La anemia es un problema de salud más común de lo que parece. Normalmente se asocia con personas que sufren de algún trastorno de la conducta alimentaria o que están comenzando un estilo de vida vegano. Pero la realidad es que existen muchas maneras en las que se puede presentar la anemia: se estima que casi la mitad de las personas embarazadas pueden estar anémicas. Más preocupante aún, los padecimientos físicos de las personas con estrés son similares a los que causa la anemia.
Nuestra sangre cumple muchas funciones importantísimas en el cuerpo, y una de ellas es llevar el oxígeno a cada una de nuestras células. Los glóbulos rojos (o eritrocitos, célula roja en latín) son los encargados de transportar este vital gas que nos mantiene con vida. Si los glóbulos rojos no funcionan bien nuestras células se ‘ahogan’. Esa es la razón por la que, en una película, cuando un personaje principal recibe un disparo y pierde sangre prácticamente es una sentencia de muerte.
El hierro, un actor clave
Los glóbulos rojos, al recibir el oxígeno en el pulmón, lo guardan en un compartimento especial que está inundado de una proteína llamada hemoglobina, quienes retienen el oxígeno hasta que es liberado en cada célula. Lo interesante es que, para construir la proteína, se necesita de hierro (fierro), y que a su vez le da el característico color rojo a la sangre. Sin una buena fuente de este mineral, aunque tengamos cantidades normales de glóbulos rojos, éstos no podrán llevar el oxígeno. Según la OMS, esta es la causa de la mitad de los casos de anemia en el mundo.
A diferencia de lo que se piensa, este mineral además de estar presente en la carne, lo podemos encontrar grandes cantidades en algunos vegetales. La importancia del consumo de carne es que posee una vitamina clave para la formación de los glóbulos rojos: La vitamina B12. Pero es importante saber que actualmente es posible conseguir suplementos de esta vitamina.
Algunas buenas fuentes de hierro y de paso, proteínas son:
- Legumbres secas: lentejas, frijol (poroto o judía), garbanzos, arvejas (chicharros o guisantes), habas, ejotes (porotos verdes, vainitas o judía tierna), entre otros.
- Cereales: en general los fortifican con hierro. Como puede ser el arroz, avena, tofo y soja (soya), quinoa, trigo y su harina, entre otros.
- Frutos secos: almendras, chocolate, maní, pistachos, pasas, higos secos.
- Verduras cuya hoja sea verde y comestible: Acelga, espinaca, col, brócoli o esparrago. Pregúntenle a Popeye.
- Productos animales: Huevo, hígado, embutidos, carne de vaca (res o ternera), mariscos (almejas, mejillones, ostras, camarón…), pollo o peces, entre otros.
Tipos de anemia
No existe solo un tipo de anemia. Todo problema que impida la correcta distribución de oxígeno en la sangre es denominado anemia. Por eso que existen anemia por el hierro, otras por la vitamina B12, pero también por problemas con los glóbulos rojos:
- Anemia ferropénica refractaria: El consumo de hierro es el correcto y los glóbulos rojos se construyen de manera correcta; pero en el intestino NO se absorbe el hierro, por lo que no se puede producir la hemoglobina.
- Anemia perniciosa: Por deficiencia de vitamina B12. En este caso, como la anterior, se debe a que no es posible la absorción de esta vitamina.
- Anemia por enfermedad crónica: Cuando una persona padece de ciertas afecciones prolongadas, como cáncer, infecciones virales (como el VIH o la Hepatitis), así también como algún trastorno inmunitario inflamatorio, se imposibilita la producción normal de glóbulos rojos.
- Anemia hemolítica: La palabra hemolítico se traduce del latín como “destruir la sangre”. Los glóbulos rojos creados viven menos tiempo del que deberían, lo que significa que la producción de estas células no es suficiente para mantener los niveles normales.
- Anemia por deficiencia de ácido fólico: Esta vitamina tan comúnmente recetada a las personas embarazadas, se debe específicamente porque al estar gestando no sólo se deben tener los ‘ingredientes’ para preparar los glóbulos rojos de la madre, sino también, los del futuro bebé. Al no verse reforzado la producción de estas células puede estar por debajo de lo esperado.
- Anemia falciforme: Por una mutación de la hemoglobina que cambia la forma de los glóbulos rojos. De forma normalmente similar a un disco, cambian a parecer una “C”. Esto hace inviable que se pueda llevar el oxígeno de manera correcta.
- Anemia por pérdida de sangre: Además de la disminución de sangre por un corte o una herida; es posible que el cuerpo esté teniendo hemorragias internas que pueden no ser evidentes para el paciente.
Ojo a los síntomas
Al estar ligado directamente con la oxigenación sanguínea, la anemia en cualquiera de sus tipos es de mucha preocupación. Es cierto que no todas las personas presentarán una anemia extrema, esto porque algunos glóbulos rojos funcionarán bien, mientras otros se verán afectados.
Lo que debemos tener claro, es que muchos de los síntomas de la anemia, son bastante generales y no necesariamente van a significan la presencia de anemia:
- Palidez
- Manos y pies fríos
- Dolor de cabeza
- Mareo
- Irritabilidad
- Taquicardia (ritmo del corazón irregular) o muy acelerado
- Falta de aire y dolor en el pecho
- Dificultad para concentrarse
Es por esto por lo que debemos estar atentos al conjunto de síntomas y también a nuestra alimentación, por si está carente de las vitaminas y minerales mínimos, y si tenemos una vida sedentaria. Con un chequeo de rutina, como los que se deben hacer anualmente en el médico y los exámenes que le acompañan.
Por Carlos Diego Ibáñez
© 2023 Hispanic Information and Telecommunications Network, Inc (HITN). All rights reserved.
Imagen: ©Shutterstock / fizkes