Jessica solía chuparse el dedo desde que era una bebé, y el pediatra le dijo a Sandra que era una reacción normal de su hija. Pero cuando la niña cumplió 4 años, el hábito de chuparse el dedo empezó a preocupar a Sandra, quien ya no sabía si seguía siendo normal o si debería forzar a Jessica a dejarlo. ¿Qué se debe hacer?
El chuparse el dedo es un instinto natural en la mayoría de los niños, incluso desde que están en el vientre. Probablemente recuerdes cuando te hicieron el ultrasonido que viste a tu pequeño o tu pequeña que se estaba chupando su dedo. Es parte de su aprendizaje, pues así se van preparando para alimentarse después de nacer.
También es normal que los bebés se chupen su dedo pulgar (el dedo gordo) durante los primeros meses después de nacer. Algunos incluso se chupan otros dedos, la mano entera, el chupete y prácticamente casi todo lo que se encuentran en su camino. En ocasiones quiere decir que tienen hambre, otras veces simplemente que están explorando el mundo a su alrededor y algunos lo hacen para tranquilizarse.
En resumidas cuentas, casi todos los bebés lo hacen hasta que tienen 6 meses aproximadamente y naturalmente lo van dejando de hacer después de esa edad.
Si tu hijo o hija siguen chupándose el dedo hasta los 2 o 3 años, todavía sigue siendo normal. Muchos niños lo continúan haciendo como hábito cuando están cansados, tienen miedo, sienten hambre o están aburridos. Aunque tienes de qué preocuparte a esta edad, sí debes tomarlo como una advertencia para empezar a motivar a tu pequeña o pequeño a que lo dejen, antes de que se convierta en un problema.
Y, ¿cuándo empieza a ser un problema el que se chupen el dedo? Justamente, cuando se vuelve un hábito difícil de dejar. Cuando un niño o niña sigue chupándose el dedo después de cumplir 4 o 5 años, corre el riesgo de tener problemas con sus dientes.
Por ejemplo, el chuparse el dedo por mucho tiempo puede hacer que los dientes de tu hijo se tuerzan o sobresalgan hacia adelante, y a veces también puede provocar malformaciones en el paladar. Estos problemas se pueden corregir solos cuando tu hijo deja de chuparse el dedo, pero entre más tiempo dure con este hábito, más difícil será corregirlos y necesitará tratamientos de ortodoncia (frenos, etc.).
¿Recuerdas cuando estabas en la escuela y todos se burlaban de un compañerito que no podía hablar bien? Pues eso sucede cuando los niños se chupan el dedo por un tiempo demasiado prolongado. Su lengua no se acomoda bien para hablar y pueden sacarla demasiado al decir ciertas palabras o hablar con “seseo”, que es cuando se pronuncian las letras “s”, “c” y “z” de una forma extraña. ¡No quieres que eso le pase a tus hijos!
Hay niños que no pueden dejar de chuparse el dedo tan fácilmente y no es porque tengan la mala costumbre, sino porque hay un motivo especial que los incita a chupárselo. Esto puede suceder cuando están estresados o angustiados, o cuando están pasando por un problema emocional. Los problemas en la casa pueden desencadenar la necesidad de chuparse el dedo, como una forma de buscar seguridad o de tranquilizarse.
Sea cual sea el caso, lo mejor es que actúes pronto, antes de que tu hijo o tu hija establezcan un hábito muy fuerte. La buena noticia es que con tu ayuda, el chuparse el dedo puede ser bastante fácil de romper. Sin reprimendas y en cambio con mucho amor, tu pequeño o pequeña pueden soltar su dedo rápidamente y pronto será un asunto del pasado.
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