Caminar es un excelente ejercicio que ayuda a proteger la salud. Pruebas de ello no faltan. Ahora, un estudio ha encontrado que los hombres mayores que caminan a diario tienen menos riesgos de sufrir un accidente cerebrovascular (derrame cerebral o apoplejía). Aquí te contamos más detalles sobre este hallazgo.
Caminar puede ser un ejercicio excelente que te mantiene en movimiento y te permite obtener las ventajas de practicar una rutina de actividades físicas. Claro que caminar como cuando salimos de compras, que nos detenemos a cada rato para mirar las vidrieras no cuenta, pues es necesario hacerlo de manera continua, y mejor aún si es a paso acelerado.
Si caminas de la manera adecuada, una buena caminata puede proporcionarte varios beneficios para la salud, como demuestran numerosos estudios. A los ya existentes, se suma uno realizado por un grupo de investigadores del Colegio Universitario de Londres, en Inglaterra, que ha encontrado que caminar ayuda a los hombres mayores a disminuir el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular o ACV.
Para llegar a esta conclusión, que fue publicada en Stroke, la revista de la Asociación Americana del Corazón, los científicos hicieron un seguimiento de 10 años de los datos de casi 3,500 hombres de 60 a 80 años de edad, a quienes dividieron en grupos de acuerdo: a la distancia que caminaban por semana, a los lugares en donde usualmente lo hacían y a la cantidad de horas semanales que caminaban (hasta tres horas, de cuatro a siete horas, de ocho a 14 horas y más de 22 horas). Además de esos datos, consideraron la cantidad de nuevos casos de ACV que ocurrieron.
Los participantes estaban incluidos en el Estudio Regional Británico del Corazón, que toma muestras de los centros de atención primarios de 24 ciudades de Inglaterra. Los hombres completaron los cuestionarios sobre varios aspectos de sus actividades físicas entre 1998 y 2000. También se evaluó su presión sanguínea y les midieron otros indicadores inflamatorios que se incluyen dentro de los factores de riesgo.
Al analizar la información obtenida, los investigadores encontraron que el 42 por ciento de los hombres caminaban más de ocho horas por semana, pero sólo el 9 por ciento lo hacía por más de 22 horas. Y al evaluar el impacto en la salud, descubrieron que entre los hombres que caminaban hasta tres horas por semana se producían 80 ACV cada 10 mil personas por año, mientras que entre aquellos que caminaban de ocho a 14 horas por semana, la cantidad de AVC registrados bajaba a 55 por cada 10 mil personas al año.
En otras palabras, los hombres que caminaban de 8 a 14 horas por semana disminuían su riesgo de sufrir un ACV aproximadamente un tercio, en comparación con los que sólo caminaban hasta tres horas por semana. Y en el caso de los que caminaban más de 22 horas por semana, el riesgo fue dos tercios menor.
Recuerda que un ACV se produce cuando un vaso sanguíneo que lleva sangre y oxígeno al cerebro se revienta o se obstruye (se tapa) por una placa o un coágulo de sangre. Esta es una situación de emergencia en la que cada minuto cuenta, ya que si el oxígeno no llega hasta el cerebro, ¡pueden destruirse hasta 1.9 millones de células por minuto!
Por eso es muy importante que aprendas a reconocer los síntomas y que los compartas con tus familiares y amigos, para que estén informados y puedan estar alerta en caso de que se presente una situación de emergencia. Y si bien no hay formas de saber si sucederá o no un episodio de este tipo, ni cuándo ocurrirá, sí se conocen algunos factores de riesgo que aumentan las probabilidades y te ponen en peligro. Toma nota para que puedas controlarlos o para que los evites cuando te sea posible:
- Presión alta. Es el factor de riesgo principal que causa estos episodios. Para evitarla, limita el consumo de sal o sodio y chequea tu presión periódicamente. Tu riesgo es mayor si tienes antecedentes familiares de presión alta. Si ya tienes hipertensión, tu médico posiblemente te indique que también tomes alguna medicina para controlarla.
- Fibrilación auricular. Una condición que afecta al corazón y que se caracteriza por latidos irregulares (frecuentemente rápidos). Aunque no causa ataques cardíacos, sí puede provocar otras complicaciones, como la formación de coágulos y por eso requiere tratamiento médico.
- Diabetes. Una condición que frecuentemente se pueden prevenir, controlar o retrasar, perdiendo peso si se está en sobrepeso, aumentando la cantidad de fibra y de granos integrales en la dieta y aumentando la actividad física.
- Colesterol alto. Otra condición que se puede puedes mejorar con la alimentación (incluyendo avena, pescados grasos, nueces de árbol, aceite de oliva, por ejemplo); perdiendo peso si estas en sobrepeso y haciendo ejercicio regularmente. A veces, se requieren medicamentos para controlarla.
- Antecedentes familiares de ACV y envejecimiento (el riesgo aumenta después de los 55 años). Dos factores que no puedes evitar pero sí contrarrestar o hacerles frente, llevando un estilo de vida saludable.
También, la obesidad, el alcoholismo y el uso de tabaco o drogas ilegales incrementan las posibilidades de sufrir un ACV. Habla con tu médico sobre tus factores de riesgo en particular y cómo puedes controlarlos, y no te olvides de caminar, pues con eso ya estarás dando un paso importante.
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