- Los factores genéticos, la edad avanzada y la obesidad son algunos de los principales factores de riesgo de la trombosis, aunque no los únicos.
- La actividad física es la principal herramienta disponible para la prevención de una enfermedad que puede llegar a tener importantes consecuencias para la salud.
- A pesar de ser la tercera causa de mortalidad en el mundo occidental, la trombosis sigue siendo una gran desconocida entre la población general.
La trombosis consiste en la formación de coágulos de sangre o trombos en las venas, por lo general, en las piernas. Cuando uno de estos coágulos se desprende, puede circular por el torrente sanguíneo y acabar ocasionando una embolia pulmonar. Representa un importante desafío de salud a nivel mundial, tanto por su frecuencia como por sus consecuencias potencialmente devastadoras. A menudo silenciosa y esquiva en sus primeras etapas, la trombosis puede conducir a complicaciones graves como el tromboembolismo pulmonar, el infarto de miocardio o el accidente cerebrovascular o ictus, entre otros.
De acuerdo con los datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, se estima que 900.000 personas al año podrían estar afectadas por la trombosis venosa profunda o por embolia pulmonar anualmente y entre 60.000 y 100.000 fallecimientos serían derivadas bien por su causa. El 33 % de las personas que han tenido una trombosis venosa profunda tendrán importantes consecuencias.
A pesar de todas estas graves complicaciones, en la actualidad la trombosis sigue siendo una gran desconocida. “Es la tercera causa de mortalidad en el mundo occidental y a pesar de eso no es tan reconocida como el infarto de miocardio o el ictus” apunta el Dr. José Manuel Soria, jefe del Grupo de Investigación en Genómica de Enfermedades Complejas del Instituto de Investigación Sant Pau, de Barcelona (España) y especialista en trombosis.
Una cuestión de genética y de edad, pero también de otros factores
Y es que, aunque cualquier persona puede tener una trombosis, lo cierto que actualmente se sabe que un porcentaje muy elevado de esta enfermedad tiene una base genética. “Sabemos que existen unos factores genéticos que aumentan el riesgo de una trombosis, sobre todo en situaciones concretas. Pero también hay que tener en cuenta que existen circunstancias que inciden en su aparición”, apunta el Dr. Soria, señalando que no es necesario ser alarmista pero si tener en cuenta que si existen antecedentes familiares de trombosis hay más probabilidades de sufrirla.
La edad es otro de los factores que tiene una importancia destacada en la trombosis. Cuanta más edad, más riesgo, como destaca el experto. “Si en la población general la incidencia de esta enfermedad está entre 2 y 3 casos por cada 1.000 habitantes, en la gente de más de sesenta y cinco años esto aumenta hasta el 1 %”. O lo que es lo mismo, 10 casos por cada 1.000 habitantes.
Aunque estos dos factores están muy relacionados, no son los únicos tampoco. “La obesidad es el otro factor que está muy relacionado con la trombosis, y personas con un índice de masa corporal superior a 30 tiene un importante aumento del riesgo de trombosis”, añade el Dr. Soria. “También hay circunstancias concretas, como el uso de anticonceptivos orales en las mujeres, que se sabe que facilitan la aparición de trombosis y por eso en aquellas que tienen antecedentes familiares es importante consultarlo con su ginecólogo antes de iniciar a tomar estos tratamientos anticonceptivos”. Además hay algunas patologías que favorecen la aparición de trombosis, como es el caso del cáncer, tanto la propia enfermedad como algunos tratamientos de quimioterapia que se usan para combatirlo.
Luchar contra el sedentarismo
A pesar de todos estos factores que aumentan el riesgo, también existen determinadas cosas que podemos hacer para conseguir prevenir la aparición de la trombosis. “Mantener una vida activa es sin duda una de las más importantes. El sedentarismo es uno de los factores de riesgo más importantes para todas las enfermedades cardiovasculares”, explica el Dr. Soria.
De esta forma, el experto incide en la importancia de realizar ejercicio físico como una de las opciones más eficaces de las que disponemos para lograr prevenir esta enfermedad y que está al alcance de todo el mundo. “Hay gente que puede pensar que no tiene tiempo para hacer ejercicio, pero luego es posible demostrarles que no es cierto. Puedes optar por subir las escaleras o bajarte una parada de bus antes de tu destino”.
Donde no existe tanta evidencia es que medidas nutricionales pueden ayudar a prevenir su aparición. “Aunque existe una relación demostrada con la obesidad y por sentido común cualquier dieta que nos ayude a mantener el peso debería también servir como protectora frente a la trombosis”, explica el experto.
Lo que no es una buena idea, como siempre, es el automedicarse para prevenir el riesgo. “Aunque sepamos que tenemos antecedentes familiares o condiciones que pueden favorecer la trombosis, esto no justifica que podamos tomar medicamentos antitrombóticos, que siempre deben ser supervisados por especialistas sanitarios”, comenta el Dr. José Manuel Soria. “De todas formas, también nos encontramos con personas que se encuentran en situaciones protrombóticas y no son conscientes del riesgo que están sufriendo, no tomando los medicamentos que se les recetan”.
Síntomas de una trombosis
Existen fundamentalmente dos tipos de eventos relacionados con la trombosis: la trombosis venosa profunda y la embolia pulmonar. La primera se da, tal como explicamos anteriormente, principalmente en las piernas. La segunda es la consecuencia de una trombosis en una extremidad inferior que se desprende y llega al pulmón. “Esta es potencialmente mortal”, añade el Dr. Soria.
En el primer caso, como se produce un tapón que obstruye de forma parcial o total una vena, la sangre deja de circular. En estos casos es habitual que se produzca una coloración rojiza en la zona, se hinche y se produzca dolor, siendo incluso posible un aumento de la temperatura. “Estos síntomas deberían ser suficientes para acudir al médico a consultar qué puede estar pasando”. En la embolia pulmonar, el síntoma es una sensación de ahogo al respirar, al verse comprometida una parte del pulmón. También se puede producir dolor. “En estos casos debería acudirse a urgencias”.
Necesidad de más investigación
Actualmente se sabe que existen factores genéticos que favorecen la aparición de la trombosis, pero estos no acaban de explicar todos los casos que hay. Por eso el Dr. Soria insiste en la importancia de seguir investigando sobre las causas de esta enfermedad. “Esto es algo en lo que todos tenemos que apoyar y ser conscientes de que necesitamos recursos para hacer esta investigación”.
El experto también incide en la necesidad de hacer campañas de divulgación que ayuden a difundir la trascendencia de esta patología. Un ejemplo es la asociación sin ánimo de lucro Activa’TT, fundada en 2018 con el objetivo de promover actividades formativas y de investigación, divulgación e información dirigidos a los pacientes, a los profesionales de la aluda y la sociedad en general.
Por Miguel Ramudo
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