La depresión, según datos de la Organización Mundial de la Salud, afecta a unas 350 millones de personas en todo el mundo. A diferencia del estado de tristeza temporal que suele presentarse durante ciertos cambios o reveses inevitables en la vida, la depresión produce una tristeza prolongada. No se va, altera la manera en que la persona ve la vida, habla, piensa, come y hasta duerme — es decir, cuando duerme… Y es que la depresión frecuentemente se acompaña de insomnio. Por eso, precisamente, los científicos se han concentrado últimamente en la relación de la depresión y la falta de sueño y la forma en que éste puede mejorar la condición. ¿Quieres saber lo que descubrieron recientemente? Sigue leyendo y te enterarás…
La depresión y el insomnio van mano a mano en algunas personas, formando un círculo vicioso muy estrecho. Romper ese círculo y lograr dormir mejor podría ser una forma efectiva de combatir la depresión. En la actualidad, están en desarrollo al menos cuatro estudios rigurosos sobre la efectividad de un tipo de terapia de sueño que podría incluso duplicar el impacto del tratamiento de la depresión. Se trata de la Terapia Cognitiva Conductual, un programa estructurado que ayuda a identificar y a cambiar los pensamientos y los comportamientos que causan o empeoran los problemas de sueño con los hábitos que lo promueven. A diferencia de las pastillas para dormir, la Terapia Cognitiva Conductual ayuda a superar las causas subyacentes del insomnio.
Según la Mayo Clinic, la Terapia Cognitiva Conductual funciona promoviendo en el paciente la combinación de al menos dos pasos de esta lista:
- Educación del sueño. Hay que ayudar a que el paciente entienda los ciclos del sueño y los factores que lo alteran.
- El control cognitivo y psicoterapia. Esto los ayuda a controlar o eliminar los pensamientos y preocupaciones que le mantienen despierto y generan la depresión.
- La restricción del sueño. Es decir, limitar la cantidad de tiempo que se pasa en la cama al momento en que se va a dormir,
- Terapia de control de estímulos. Este método ayuda a eliminar los factores que condicionan la mente para resistir el sueño. Por ejemplo, se sugiere que el paciente salga de la habitación si no puede dormirse en 15 minutos.
- Permanecer despierto de manera pasiva. Esto implica evitar cualquier esfuerzo para dormirse. “Paradójicamente”, asegura la Clínica Mayo, preocuparse por no poder dormir, puede mantenerlo despierto.” Así es que desprenderse de esa preocupación es importante para que sea más fácil conciliar el sueño.
- La higiene del sueño. Una forma de terapia que ayuda a cambiar los hábitos de vida básicos que influyen en el sueño tales como fumar, o beber demasiada cafeína tarde en el día, o no hacer ejercicio con regularidad .
- El entrenamiento de relajación. Este ayuda a calmar la mente y el cuerpo. Los enfoques incluyen la meditación, la hipnosis y la relajación muscular.
- Biofeedback. Permite observar signos biológicos, como la frecuencia cardíaca y la tensión muscular. El especialista del sueño le proporciona al paciente un dispositivo que se lleva a su casa (después de entrenarlo) para que pueda registrar los patrones diarios de su vida y pueda identificar los que afectan el sueño.
- Diario del sueño. Para registrar los patrones del sueño y las horas que duerme o no duerme.
Los especialistas del sueño que la utilizan indican que estos aspectos cognitivos de la terapia ayudan a que la persona pueda reconocer y logre cambiar las conductas que afectan su capacidad para dormir, mientras desarrolla mejores hábitos para alcanzar su meta. Algunas personas logran su meta en 4 a 8 sesiones.
Algunos estudios preliminares sugieren que la Terapia Cognitiva Conductual para controlar el insomnio podría ayudar a la eficacia del tratamiento de la depresión, e incluso uno de 4 estudios logró curar el insomnio en el 40 al 50% de los casos, y estudios anteriores hallaron que puede ser un buen complemento a los antidepresivos. La Terapia Cognitiva Conductual se conoce desde 1970. Aparentemente existen estudios nuevos que se publicarán en un futuro próximo.
¿Puedes tener acceso a esa terapia?
Aún no está disponible en muchos lugares. La Junta Americana de Medicina del Sueño ha certificado a 400 profesionales en los Estados Unidos para administrarla, pero aún así, son escasos, incluso en las ciudades grandes.
En el 2013 la Asociación Americana de Psicología reconoció a la psicología del sueño como una especialidad. También el Departamento de Asuntos de Veteranos comenzó un programa para capacitar a unos 600 especialistas en terapias del sueño.
El insomnio, además de estar vinculado estrechamente con la depresión, afecta muchas otras áreas de la salud, lo que hace mucho más necesaria su tratamiento e idealmente su cura.
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