Si estás amamantando, sabrás que hacerlo es inmensamente beneficioso para tu hijo. La leche materna contiene todos los nutrientes necesarios para su crecimiento sano. Sin embargo, ¿qué puedes hacer cuando tienes un problema en los pezones? ¿Te preocupa no producir suficiente leche? Si te interesa o te ha pasado, sigue leyendo. En Vida y Salud te contamos cuáles son los problemas más comunes en los pezones durante la etapa de la lactancia.
Una vez que nace, el primer instinto de tu bebé es chupar la leche que sale de tu pezón. La leche materna es el alimento más completo que existe, es muy fácil de digerir, contiene todos los nutrientes necesarios para un buen crecimiento y ayuda a que tu bebé tenga un sistema inmunológico fuerte. Además, es posible que la lactancia te ayude a perder peso después del embarazo y lo más importante: crea vínculos emocionales muy fuertes entre tú y tu bebé.
Y aunque tus amigas o familiares hayan tenido historias felices durante su lactancia, puede ser que a ti no te haya tocado tan fácil. El dar pecho o amamantar, a veces, no es tan sencillo. Se necesitan más paciencia y práctica de lo que te imaginas. Y puede ser muy doloroso si desarrollas problemas en los pezones.
¿Cuáles son los problemas relacionados con los pezones con los que te puedes encontrar al amamantar?
- Dolor en los pezones: Es natural que durante las primeras semanas o en los primeros días en que amamantas a tu bebé, tus pezones queden adoloridos y sensibles. Por eso es importante que te asegures de que tu bebé está agarrando bien el pezón y no te olvides de ponerle tu dedo para romper la succión cada vez que terminas de darle leche. Esto ayuda a que no te duelan tanto. Pero si el dolor continúa, puede ser que no estés sacando toda la leche de los ductos o canales de cada seno. Si la leche se queda ahí, tus senos pueden hincharse y doler. Si es tu caso, aplícate un poco de hielo en los pezones para aliviar la molestia. Si hay un pezón que te duele más que el otro, empieza a amamantar con el que duele menos, pues tu bebé tiende a succionar con más fuerza al empezar.
- Pezones secos o agrietados: Si tienes los pezones secos, evita usar jabón y cremas perfumadas o que contengan alcohol. Esto hace que se irriten más. Para aliviarlos, aplica un poco de lanolina pura luego de cada sesión de amamantamiento. Es MUY IMPORTANTE que te laves la lanolina antes de volver a darle leche a tu bebé.
- Pezones invertidos: Parece lógico que los pezones deban apuntar para afuera. Sin embargo, muchas mujeres tienen los pezones apuntando para adentro, algo que se denomina pezones invertidos. Si bien esta condición parece no tener ninguna consecuencia grave en la salud, y es más bien un capricho de la anatomía, quienes tienen pezones invertidos pueden tener dificultades para amamantar. Pero ¡tranquila! Si es tu caso, tu médico o un especialista en amantar pueden darte consejos para que puedas amamantar exitosamente a tu pequeño. El tener los pezones invertidos puede ser un reto, pero no un impedimento. Además, durante el embarazo, los pezones tienden a salirse y ser más protuberantes.
Una vez que soluciones el problema de los pezones, puede que te asalte otra preocupación: “¿Y qué tal si no produzco suficiente leche?” este es un temor muy común entre las madres lactantes, pero te tengo un “tip” (dato) para saber si estás produciendo suficiente leche o no:
Si le cambias el pañal a tu bebé de seis a ocho veces al día, la respuesta es ¡sí!
Tu cuerpo es tan sabio que cada vez que tu bebé toma leche, produce más. Así que no te preocupes a menos que tu hijito o hijita llore de hambre.
Siempre que tengas dudas consulta con tu médico. Recuerda que aunque parezca fácil, amamantar es un proceso que implica práctica. Sé paciente, descansa, aliméntate bien y trata de tomar 8 vasos con agua al día para ayudar a que tu cuerpo esté listo para la lactancia materna.
Y mientras practicas ¡disfrútalo! Es un milagro de la naturaleza, y un momento ideal para compartir con tu nuevo amor: tu bebé.