- Un estudio revela que los cerebros de los bebés comienzan a reconocer y especializarse en su idioma nativo antes de nacer.
- La investigación, liderada desde Francia, sugiere que la lengua que un bebé escucha durante el embarazo deja una marca duradera en la plasticidad cerebral.
- El estudio sugiere que los bebés no solo escuchan, sino que también procesan sonidos desde el útero, dejando una marca duradera en su cerebro que afecta la forma en que perciben y aprenden el lenguaje después del nacimiento.
Cuando el bebé está en el útero de su madre, a partir de la vigésimo primera semana de embarazo (quinto mes), el bebé comienza a percibir la música, las conversaciones y los ruidos que ocurren en su entorno. Estos estímulos son muy importantes, ya hay evidencias de que los bebés empiezan a aprender desde su etapa intrauterina.
Ahora, un nuevo estudio liderado desde Francia, sugiere que los cerebros de los bebés pueden reconocer y se especializan en su idioma nativo desde el embarazo. Esto refuerza la idea de que la lengua o lenguas que escucha un bebé cuando está en el vientre materno tiene un impacto en la plasticidad del cerebro infantil.
El experimento involucró a 33 recién nacidos expuestos prenatalmente al francés, y se utilizó electroencefalografía (EEG) para medir su actividad neural en 10 sitios de electrodos frontales, temporales y centrales. Después del nacimiento, sus madres les leyeron cuentos en tres idiomas diferentes: francés, español e inglés. Los investigadores observaron cambios en la dinámica neural, específicamente en las bandas de frecuencia delta y theta, que corresponden a las unidades lingüísticas presentes en la señal prenatal. Esto significa que los bebés reaccionaban de forma diferente a la lengua a la que habían estado expuestos antes de nacer.
Los investigadores partieron de la idea de que los bebés comienzan a adquirir el lenguaje desde antes del nacimiento. El entorno intrauterino actúa como un filtro de paso bajo, atenuando las frecuencias por encima de 600 Hz, lo que da lugar a una señal de habla prenatal filtrada de baja frecuencia, preservando la prosodia, es decir, la melodía y el ritmo del habla.
Los resultados del estudio indican que la actividad electrofisiológica en los recién nacidos presenta correlaciones temporales a largo plazo incrementadas después de la estimulación con el habla, especialmente en el idioma escuchado durante el periodo prenatal. Imagina esto: durante el embarazo, el bebé está escuchando, filtrando y procesando sonidos, y resulta que este proceso no solo es pasivo, sino que también deja una marca duradera en su cerebro.
La Dra. Raquel Fernández Fuertes, directora del Laboratorio de Adquisición del Lenguaje de la Universidad de Valladolid (UVALAL), dijo en declaraciones al Science Media Center de España que “los trabajos previos sobre el estudio de cómo los bebés y los niños pequeños adquieren su primera lengua (en el caso de la adquisición monolingüe) y sus primeras lenguas (en el caso de la adquisición bilingüe y multilingüe) vienen mostrando desde hace tiempo la importancia de la exposición al lenguaje. Es decir, la adquisición del lenguaje se produce porque los bebés están expuestos a un input lingüístico, entre otros factores relevantes (por ejemplo, la herencia genética). La presente investigación da un paso adelante (o hacia atrás en términos de la cronología del bebé) al explorar si esto es así también prenatalmente.
Esta experta comenta que este estudio “deja la puerta abierta a considerar otras cuestiones que ayudarían a completar la información que tenemos sobre cómo el cerebro desarrolla y procesa el lenguaje, por ejemplo, analizando las lenguas tonales en las que los patrones de entonación implican un cambio de significado que no se produce en las lenguas no tonales como las tres consideradas en este estudio. Además, aún queda por investigar si los efectos de facilitación aquí descritos para el lenguaje pueden extenderse también a otros dominios (por ejemplo, la música)”.
Por su parte, la Dra. Silvia Nieva Ramos, investigadora en el departamento de Psicología Experimental, Procesos Cognitivos y Logopedia de la facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, añade que “el estudio es de calidad y ha pasado la revisión por pares. El equipo de investigación pertenece a la Universidad Paris Descartes (Paris Cité) y ha pasado por el comité de ética de dicha universidad. Se apoya en datos y métodos sólidos”.
A su juicio, “el artículo parte de premisas bien asentadas en la investigación: los neonatos tienen percepción intrauterina, en concreto procesan características fonoprosódicas (entonación, melodía, cualidades rítmicas…), tienen referencia por la lengua materna y por la voz de la madre y pueden discriminar lenguas de diferentes estructuras rítmicas”.
Por su parte, el Dr. Jordi Costa Faidella, profesor agregado de Brainlab en la Universitat de Barcelona (UB) e investigador en el Institut de Recerca Sant Joan de Déu, y Carles Escera, catedrático de Neurociencia Cognitiva de Brainlab (UB) e investigador en el Institut de Recerca Sant Joan de Déu, coinciden en que “hace tiempo que se sabe que las experiencias auditivas intrauterinas, como la exposición al habla o a la música, modulan la forma en la que los recién nacidos perciben el sonido, incluyendo sus preferencias. Por ejemplo, los bebés prefieren la voz de la madre a otras voces. Y los bebés de madres que cantan a diario o escuchan música por altavoces, nacen con una mejor capacidad de codificar el tono de la voz. Este estudio constituye una aportación interesante al campo, aunque creemos que es difícil asegurar que sus resultados reflejan directamente las características del idioma materno. Para ello se debería poder replicar los resultados en bebés nativos de los otros idiomas que aparecen en el estudio (español e inglés)”.
Así que la próxima vez que hables con un bebé, ¡recuerda que su pequeño cerebro podría estar trabajando duro para comprender y conectarse contigo desde el primer instante!
Por Karla Islas Pieck
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