Cuanto más alcohol se ingiera a la vez, más pronto se sentirán sus efectos y mayor será el daño que se genere.
El sistema nervioso es muy complejo, y su correcto funcionamiento incluye procesos dentro de un conjunto de conexiones físicas, químicas y eléctricas. La alteración de cualquiera de estas conexiones puede afectar la actividad del organismo de varias formas.
La compleja estructura cerebral contiene múltiples conexiones que interactúan para controlar todas las funciones del cuerpo. Estas conexiones cerebrales se realizan entre millones de células nerviosas, llamadas neuronas. El cerebro equilibra estas señales y la información entre sí, para que el organismo funcione de forma adecuada. Diversos estudios han demostrado que el alcohol reduce o interrumpe la comunicación de esas redes neuronales.
El impacto en el cerebro
Por medio de imágenes cerebrales y pruebas psicológicas, los expertos han identificado las regiones del cerebro más vulnerables a los efectos del alcohol, las cuales están involucradas con varias funciones del organismo.
Corteza Cerebral: Esta área conecta el cerebro con el resto del sistema nervioso. Se alteran la capacidad de resolver problemas, recordar y aprender. Se reducen las inhibiciones. Afecta los sentidos. El abuso a largo plazo del alcohol puede dañar de forma irreparable esta región.
Cerebelo: Esta área controla la coordinación motora, afectando la capacidad de respuesta, los reflejos, lo que provoca pérdida del equilibrio entre otros problemas; al mismo tiempo debilita las funciones cognitivas y la forma de sentirte emocionalmente.
Hipotálamo: Muchos procesos del cuerpo, como la frecuencia cardiaca (el ritmo cardiaco o pulso), el hambre o la sed, se controlan en esta área. También interviene en procesos involuntarios como la respiración y la temperatura corporal, por lo que beber alcohol en exceso puede incluso llevar a un estado de coma.
Hipocampo: Se piensa que esta estructura es la encargada de controlar la memoria. Las bebidas alcohólicas hacen que la persona no recuerde lo sucedido durante un periodo de tiempo. Lo que ocurre en estos casos es que el etanol inhibe la producción de neurotransmisores que van al hipocampo, lo que causa daños permanentes, de leves a graves, en la memoria y la capacidad de aprendizaje.
Neuronas más sensibles
El daño que produce el abuso en el consumo de alcohol es mucho más grave en los adolescentes.
Por otra parte, también es perjudicial beber durante el embarazo y la lactancia, ya que puede ocasionar una malformación del cerebro del feto, lo que se manifestaría en la edad escolar con problemas de atención, aprendizaje y comportamiento.
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