Nuestro corazón está formado por dos aurículas y dos ventrículos. Cuando las aurículas pierden la capacidad de contraerse con normalidad, la sangre se estanca en estas cavidades. A su vez, se produce una arritmia, que es un trastorno en el ritmo del corazón. La fibrilación auricular (o fibrialeteo auricular) es la arritmia cardiaca más frecuente y puede terminar formando trombos con la sangre estancada.
Como explica el Dr. Raúl Moreno, jefe de Cardiología Intervencionista del Hospital Universitario La Paz de Madrid, “si estos coágulos -también conocidos como trombos- se liberan a la circulación, pueden causar complicaciones graves, como una embolia cerebral. Pero pueden prevenirse”.
Los datos de España señalan que, aproximadamente, una de cada 50 personas tiene fibrilación auricular. Debe tenerse en cuenta que las cifras aumentan con la edad: a partir de los 65 años, la sufren una de cada 20 personas. Y una de cada 10 en los mayores de 80.
“La fibrilación auricular no es prevenible en la mayor parte de las personas, al ser una enfermedad causada sobre todo por la edad, que causa un envejecimiento del corazón. Pero sí puede controlarse la hipertensión arterial, que es otra de las causas”, señala el experto.
En muchos de los casos, no hay síntomas, lo que para el Dr. Moreno “supone un problema, porque muchos de los enfermos tienen arritmia y no lo saben, con el riesgo de que se formen coágulos en el corazón y sufran una embolia cerebral”. Cuando se presentan, los síntomas más frecuentes son:
- Palpitaciones (latidos de frecuencia anormal o más rápidos)
- Sensación de ahogo o de mareo
- Debilidad/dificultad de hacer ejercicio, por ejemplo subiendo escaleras
- Dolor en el pecho
- Cansancio general
A partir de los 40-45 años, es recomendable acudir al médico para que le tome la tensión. Como el explica el cardiólogo, la fibrilación auricular es fácil de detectar “porque el médico puede comprobar si el ritmo del corazón es irregular, ordenar un electrocardiograma y diagnosticar la enfermedad. Los problemas que pueden presentarse son los coágulos en el corazón y que el ritmo aumente muy rápido”.
Existen dos abordajes frente a estos dos problemas:
- Intentar tratar la arritmia (e, incluso, curarla si es reciente), con fármacos, con un shock eléctrico o con una técnica quirúrgica llamada ablación
- Si el paciente lleva mucho tiempo con la arritmia, se opta por controlar los síntomas, especialmente la formación de coágulos o trombos. Se logra con fármacos anticoagulantes, que hacen la sangre más líquida. Existen dos tipos:
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- Cumarina o sintrom: tratamiento tradicional, con más de 50 años de experiencia. Son antagonistas de la vitamina K. Presentan problemas, como que son precisos análisis de por vida para controlar su efecto y que pueden interaccionar con otros alimentos y fármacos. Además, pueden causar hemorragias
- Los nuevos anticoagulantes orales de acción directa: se usan desde hace unos diez años. Tienen la misma eficacia que el tratamiento tradicional, con la ventaja de que tienen menos riesgo de hemorragia, no precisan de analíticas para controlarlos y tienen pocos efectos secundarios.
En el reciente congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), que acaba de celebrarse en Barcelona, una ponencia presentada por Daiichi Sankyo ha puesto de manifiesto que la mayoría de los pacientes con fibrilación auricular debería recibir uno de los nuevos anticoagulantes orales de acción directa. No están indicados en pacientes a los que se les ha operado y tienen una prótesis metálica en alguna válvula del corazón o aquellos que tienen una estrechez importante en la válvula mitral del corazón.
Por Javier Granda Revilla
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