- Las alergias son una hiperrespuesta de nuestra sistema inmunitario y en Estados Unidos afectan a cerca de 50 millones de personas
- No están claras las causas que están causando el aumento de las alergias.
- Aunque no es posible evitar que aparezcan, existen tratamientos que ayudan a minimizar su impacto
Las alergias son una reacción exagerada de nuestro sistema inmunitario o inmunológico a sustancias extrañas llamadas alérgenos. Algunos de los más habituales son el polen, los ácaros del polvo, el pelo de los animales, ciertos alimentos, medicamentos y productos químicos. Cuando una persona con una alergia entra en contacto con un alérgeno, su sistema inmunitario produce una respuesta defensiva que incluye la liberación de histamina y otros químicos en el cuerpo. Esto puede causar una variedad de síntomas, como picazón, estornudos, secreción nasal, hinchazón o dificultad para respirar, que pueden ser desde leves hasta graves y potencialmente mortales en casos extremos.
“La alergia no es más que una lucha del sistema inmunitario frente a agentes que considera como anómalos. Realmente es una hiperrespuesta, más que un déficit inmunológico”, aclara la Dra. Belén de la Hoz, jefa del servicio de alergología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, en España, y vicepresidenta de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica. Confirma la especialista que “no es que estén bajando nuestras defensas, es que nuestro sistema inmunitario está cambiando y está yendo a otros agentes que desafortunadamente no son patógenos, que estaban ahí y que nuestro sistema inmunitario los identifica como dañinos y se defiende”.
Se estima que alrededor de 50 millones de personas en los Estados Unidos tienen alergias. Además, aproximadamente el 8 % de los niños en Estados Unidos tienen alergias alimentarias, lo que equivale a uno de cada trece. Estas alergias son un problema creciente de salud pública, siendo la sexta causa principal de enfermedad crónica en los Estados Unidos, con un costo anual de más de 18 mil millones de dólares.
Este problema no es exclusivo de los Estados Unidos. El Centro Europeo de la Fundación para la Investigación de Alergias (ECARF) calcula que la mitad de los niños nacidos en 2020 desarrollarán algún tipo de alergia a lo largo de su vida. Las respiratorias son las más abundantes, seguidas de las alergias alimentarias. Los expertos avisan de que nuestro sistema inmunitario está cambiando y esto explicaría el aumento de todas estas cifras.
Una de las primeras alergias que suele presentarse en la vida del ser humano es la alergia alimentaria, que puede aparecer hasta los cuatro años de vida. La Dra. Belén de la Hoz explica que “esta es la primera reacción alérgica, porque necesitamos cierto tiempo de exposición al polen para desarrollar la respuesta inmune, y suele presentarse a los 5 y 10 años y nos acompaña todo el tiempo. Ya en la edad adulta, sobre los 50 años, pueden aparecer alergias a medicamentos, ligadas al asma grave y a la poliposis nasal”.
Las alergias alimentarias varían según la edad. En menores de 14 años (edad pediátrica), las más comunes son a la leche, el huevo, el pescado y los frutos secos, con el matiz, según los expertos, de que algunas se superan de manera natural durante el crecimiento. En adultos se observa principalmente en frutas, verduras y frutos secos.
Nuestro sistema inmunitario tiene como misión defendernos de cualquier peligro. El problema es que, a veces, se inventa que ese peligro está en una o varias proteínas de algún alimento. Por ejemplo: puede que, durante muchos años, hayamos comido melón. Sin embargo, un día nuestro sistema inmunitario decide que cierta proteína de esa fruta es peligrosa para nuestro organismo. Automáticamente, genera unos anticuerpos que nos alertarán la próxima vez que comamos melón, produciéndose una sensibilización hacia ese alimento. Es decir, nos hemos vuelto alérgicos. El proceso es exactamente igual para cualquier otro tipo de alergia no alimentaria.
Aunque está claro cuál es el camino que se recorre para generar una alergia, los expertos no tienen tan claro las causas que la desencadenan y señalan que puede tener que ver con factores genéticos, aunque no hay grandes evidencias al respecto. Existen más de 70 alimentos causantes de alergias alimentarias y existen controversias importantes sobre cómo poder evitar que estas se desarrollen.
Así, una investigación, dirigida por Malcolm Sears, profesor del Departamento de Medicina de la Universidad de McMaster (Canadá) observó que los niños que llevaban una dieta que incluía productos de leche de vaca, huevo y cacahuetes antes de un año, eran menos propensos a desarrollar la sensibilización a estos alimentos. De este modo, se concluía que la introducción temprana de alimentos propensos a crear alergias puede ayudar a que el niño no las desarrolle en un futuro. Aun así, si observas que tu hijo tiene alguna reacción a un determinado alimento, bajo ningún concepto continúes dándoselo y acude rápidamente a un profesional. Lo más importante es que los niños crezcan sanos.
Otra alergia que ha incrementado notablemente sus cifras en los últimos años es la que ocasiona el polen. El periodo de alergia y el número de enfermos que la padecen ha ido creciendo desde los años sesenta de forma proporcional al trasvase de población del campo a las ciudades. “Aunque hay un componente genético, también hay factores ambientales que inciden en esta prevalencia” explica la experta alergóloga.
“Ahora mismo se ha visto que en las ciudades el polen es más alergénico, porque por ejemplo, ciertos componentes de la polución rodean al polen y esto hace que sean más inmunoalérgicos, es decir, que tengan más tendencia a producir esa respuesta inmunológica que lleva a la alergia”, explica la Dra. de la Hoz.
A esto hay que sumar que hay “cada vez más pólenes que son alergénicos. Conocíamos muy bien la gramínea y el olivo y en los últimos 20 o 30 años hay especies que están produciendo y que nosotros somos capaces de identificar, porque estamos diagnosticando muy bien. Pero no solo el polen porque la manera de vivir también ha cambiado. Tenemos casas con más alfombras, cortinas y tenemos mascotas. Y eso, a los que tienen ese componente genético hace que se desencadene la alergia, y esta es una de las causas de que crezca el número de alérgicos, sobre todo, en el mundo occidental”.
De todas maneras, la causa final de porqué hay más alérgico no está clara y hay muchas teorías. “Nuestro modelo occidental con vacunas, con antibióticos, sin parásitos, hace que nuestro sistema inmunitario se desvíe hacia esta reacción exagerada hacia agentes que no son malignos. Es la llamada teoría higienicista, pero no explica toda la alergia. Pero sí es verdad que es un tema genético y ambiental”, añade la experta.
No se puede prevenir pero sí tratar
La alergia no se puede prevenir. Sin embargo, hay fármacos que pueden mejorarla e incluso pararla, si se detecta muy al principio. La doctora de la Hoz nos explica que “en la prevención secundaria y en la terciaria, cuando el paciente tiene pocos síntomas, sí podemos parar para que esa enfermedad no se convierta en grave e incluso evitarla. Sabemos que en los pacientes con rinitis un tratamiento específico contra la alergia al polen permite que no se desarrolle una alergia respiratoria bronquial. Tenemos mecanismos para evitar que la enfermedad progrese y se haga más grave. No tenemos, por ahora, recurso para que un paciente no se haga alérgico”.
Por Miguel Ramudo
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