Cuando la tristeza y el mal humor se prolongan por mucho tiempo pueden transformarse en depresión. Esto, en personas mayores de 60 años, puede ser un síntoma de algo más profundo: la enfermedad de Parkinson. En efecto, la depresión es un padecimiento asociado a esta enfermedad que muchas veces se presenta incluso antes de los signos visibles del Parkinson.
Raúl era un hombre divertido y alegre, además de aprovechar sus días libres con su mujer, una de las cosas que más le gustaban era incorporar a sus nietos en cada paseo o plan que hacía y jugar con ellos a cualquier cosa que se les ocurriera.
Cuando Raúl cumplió sus 60 años algo le pasó. Esos números tan redondos estallaron en su cabeza como bombas y de repente comenzó a sentirse “viejo”, empezó a hacer cálculos y se preguntaba cuánto tiempo de vida le quedaría, la idea de la muerte comenzó a tomar fuerza en sus pensamientos y sentía que le quedaban pocos años para disfrutar con su familia y sus amigos.
Por supuesto, eso fue hace mucho tiempo y todavía hoy sus nietos — que ya están mayores — van a visitarlo con frecuencia.
En aquel entonces, Raúl se deprimió mucho y su angustia y temor a la muerte no cesaban. Luego de un tiempo comenzaron a manifestarse otros síntomas que finalmente resultaron ser producto de la llamada enfermedad de Parkinson. La depresión es algo muy común en las personas que padecen esta enfermedad y generalmente se manifiesta como una señal previa a los signos que son visibles.
La enfermedad de Parkinson pertenece a un grupo de enfermedades llamadas trastornos del movimiento. Es un trastorno que afecta a las neuronas (a las células) que controlan los movimientos musculares mediante la producción de una sustancia química llamada dopamina, que es la encargada de enviar las señales que ayudan a coordinar los movimientos.
En los enfermos de Parkinson estas neuronas mueren o no funcionan correctamente. Por eso los síntomas de la enfermedad de Parkinson son básicamente 4:
- Temblor: en las manos, los brazos, las piernas, la mandíbula y la cara.
- Rigidez: en los brazos, las piernas y el tronco.
- Lentitud: en los movimientos.
- Inestabilidad corporal: problemas de equilibrio y coordinación.
Los síntomas y signos de la enfermedad de Parkinson no se producen de un día para otro sino que comienzan lenta y gradualmente. El signo más notorio es el de los temblores, pero no ocurre en todos los casos. Con el tiempo, pueden aparecer otros signos y síntomas asociados a esta enfermedad, que se presentan de manera diferente en cada persona. Entre ellos:
- Dificultad para tragar y masticar.
- Cambios en el habla.
- Problemas urinarios o estreñimiento.
- Problemas en la piel.
- Problemas para dormir.
- Calambres musculares.
- Fatiga y pérdida de la energía.
- Disfunción sexual.
- Problemas con el pensamiento y la memoria, y en casos muy avanzados, demencia.
Este tipo de síntomas hacen que todo sea más costoso para quienes padecen la enfermedad de Parkinson, desde levantarse por las mañanas hasta conversar con un vecino, escribir un correo electrónico o leer el periódico. Por eso, es frecuente que tengan cambios de humor, cansancio, irritabilidad y depresión sin una razón aparente.
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta los pensamientos y las acciones de las personas. En el caso de quienes padecen la enfermedad de Parkinson, ésta puede presentarse antes y durante la enfermedad, pero puede ser tratada y controlada con terapia y medicamentos.
Por el contario, si la depresión dura por periodos prolongados en las personas que tienen Parkinson, puede potenciar otros síntomas relacionados, como son:
- Trastornos del sueño
- Incapacidad de encontrar placer en las cosas
- Cambios en el apetito
- Dificultad para concentrarse
- Fatiga
- Ansiedad
- Cambios en el estado de ánimo
- Autoestima baja
- Pensamientos de muerte
Ocasionalmente, en algunas personas, como efecto secundario al tratamiento, pueden aparecer otros síntomas como alucinaciones, paranoia y creencias falsas. Cuando esto sucede, el médico y la familia podrán distinguir si es debido a la medicina o al avance de la enfermedad. Si es la medicina, al suspenderse, desaparecen estos síntomas.
Aún cuando los síntomas de la enfermedad no sean tantos ni tan avanzados, la dificultad en los movimientos y la coordinación pueden hacer difícil la convivencia el Parkinson, no sólo por parte de quien la padece sino también de los familiares y las personas que acompañan a los enfermos.
En este sentido, algunos estudios han demostrado que las personas cercanas a los pacientes que padecen de la enfermedad de Parkinson, como los hijos o los hermanos, tienen más posibilidades de desarrollar depresión o ansiedad.
Por eso, ya sea que tú padezcas de la enfermedad de Parkinson o vivas con un ser querido que tiene esta condición, nunca está de más asesorarte sobre cómo sobrellevar esta situación. La enfermedad de Parkinson es un padecimiento crónico, es decir que no tiene cura. Sin embargo, con un tratamiento adecuado es posible controlarlo para mantener una mejor calidad de vida.
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