la padecen en todo el mundo. Se calcula que una de cada 100 mujeres padece de asma durante el embarazo y muchas más sufren de alergias en esos meses. ¿Estás tú entre ellas? Si estás embarazada, seguramente te preocupará cómo puede afectarle esta condición a tu bebé y si debes evitar los medicamentos para el control del asma. ¡No lo hagas!
Si antes del embarazo tomabas medicamentos para el control del asma, consulta con tu obstetra y con tu internista, alergista o el especialista del pulmón que te siguen, para determinar cuál tratamiento resulta seguro durante tu embarazo. Pero no dejes de tomarlos, aunque no tengas síntomas, porque el asma descontrolada que te provoque ataques continuos, disminuirá el oxígeno a tu bebé, algo mucho más peligroso que el riesgo potencial asociado con el uso de los medicamentos.
El asma que no se trata y que no está controlado puede traer consecuencias graves tanto para la mamá como para el bebé. Veamos cuáles son.
Los riesgos para la mamá:
- Hipertensión (presión arterial alta) durante el embarazo.
- Preeclampsia o toxemia, una condición propia del embarazo que se caracteriza por elevación de la presión arterial y por retención de líquidos, que puede afectar a los riñones, al hígado y causar convulsiones. También puede afectar a la placenta, lo que afecta al bebé.
- Insuficiencia (falla) respiratoria requiriendo el uso de un ventilador.
Los riesgos para el bebé:
- Mortalidad perinatal (mayor riesgo de muerte ya sea, inmediatamente antes o después del nacimiento).
- Retraso en el crecimiento del bebé en el útero.
- Nacimiento prematuro (antes de la semana 37 de gestación).
- Bajo peso al nacer.
Ahora ya conoces las consecuencias. Pero más que asustarte, úsalas como motivación para controlar tu asma. Si lo haces, tu embarazo puede continuar normalmente y con éxito.
Es posible que te preguntes que riesgo implican los medicamentos para el asma en tu gestación. Veamos. Si utilizas un inhalador, la mayoría de los doctores están de acuerdo en que la cantidad de medicación que recibes de un inhalador va directamente a tus pulmones y es muy poco probable que dañe al bebé. Si tomas medicinas por vía oral o inyecciones, consulta con tu médico para realizar algunos cambios, ya sea en la reducción de las dosis, para sustituir medicamentos o usar un inhalador, ya que los medicamentos por vía oral y las inyecciones pasan al torrente sanguíneo y algunos pueden afectar al bebé. Dentro de lo posible, estos medicamentos se deben evitar durante el primer trimestre del embarazo, período en el que sí existe riesgo para el bebé, pero muy reducido. Lo más importante ahora es mantener una estrecha relación con tu médico y que sea él o ella quien determine el curso a seguir teniendo en cuenta cuán severos son los ataques de asma que sufres y los tratamientos que hasta ahora han resultado efectivos en tu caso.
Además de los medicamentos de control, hay otras medidas que se deben tomar:
- Tu obstetra y el especialista a cargo de tu tratamiento para el asma deben trabajar en equipo y comunicarse mutuamente.
- Hay que medir tu capacidad pulmonar durante la gestación para garantizar que el bebé está recibiendo suficiente oxígeno. Estas mediciones deben hacerse mensualmente a través de pruebas como la espirometría, que miden y evalúan la capacidad y la función pulmonar.
- A partir de las 28 semanas, se comenzarán a monitorear los movimientos del feto. Si tu asma no está controlada o es muy severa, se recomendarán pruebas de ultrasonido a partir de la semana 32 de gestación para comprobar si el bebé está creciendo adecuadamente.
- Ahora más que nunca deberás evitar los factores que desencadenan tus ataques (humo, tabaco, polen, polvo, ácaros, aire frío), para reducir los ataques y para que puedas tomar la cantidad mínima de medicamentos posible.
- Vacúnate contra la gripe (influenza) tan pronto esté disponible la vacuna de temporada. La vacuna no implica riesgos para tu embarazo y se recomienda que la reciban todas las mujeres embarazadas.
- Si ya recibes inyecciones para controlar las alergias, es probable que tu doctor te indique que continúes el tratamiento, pero no se recomienda comenzar el tratamiento con vacunas durante el embarazo.
- Consulta con tu médico acerca de cuáles descongestionantes puedes tomar por vía oral y si existen otras opciones.
- La Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés) ha determinado que el medicamento corticosteroide inhalado, conocido como Budesonide, es el más seguro durante el embarazo.
- No cambies ni las dosis ni los medicamentos sin consultar con tu doctor(a). Y no tomes ningún otro medicamento sin su autorización.
El control y el manejo de tu asma debe continuar incluso durante el parto y más adelante si vas a amamantar a tu hijo. Si el tratamiento resultó seguro y efectivo durante el embarazo, también lo será durante esta otra etapa. Recuerda que todo lo que hagas tiene repercusiones en esa vida que se forma dentro de ti, pero todo saldrá bien si llevas bien tu tratamiento y sigues los consejos de tu doctor(a).
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