Durante décadas, la ciencia ha debatido si nuestra salud y longevidad dependen más de la genética o de factores externos. Hoy, un nuevo estudio publicado en Nature Medicine pone sobre la mesa información muy relevante sobre esta eterna pregunta. Y, en contra de lo que muchos podrían pensar, el impacto del entorno en la salud parece ser mucho más determinante que la herencia genética. Desde las decisiones cotidianas que tomamos hasta el lugar donde vivimos, nuestro entorno moldea la forma en que envejecemos, nuestra calidad de vida e incluso nuestras probabilidades de padecer enfermedades crónicas.
El impacto del entorno en la salud: Lo que dice la ciencia
Investigadores de la Universidad de Oxford y el Centro Médico Erasmus de Róterdam analizaron datos de casi medio millón de personas provenientes del UK Biobank. Este es uno de los bancos de datos de salud más completos del mundo. Lo que encontraron es contundente: los factores ambientales no solo influyen, sino que explican en gran medida cómo envejecemos y cuántos años vivimos. De hecho, el impacto del entorno en la salud resultó ser casi ocho veces mayor que el de la genética en términos de esperanza de vida.
Factores ambientales clave que afectan el envejecimiento
Entre los factores ambientales identificados que aceleran o frenan el envejecimiento destacan:
- Consumo de tabaco (activo y pasivo)
- Nivel socioeconómico
- Actividad física
- Calidad del sueño
- Red de apoyo social
La infancia también cuenta. Por ejemplo, crecer en entornos más desfavorecidos o sufrir obesidad infantil deja huellas profundas en el envejecimiento biológico. Según el estudio, crecer con una estatura más baja puede ser protector, mientras que estar expuesto al humo de tabaco desde el vientre materno acelera el deterioro.
Genes o entorno: ¿Quién tiene la ventaja?
A pesar de los avances en genética y la identificación de cientos de variantes asociadas a enfermedades, la influencia ambiental en la salud tiene un peso mucho mayor. Concretamente, los factores genéticos explican solo un 2% de la variabilidad en la mortalidad, mientras que el entorno y el estilo de vida explican un 17%.
Eso no significa que la genética sea irrelevante. En algunas enfermedades específicas, como ciertos tipos de cáncer, el componente hereditario es más significativo. Sin embargo, para la mayoría de las enfermedades cardiovasculares, respiratorias, hepáticas y renales, el estilo de vida y el entorno son decisivos.
Decisiones cotidianas que impactan tu salud
Lo que comemos, cómo dormimos, si mantenemos relaciones sociales activas y si hacemos ejercicio regularmente son decisiones diarias que construyen, o deterioran, nuestra salud. Dejar de fumar, priorizar la actividad física y gestionar el estrés son, sin duda, acciones que pueden prolongar la vida y mejorar su calidad.
En palabras del Dr. Manuel Collado, investigador científico del CNB-CSIC en el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela (IDIS) “la buena noticia es que 23 de los 25 factores ambientales identificados son modificables. Eso nos da un margen de acción enorme para cambiar el curso de nuestro envejecimiento y prevenir enfermedades”, según ha explicado en declaraciones al Science Media Center de España.
Diferencias étnicas y sociales en la longevidad
Un dato sorprendente que reveló el estudio es que las comunidades étnicas minoritarias en el Reino Unido, a pesar de enfrentar condiciones socioeconómicas más adversas, presentaron tasas de mortalidad más bajas que la población blanca. Este fenómeno, aún sin explicación definitiva, sugiere que hay factores de resiliencia o protección cultural y comunitaria que merece la pena investigar más a fondo.
Limitaciones y próximos pasos en la investigación
Como todo estudio observacional, este tiene limitaciones. Por ejemplo, los datos sobre el estilo de vida y el entorno se recogieron en un momento específico, lo que impide captar cómo evolucionan a lo largo de la vida. Además, no se exploraron en profundidad las interacciones entre genes y entorno, un campo que promete descubrimientos fascinantes en los próximos años.
Sin embargo, el valor de este estudio es incuestionable. Proporciona un mapa integral de cómo el entorno moldea nuestra salud y longevidad, y lo hace con el respaldo de una de las bases de datos más completas y robustas a nivel mundial.
La genética no es el destino: El poder de nuestras decisiones
En última instancia, el mensaje es claro: no podemos cambiar los genes que heredamos, pero sí podemos transformar nuestro entorno y nuestras decisiones cotidianas. Desde mejorar nuestra dieta hasta dormir mejor o fortalecer nuestras relaciones sociales, cada pequeño cambio suma al objetivo de un envejecimiento más saludable.
Preguntas frecuentes
¿Cómo afecta el entorno a la salud?
El entorno, que abarca factores físicos, sociales, económicos y ambientales, tiene un peso determinante en el desarrollo de enfermedades y en el envejecimiento.
¿Es más importante la genética o el entorno?
Para la mayoría de las enfermedades y la longevidad general, el entorno y el estilo de vida son mucho más importantes que la genética.
¿Puedo mejorar mi salud sin importar mi genética?
Absolutamente. Cambios como dejar de fumar, hacer ejercicio, dormir bien y mantener relaciones sociales sanas tienen un impacto enorme.
¿Cuáles son los principales factores ambientales que afectan la salud?
El tabaquismo, la pobreza, la inactividad física, la mala calidad del sueño y la falta de apoyo social son algunos de los más relevantes.
¿Por qué algunas minorías étnicas viven más tiempo?
El estudio sugiere que factores culturales, comunitarios y sociales podrían ofrecer cierta protección, aunque se requiere más investigación.
¿Los niños también son afectados por el entorno?
Sí, las condiciones durante la infancia, como la exposición al tabaco o el nivel socioeconómico, tienen efectos duraderos en la salud y el envejecimiento.
Por Karla Islas Pieck
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