La radiación solar tiene efectos beneficiosos para nuestra salud, como promover la síntesis de vitamina D para calcificar nuestros huesos, estimular las terminaciones nerviosas, mejorar la respuesta de nuestra sistema inmunitario, bajar el colesterol en la sangre o disminuir la presión sanguínea entre otras. Sin embargo, la exposición al sol también tiene sus riesgos, por lo que es muy importante proteger nuestra piel.
Uno de los efectos que produce la exposición a la radiación solar es la producción de radicales libres que pueden oxidar y destruir las células de la piel. La capacidad natural de nuestro cuerpo para contrarrestar esta oxidación es limitada y por eso en los últimos años se han desarrollado productos que buscan ofrecernos una ayuda para conseguir esto y minimizar los efectos dañinos de tomar el sol. Se llaman fotoprotectores orales.
Es muy importante recalcar que el papel de estos productos siempre debe ser complementario al uso de cremas solares y no deben sustituirlas. “Este es un error fatal. La fotoprotección oral no puede sustituir a los filtros protectores tópicos. Este es un mensaje que tiene que quedar muy claro” explica la Dra. Ana Giménez, médica adjunta del Servicio de Dermatología del Hospital del Mar de Barcelona, especialista en inmunoalergia cutánea. “Los fotoprotectores orales son un complemento al actuar sobre la oxidación, pero no sustituyen a ninguna de las medidas de fotoprotección frente al eritema actínico (inflamación o enrojecimiento de la piel)”, recalca también la Dra. María Victoria de Gálvez, dermatóloga miembro del Grupo Español de Fotobiología de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
Una amplia variedad de principios activos
En el mercado actualmente se puede encontrar una amplia variedad de productos clasificados como fotoprotectores. Normalmente suelen llevar una combinación de diferentes activos, muchos de ellos procedentes de plantas. “Aunque todos los fotoprotectores contienen antioxidantes, pueden intervenir mediante diferentes vías para reparar la oxidación que produce la exposición solar. En muchos casos incluyen varios antioxidantes asociados y complejos vitamínicos”, comenta la Dra. María Victoria de Gálvez.
Entre los principios activos más utilizados en fotoprotección están los carotenoides, unos pigmentos que existen en una gran variedad de vegetales y frutas. Nuestro organismo no los puede sintetizar por sí mismo y necesita incorporarlos con la dieta. También son muy utilizados los polifenoles del té verde, con un elevado poder antioxidante y el resveratrol, procedente de las uvas. Además, las vitaminas C, D y E son empleadas frecuentemente en la composición de este tipo de productos.
Destaca recientemente el uso del extracto de Polypodium leucotomos, un extracto de un helecho de América Cental, muy rico en compuestos antioxidantes, principalmente de tipo fenólicos. “Se ha visto que tiene unos efectos muy beneficiosos para el organismo porque tiene una alta capacidad antioxidante. Su principal diferencia con otros antioxidantes como las vitaminas es su capacidad para neutralizar el anión superóxido, un subproducto de la respiración y un componente crucial del sistema inmunológico clave en el desarrollo de muchas patologías. También actúa sobre el daño del ADN, ya que tiene una acción reparadora y evita la muerte celular”, explica Marta Alcade, vocal de Dermofarmacia y Productos Sanitarios del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona (COFB).
“Es importante así mismo destacar que la eficacia de todos estos activos ha sido probada solo en laboratorio. Sin embargo, con la abundancia de evidencias intermedias que ya hay, los dermatólogos los usamos y estamos acostumbrados a ellos. Existe mucha literatura, aunque no a un nivel de un ensayo clínico reglado, pero es suficiente para poder emplearlos sin temor”, apunta la Dra. Ana Giménez.
Uso continuado y con mucha antelación
La fotoprotección oral está recomendada en cualquier situación de exposición solar elevada, sobre todo si no existe una consumo adecuado de alimentos ricos en antioxidantes como verduras o frutas. Se recomienda especialmente en personas que tienen enfermedades relacionadas con la exposición solar, en personas susceptibles de padecer cáncer de piel o en casos de estar en tratamiento con inmunosupresores.
“Debido a todos los efectos beneficiosos que aportan y a que son un complemento a la fotoprotección tópica, se podría incluir en todas las recomendaciones de fotoprotección ya que ayudan a mantener una piel más sana, protegida y joven”, comenta Marta Alcalde.
Aunque se trata de productos seguros, también es importante fijarse en su composición debido a que algunos de los ingredientes que se usan en su elaboración pueden estar contraindicados en ciertas personas, como explica la Dra. María Victoria. “Algunos pueden llevar sustancias como gluten o fructosa que hay que considerar en caso de intolerancias. Por otra parte, en general cualquier complemento nutricional debe evitarse en embarazadas y durante la lactancia. Y por supuesto debe ser supervisado por un especialista”.
La forma de tomarlo puede variar en función de los activos que lo componen, pero debido a que su tipo de acción no es inmediata, se recomienda tomarlos entre 15 días o un mes antes de la exposición solar y durante todo el período de exposición de forma continuada. “Tienes que buscar unos niveles mantenidos y altos de estos principios en el organismo para que puedan tener efecto. Pero tenemos que decir que funcionan bien. Eso sí, es necesario tomarlos de forma diaria y no simplemente dos horas antes de ir a tomar el sol. Esto último no tiene sentido”, recalca la Dra. Ana Giménez.
Por Miguel Ramudo
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