Bien dicen que con los hijos más vale el ejemplo que las palabras. Por eso, si fumas o fumaste y le prohíbes a tus hijos adolescentes que lo hagan, tienes la mitad de la batalla perdida. Un estudio demuestra que los hijos de padres que fuman o lo hicieron en algún momento de sus vidas, tienen mucha más propensión a adquirir el vicio que aquellos cuyos padres no fumaron. Lo mismo sucede si tienen un hermano o hermana mayor al que le gusta la nicotina.
A tus hijos más les vale aprender del ejemplo que de las palabras. No tiene sentido decirles que no hagan algo si tú mismo lo haces. Ellos simplemente van a asumir que si tú lo haces, no puede ser tan malo, o van a pensar que no tienes autoridad para prohibirles algo si tú mismo no puedes dejar de hacerlo.
Cuando se trata de fumar, es importante que si quieres que tus hijos adolescentes no se vuelvan amigos del cigarrillo, empieces tú por mostrarles que no lo haces. Pero si no tienes éxito, tal vez se deba a que alguna vez fumaste, incluso antes de que tus hijos nacieran, y esto tiene una influencia directa sobre si tus hijos adolescentes serán fumadores o no.
Un nuevo estudio hecho por dos investigadores de la Universidad de Purdue y de la Universidad estatal de Pensilvania en Estados Unidos dijeron que “no importa cuánto hayan fumado los padres, mucho o poco, tiene una influencia directa en la generación siguiente”.
Para llegar a esta conclusión, analizaron los datos de un estudio que siguió a varios participantes de diferentes generaciones desde 1988 cuando estaban en la secundaria y luego los contactaron en el 2011. Se enfocaron en 214 padres de familia y 314 hijos mayores de 11 años.
Encontraron que las probabilidades de que los adolescentes que eran hijos de fumadores (sin importar si fumaban mucho o no) fumaran, eran de entre 23 y 29 por ciento más altas que las de los hijos de los no fumadores, que sólo llegaban al 8 por ciento.
O sea, si los padres fuman o fumaron en el pasado, el hijo mayor tiene más probabilidad de seguir el comportamiento y esto a su vez influencia a los hermanos que siguen, lo que crea un círculo vicioso, literalmente.
Este estudio confirma algo que siempre se ha sospechado: que los vicios como el alcohol, las drogas y el tabaco, son un asunto familiar. Es por eso que los médicos deben siempre tener en cuenta los antecedentes de la familia cuando tratan a los fumadores.
Recuerda que tus hijos siguen tu ejemplo, piensa qué es lo que quieres enseñarles y qué hábitos quieres trasmitirles para que vivan una vida sana. El cigarrillo es muy perjudicial y es un acto de amor advertirles sobre sus riesgos. Más amor todavía les mostrarás si dejas de fumar.
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