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Una de las dificultades más importantes con las que tienen que lidiar las personas con trastorno del espectro autista (TEA) es la de identificar las emociones y las intenciones de otras personas. Como no son capaces de hacerlo adecuadamente no pueden aprovechar todo el aprendizaje que proviene de observar el comportamiento, los gestos y las emociones de una persona.

Un estudio llevado a cabo por investigadores del Universitat Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona, España, ha querido comprobar si el uso de la música podría ayudar a estas personas con TEA a mejorar en el reconocimiento de las emociones en las expresiones faciales. Los investigadores partieron de la premisa que estas personas suelen disfrutar con la música de igual manera que los neurotípicos –o personas que no padecen trastornos del neuordesarrollo como el autismo o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad u otros trastornos mentales– y que también suelen verse afectadas emocionalmente por la música.

Los niños con TEA frecuentemente tienen intacto el procesamiento de la música e incluso hay estudios que confirman que son mejores procesando y reconociendo el tono que las personas neurotípicas”, explica el Dr. Rafael Ramírez, coautor del estudio publicado en la revista Brain Sciences y director del Music and Machine Learning Lab de la UPF. Por esta razón pensamos en utilizar la música para reforzar la identificación de las emociones en las expresiones faciales”.

Una mejora del 30% en la identificación de emociones

Para llevar a cabo su investigación se contó con la colaboración de 25 niños varones, entre los 6 y los 11 años con TEA y de alto funcionamiento, es decir, con un coeficiente intelectual superior a los 80 puntos. Además los investigadores utilizaron una base de 4.900 imágenes de expresiones faciales humanas, un conjunto compuesto por fotos a color de 70 hombres y mujeres que muestran un conjunto de 7 expresiones emocionales diferentes, cada una vista desde 5 ángulos diferentes. El trabajo de la UPF no obstante se centró en 4 de las emociones: felicidad, tristeza, miedo y enfado.

Los investigadores dividieron a los dos niños en dos grupos, uno de ellos que realizó los experimentos sin música y otro que contó con ella como apoyo. Posteriormente a cada grupo se les ensañaba las caras y se pedía a los niños que identificaran las emociones. Después volvían a mostrárseles las caras, pero al mismo tiempo se les ponía un audio con la emoción que concordaba con la emoción de la imagen. Por último se volvía a mostrar las caras sin audio para ver si había un efecto residual.

En la parte de visionado de las fotografías los resultados fueron muy claros. Casi todas las respuestas verbales mejoraron la precisión a la hora de identificar las emociones. Al inicio del experimento el porcentaje de éxito era de casi el 47% y al final subió al 77%”, explica el Dr. Rafael Ramírez, quien añade que se usaron diferentes imágenes y audios para evitar la memorización y que los niños nunca vieron la misma imagen ni en la misma sesión ni en sesiones diferentes.

Además de observar la emoción percibida por los niños a través de respuestas orales, el trabajo de los investigadores de la UPF también quiso evaluar la emoción que estas imágenes inducían en los niños, analizando para esto la actividad cerebral de los participantes mediante un encefalograma. Aunque estos datos no están perfectamente correlacionados, al terminar el estudio sí pudimos observar una correlación mucho mayor entre el estado emocional de los niños, estimada de su señal cerebral, y el estímulo mostrado”, añade el Dr. Ramírez.

La música como una herramienta

Estos resultados parecen indicar que la música se puede utilizar como herramienta para mejorar tanto la identificación de emociones en las expresiones faciales como la inducción de emociones a través de estímulos faciales en niños con TEA de alto funcionamiento.

El siguiente paso, explica el Dr. Rafael Ramínez, sería extenderlo a situaciones contextuales, como por ejemplo videos con contenido emocional. También pensamos gamificar la esencia del estudio para que los niños con TEA puedan mejorar sus capacidades emocionales mientras juegan desde casa”.

 

Por Miguel Ramudo
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Imagen: ©Shutterstock / JpegPhotographer

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